Para el lector desprevenido la irrupción del genocida Barreiro en los medios puede aparecer sólo como una declaración más del dueño de la vida y de la muerte no sólo de La Perla sino de todo el Tercer Cuerpo de Ejército, junto al chacal Menéndez.
Algún miércoles o sábado de aquel junio del 76, también pasó por el Campo de la Rivera a cumplir sus funciones de torturador, algo habitual en ese campo de concentración aun antes del golpe donde ya ese campo era un centro clandestino.
En el mismo momento de sus declaraciones sobre el destino de algunos desaparecidos, no casualmente, Strassera, el fiscal impoluto de la democracia, se preocupa por el estado de salud y su edad para abrir la puerta de su prisión domiciliaria, y todos los candidatos debaten sobre cómo terminar con los juicios, Macri no puede disimular que fue el único bloque que se negó a votar el proyecto de ley que reiteraba la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad y rechazaba toda posibilidad de indultos o amnistías; mientras el genocida Milani es el jefe del Ejército reivindicado por Barreiro. Tampoco casualmente, desde el diario La Nación se ensayan hipótesis en las que podría empezar a discutirse cambiar (bajar) penas a cambio de romper el silencio. Una verdadera extorsión.
Tiempo atrás, el secretario de derechos humanos de la Nación, Martín Fresneda, fundador de HIJOS Córdoba, decía que había que ir cerrando los juicios a los genocidas en 2015.
Hoy, ante el debate con la oposición de derecha, no puede sostenerlo, pero lo cierto es que si los juicios se mantienen es por la lucha tenaz de los organismos independientes que lograron con movilización y lucha abrir a cuenta gotas algún nuevo juicio. El gobierno se cuidó muy bien de desguazar los juicios de lesa humanidad como si fueran asesinatos aislados y los genocidas fueran asesinos seriales; tal es así que el caso La Perla es ¡solo por 27 casos! La Perla, que entrabas y antes de preguntar el nombre el primer paso era la tortura y en el caso de las compañeras la violación, y pasaron casi 2000 compañeros por el feudo de Barreiro y el 90% está hoy desaparecido.
Instrumentar los juicios de esta manera hace que sean varias condenas a cadena perpetua para unos pocos que se repiten en muchos casos y el grueso de los genocidas siguen paseando entre nosotros. Cuando declaran, para los oficiales ya es un latiguillo que revistaban en inteligencia y que no tenían nada que ver con las torturas y para la suboficiliadad o eran choferes o simplemente "cuidaban" como en el caso De la Rivera donde eran gendarmes los que cumplían esa función, y si no me falla la memoria hay solamente un condenado de esa fuerza, muchos de ellos seguramente sean los caranchos de Torales y Berni que reprimen a los indomables obreros de Lear en la Panamericana junto con el espía del Ejército, coronel Galeano, que casualmente también revistaba en Córdoba por aquellos años. Son juicios donde los testigos que presenta la defensa de los genocidas mas que testimoniar confiesan literalmente su participacion y siguen libres. Hay solo 506 genocidas condenados ,y un poco mas de 1500 los procesados que a esta altura muchos moriran antes que el juicio finalice. Lamentablemente muchos sobrevivientes afines al gobierno defienden esta política gubernamental para con los juicios de lesa humanidad,y se conforman con 500 condenas sobre 30.000 desaparecidos. Hay que redoblar la lucha para que los juicios se hagan por circuito represivo y que se abran los archivos, única manera de ganarle al tiempo biológico y los genocidas terminen sus días tras las rejas. No perdonamos,no nos reconciliamos queremos cárcel común y efectiva para todos los genocidas muchos de los cuales están hoy trabajando dentro de este gobierno nac& y pop
Jorge Turco Sobrado ex detenido desaparecido campo de La Rivera |