Alrededor de 200 voluntarios con apoyo de bomberos trabajan en la remoción de escombros y ya han sacado más de cuatro camiones de cascajo.
Aún hay muchas personas debajo de los escombros pero no se puede llegar a ellas. Un bombero ingresó aproximadamente un piso de escombros y le respondió una mujer llamada Gloria, trabajadora de la textilera.
Sandra comenta: “Apenas podemos ponernos de acuerdo, la situación es un caos. El personal de rescate que existe en este país no tiene homogeneidad ni la capacidad suficiente para poder dirigir un rescate de este tipo.”
En las primeras horas había alrededor de 300 personas entre habitantes de la zona y brigadistas, entre todos lograron sacar gran parte de los escombros. Sin embargo, al no existir un mecanismo más técnico para el rescate, se elabora mucho trabajo que cansa pero que no ayuda a llegar a las personas que se encuentran adentro.
“Aproximadamente hace dos horas se empezó a reorganizar y pudimos poner un poco de orden. Ahora hay largas filas sacando escombros, sin embargo no hemos encontrado a ninguna persona viva”, afirma Sandra.
Ante la pregunta de si se encontraba personal militar en la zona, respondió: “No hay personal del ejército realizando labores de rescate, no sé si afuera en la calle, aquí sólo hay pobladores y rescatistas. Lo que sí hay, son granaderos que impiden el paso para más apoyo”.
A la zona ha llegado mucha solidaridad con víveres; agua y alimento, pero Sandra menciona que “lo que se necesita en este punto es sacar a las personas que se encuentran adentro.”
Al término de la entrevista, Sandra eufórica nos comentó que “Después de cinco horas de esfuerzos conjuntos, acabamos de derribar uno de los muros laterales que permitirá facilitar las labores de búsqueda dentro de la fábrica. Comienza ahora una segunda etapa del rescate”. | 
