El pasado 16 de diciembre se reunió nuevamente la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (CSIRA), para realizar un acto en la sede central de SMATA, ubicada en Avenida Belgrano. Ahí mismo, en el auditorio Hugo del Carril, se ponía en pie esta confederación que agrupa a importantes gremios de la industria. Entre los integrantes, toman la posta los mecánicos del SMATA (que tienen la presidencia), la UOM comandada por Caló, el sindicato de la alimentación dirigido por Rodolfo Daer, los textiles (AOT), constructores (Uocra), mineros (Aoma), del Plástico, de Sanidad (ATSA), del Vestido (Soiva y Foniva), y petroleros (FASP y GP), entre otros.
Como anfitrión, y presidente, Ricardo Pignanelli apaciguó a los presentes con sus palabras, donde llamó a defender el modelo. Paso seguido volvió a demostrar que no se hace, sino que es. Emponchando con el cinismo clásico al que nos tiene acostumbrado, alertó que "empresarios malos y políticos malos buscan con un golpe económico que tengamos un 25% de desocupación para que de hecho haya flexibilización y bajen los salarios".
Siguió con la varieté de exaltaciones, luego de que los delegados acreditados votaran, sin mediar debate alguno, por la lista "Blanca" de unidad, encabezada por el mismo Pingnanelli, y el titular de la CGT Antonio Caló. "Qué lindo sería no perder este modelo que nos dio laburo, y que a los gremios industriales nos sacó de la calle y de revolver los tachos de basura. Todos los gremios tenemos que salir a la calle y decir presente”, dijo el hombre al mando del sindicato que más conflictividad tuvo durante el año, causada por los despidos y suspensiones en las empresas. Año en el que jugó el rol de rompe huelgas, encabezando el enfrentamiento a sus propias comisiones internas conducidas por activistas independientes y de izquierda como en el caso de Gestamp o Lear. Esta última, luego de varios meses de lucha intensa, acaba de lograr un histórico fallo de la justicia que obliga a que se reincorpore a sus puestos de trabajo a los despedidos que seguían peleando por su reincorporación.
Pero Pignanelli tenía más para decir. “Hoy todos los generales están acá, están todos unidos. Como decía el general Perón, la empresa es alta y la divisa es clara: la bandera es la del trabajo por el que todos vamos a tener que pelear" afirmó quien asumiera ante los medios (presionado por la enorme simpatía que iban ganando los trabajadores de Lear) las consecuencias que ha atravesado en estos meses la rama automotriz, con más 15000 suspensiones, y cerca de 1000 despidos. Pérdida de empleo que es más profunda, ya que las empresas se valen de diferentes herramientas para disimular los despidos: retiro voluntarios, despidos con causas inventadas, adelanto de jubilaciones, etc. Es el caso de VW Pacheco donde cada puesto perdido no se cubre con uno nuevo. La única amenaza que hiciera Pignanelli durante este año, fue la de movilizar a los trabajadores mecánicos en caso de que el Ministerio de Trabajo no diera marcha atrás con la conciliación obligatoria en Gestamp, y el ingreso de los militantes de la lista oficial del gremio bajo el escudo de la infantería bonaerense a la fábrica Lear, cuando los trabajadores se mantenían contra los despidos.
Los generales de Perón no se cansan, así lo hizo saber el hombre mimado de las multinacionales extranjeras, al cerrar su intervención citando al escritor nacional Arturo Jauretche: "nos quieren entristecer para quitarnos la esperanza y no luchar". "Tenemos que luchar para impedir que con un golpe económico nos tiren el poder adquisitivo que tardamos ocho años en recuperar". Y como el peronismo da para todo denunció al capitalismo que en vez de "estar invirtiendo", busca "competitividad con salarios bajos y desocupación". Pero, ¿acaso los despidos en Lear no son un castigo que propinó la empresa con el aval de este “defensor del empleo”, cuando la comisión interna se había negado a firmar un convenio a la baja para los trabajadores nuevos? Pignanelli no se hace, es.
Las “lecciones” de Caló para los jóvenes
Luego le tocó el turno a Antonio Caló. El titular de la UOM, dejó muy a las claras cuál era el fin de dicho acto. "Un gobierno peronista, mal o bien, sigue siendo peronista. Con un gobierno así se puede discutir", afirmó, sin distinguir entre el gobernador Daniel Scioli y el ex intendente Sergio Massa, los principales candidatos del PJ en su versión oficialista y disidente. Y recordó que tras el cierre de fábricas (como si no tuviera responsabilidad en su rol de burócrata sindical), "con las indemnizaciones los compañeros ponían kiosquitos y remisería. También se fundían, porque al no haber trabajo y consumo no había lugar para todos. A eso no queremos volver y se lo recuerdo especialmente a los jóvenes que no lo vivieron".
Si SMATA se lleva la corona de campeón en despidos y suspensiones, la UOM está en consonancia, ya que el chantaje patronal es moneda corriente como ocurre en la fábrica Peugeot de Tres de Febrero donde aún la patronal francesa junto a los dirigentes de la seccional obligan a los trabajadores a arreglar luego de estar varios meses suspendidos. O que en caso de que sectores opositores le hagan frente a los despidos no escatiman en utilizar los mismos métodos que el gremio mecánico: despidos y expulsión, mediante asambleas fraudulentas a los delegados opositores como es el caso del delegado Ignacio Serrano de la autopartista Metalsa ubicada a escasas cuadras de la fábrica Lear.
Los “indomables” muestran la forma de luchar contra las suspensiones y despidos
Mientras se estaba celebrando este acto, y los diferentes oradores resaltaban los beneficios del modelo, en el acampe de Lear llegaban los primeros obreros de Lear (los “indomables”), bajo el abrumador sol de diciembre, sus caras agobiadas, y con muestras del cansancio de varios de meses de lucha dibujaban sonrisas. Se les había notificado que la justicia obligaba a la empresa a que se los reincorpore nuevamente a sus puestos de trabajo. Ellos no solo estaban felices por su vuelta a la fábrica – que podría implicar una nueva batalla para hacer efectivo el ingreso – sino planificando de qué forma iban a reorganizar nuevamente una fábrica. Luego del golpe del SMATA para extirpar a la opositora Lista Celeste que iba generando simpatía entre los trabajadores mecánicos (como Gestamp), quisieron acallar la voz a los trabajadores que quedaban dentro de planta controlados por la patota “verde” que llegaba al colmo de controlar las planillas de producción.
Los trabajadores de Lear, a diferencia de las exaltaciones discursivas, han mostrado que solo a través de la lucha consecuente, enfrentándose a la Gendarmería, la patota que dentro de planta hostiga diariamente a los delegados legítimos, es la forma defender las fuentes de trabajo. Con su lucha y el último logro han dejado un precedente enorme para los trabajadores.
Los patrones buenos, si los hay, solo viven en el mundo de estos sindicalistas peronistas que sostienen sus ideas a golpe de aprietes y chantajes. Los “golpistas” están dentro de las fábricas; llevan remeras y gorras verdes como estandarte. Los dirigentes de los trabajadores surgirán de la lucha, y se moldearan al calor de la misma.
Los generales de la industria se reúnen, los indomables van por un nuevo round. |