En el marco de su visita a Argentina, Élisabeth Roudinesco brindó varias conferencias, que incluyeron una en la Biblioteca Nacional el día 5 del corriente mes, donde inauguró el Centro Argentino de Historia del Psicoanálisis, la Psicología y la Psiquiatría que funcionará allí. Y otra en la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires. A su vez brindó una conferencia magistral en la Facultad de Psicología de la U.N.L.P. el día 6 de Septiembre.
Roudinesco es Doctora en Letras, psicoanalista y escritora de renombre internacional, y se la reconoce como una de las fundadoras del campo disciplinar de la historia del psicoanálisis en Francia. Discípula de figuras como G.Deleuze y Michel de Certeau, alumna de los cursos de Foucault y Barthes, y cercana a Louis Althusser y Jacques Derrida, actualmente es directora de investigación en la Universidad de París VII y catedrática en la École Normale Supérieure. Preside la Sociedad Internacional de Historia de la Psiquiatría y el Psicoanálisis y es cronista regular del periódico Le Monde. Es crítica de los planteos conservadores del psicoanálisis y propone retomar el impulso cuestionador de los planteos freudianos.
Tanto yo como muchos otros estudiantes fuimos a presenciar con altas expectativas su ponencia, la cual se titulaba “Psicoanálisis, política y sociedad” y convocó un gran número de oyentes al auditorio de Psicología de la UNLP. En el contexto político y social actual, como estudiantes de dicha carrera y futuros trabajadores de la salud mental debemos tener una actitud de compromiso. Estamos en épocas que ameritan plantearnos qué clase de profesionales queremos ser, dado que la formación académica nos preformatea para salir al campo laboral con un perfil profesional que nos empapa muy poco a los futuros psicólogos con políticas y conciencia de factores de cambio y lucha.
Con el auditorio repleto, se hicieron presentes Alejandro Dafgal, director del citado Centro Argentino de Historia del Psicoanálisis, la Psicología y la Psiquiatría, y el vicedecano de la Facultad de Psicología, Xavier Oñativia, en marco de su aspiración a tomar el puesto de Decano de dicha institución en las próximas elecciones.
La conferencia mutó a un relato de la vida de la autora, quien se jactó de su cercanía a Lacan, su participación en la Sorbona y poco dijo sobre lo que muchos habíamos ido a escuchar: sus planteos sobre el rol del psicoanálisis en el contexto político actual. Resaltó que su formación se dio enlazada a un marco político y social de lucha, haciendo de ese espacio de formación académica una fuente de “pura pulsión de vida”. Finalizando la conferencia, un alumno de la carrera de grado interrumpe pidiendo que, teniendo en cuenta la convocatoria del evento y el renombre internacional de la oradora, se realice una foto de la misma con los cientos de presentes en el auditorio, pidiendo por la aparición con vida de Santiago Maldonado. En ese momento fue notoria la incomodidad de Oñativia, y lo sorprendentemente triste, fue escuchar la queja de algunos cuantos estudiantes de una carrera como la que es Psicología. Sorprendente ya que se supone que allí se forman profesionales de la salud mental, quienes como tales deben tener un compromiso social y político. Y por ende formarse con un pensamiento crítico y lanzarse a la sociedad como agentes de cambio. Pero, más sorprendente todavía, en contraste con lo que había planteado en su exposición, tristemente Roudinesco se negó a unirse a la causa “por no conocerla a fondo”, lo cual motivó incluso algunos aplausos. Como intento de sostener esa figura “revolucionaria” que había relatado, intentó hablar de los hijos restituidos, pero el daño ya estaba hecho, desde la institución, en un evento con proyección internacional. Quienes dirigían esa conferencia habían enmudecido el nombre de Santiago, pasando así a ser cómplices a quienes se lo llevaron.
Terminada la conferencia, salí de ahí con un sabor amargo, de derrota, sintiendo la violencia de la institución una vez más y con una pregunta cuya respuesta me aterra: ¿Qué clase de profesionales son los que forman la institución? ¿Qué tipo de psicólogos son aquellos que renegaron por la lucha de la aparición con vida de un desaparecido? ¿Cómo vamos a hacer para romper con las políticas de Estado que nos han vaciado de sentimiento de lucha? A diferencia de Roudinesco, parecería que mi espacio de formación actual contiene mucho de pulsión de muerte.
La Facultad de Psicología supo ser otra cosa: tenemos una larga lista de compañeros desaparecidos, que vieron que su rol profesional no podía ir separado de una transformación radical de la sociedad, y pusieron su conocimiento al servicio de las necesidades de las mayorías. Pos dictadura la orientación de la carrera cambió, y triunfo en la pugna un enfoque clínico más individualista y escindido de la realidad. Sostener ello es responsabilidad de las autoridades.
Pero seguramente muchos de los que fuimos, estudiantes, e incluso docentes, nos quedamos con la misma sensación de bronca. Está en nosotros recuperar esa tradición, que hoy implica en primer lugar pelear por la aparición con vida De Santiago Maldonado, rediscutir nuestra formación y el rol de futuros trabajadores de la salud mental.
(Foto: Diario El día) |