Un estudio realizado por el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac), sacó a la luz abismales diferencias entre medicamentos de marca y sus respectivos bioequivalentes, llegando incluso a diferencias de 3.000% en su precio.
Frente a esto, el director del Sernac, Ernesto Muñoz, afirmó que: "las diferencias son apreciables incluso respecto de productos que son exactamente lo mismo, donde únicamente cambia el nombre o la denominación de fantasía".
Algunos ejemplos de esta brecha son la Atorvastatina, la cual se utiliza para la disminución del colesterol, presentando diferencias de hasta un 2032% entre el genérico y el denominado “Lipitor”, llegando a pagar hasta más de $45.000.
Otro ejemplo se refiere al Atenolol, utilizado para la hipertensión arterial, se puede llegar a pagar $11.200 adicional por la compra de “Betacar”, representando un 1898% más que el precio del genérico.
Frente a estas indignantes brechas monetarias, que en su mayoría debe costear el pueblo trabajador, hace falta poner en pie un sistema único de Salud y Previsión, administrado por sus trabajadores, para así acabar con el lucro con la salud de pensionados, trabajadores, mujeres y jóvenes.
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