¿Qué opciones de gobierno se abren en Alemania después de las elecciones del 24 de septiembre?
Hace meses quedó claro que en esta elección no se va a producir un cambio de canciller. Merkel va a ser reelecta y vamos a tener cuatro años más de un gobierno encabezado por los conservadores. El dato nuevo es el ascenso de la derecha populista -que tiene incluso lazos protofascistas-, Alternativa por Alemania, que entrará por primera vez al Parlamento con un porcentaje entre el 10 y el 12%, y esto hará más difícil la formación de gobierno.
La llamada “gran coalición” de la Unión Cristiana con la socialdemocracia ya no va a ser tan grande. En el Parlamento actual tienen alrededor del 80% de los escaños, pero van a quedar con mucho menos. La socialdemocracia en los últimos cuatro años ha perdido mucho en intención de voto. A pesar de que en 2013 ya tuvo el peor resultado electoral de su historia, esta vez probablemente va a ser aún más bajo. Estar al lado de Merkel en estos últimos cuatro años no ha ayudado a que recuperen caudal electoral, más bien lo contrario.
Aun así, lo más probable es que se repita un gobierno de “gran coalición” entre el partido de Merkel (CDU y sus aliados bávaros de la CSU) y la socialdemocracia (PSD). Merkel y la Socialdemocracia comparten la misma visión sobre la Unión Europea y el papel de Alemania en el mundo, y la coalición con la socialdemocracia permite un gobierno estable para la burguesía alemana respecto a la política exterior y al proyecto imperialista de Alemania.
La otra posibilidad de coalición es con los liberales (FDP), que se habían quedado fuera del parlamento hace cuatro años y parecía que se iban a liquidar. Al final se recuperaron y puede que lleguen a un gobierno con la Unión Cristiana de Merkel, solos o con un tercer partido que serían los verdes. Esto es menos probable, porque sería una coalición menos estable. En primer lugar, porque tendría menos escaños, pero también por el hecho de que en la política exterior los liberales son mucho más cautelosos en cuanto al proyecto de la Unión Europea y la moneda común, por lo que sería un pacto con más contradicciones. Al mismo tiempo, una coalición con los liberales podría beneficiar a la burguesía alemana para facilitar más ataques al movimiento obrero.
Un gobierno de “gran coalición” (CDU-PSD), o un gobierno Negro-amarillo (por los colores de los conservadores y los liberales), éstas son las dos principales opciones de gobierno, ambas de carácter conservador.
¿En qué situación está la socialdemocracia alemana? Parecía que iba a recuperarse de su persistente declive, pero no lo ha logrado.
A principios de este año parecía que el “efecto Schulz” podía revivir a la socialdemocracia, pero era un fenómeno muy superficial. Las elecciones provinciales mostraron que la socialdemocracia no pudo aprovechar a Schulz para avanzar. Esto claramente es subproducto de que el SPD ya no tiene nada que ofrecer a la gran mayoría de la población. Nosotros aquí en Berlín tenemos un gobierno con mayoría socialdemócrata y los trabajadores que están en lucha enfrentan a este gobierno, como por ejemplo los trabajadores municipales que estuvieron en huelga esta semana. Y los “pequeños logros” que la socialdemocracia quiere mostrar, como el establecimiento desde 2015 de un salario mínimo legal, nadie los identifica con el SPD sino con Merkel. La figura de Schulz mostró rápidamente sus límites, es un personaje que no tiene nada nuevo y renovador, sino que formaba parte de los viejos políticos tradicionales socialdemócratas, con el agregado de haber sido un alto burócrata de las instituciones europeas frente a otras figuras más nacionales. El europeísmo de Schulz es casi más fuerte que el de Merkel.
¿Qué papel desempeña en el escenario político actual la ultra derecha de Alternativa por Alemania?
En las últimas elecciones hace cuatro años, Alternativa por Alemania tenía tan solo unos meses de existencia y se quedó por fuera del Parlamento por muy poco. [Hace falta un 5% de los votos como piso para ingresar]. En ese entonces era un partido euroescéptico, de ideología más bien nacional-liberal y menos populista de derecha que ahora. Pero eso fue cambiando muy rápidamente desde el 2014, sobre todo con la gran oleada de inmigración que se produjo en los últimos años. El ala más de derecha de este partido creció mucho, e incluso llegó a expulsar a los dirigentes más liberales que habían tenido peso al principio. Ahora el partido tiene un ala de “derecha populista” y otra protofascista.
Lo que muestran estas elecciones es que este partido se consolidó en los últimos dos años. En las elecciones provinciales ya tuvieron mucho crecimiento, incluso en algunas regiones quedaron como segunda o tercera fuerza. Esto último es algo que se puede repetir en las elecciones generales, con un 12% de los votos
¿El auge de Alternativa por Alemania ha presionado a Merkel para tomar un programa más de derecha?
Mi opinión es que se ha derechizado el programa no solo de la Unión Cristiana sino de todos los partidos, incluyendo la izquierda reformista de Die Linke. Podemos verlo claramente en el cambio de discurso y de las políticas hacia los refugiados. En el 2015 se hablaba mucho de la cultura de la “bienvenida”, pero enseguida comenzó el recorte de los derechos para los migrantes, el endurecimiento de las leyes de asilo y el aumento de las deportaciones. Por ejemplo, en los últimos meses el gobierno alemán ha vuelto a deportar personas hacia Afganistán, mientras el mismo gobierno dice que Afganistán es demasiado peligroso para sus soldados. La realidad es que Alternativa por Alemania logró derechizar el discurso político de todos los partidos, incluso de la izquierda reformista. Esto se vio en el gran debate televisado entre Merkel Y Schulz: este partido estuvo presente todo el tiempo, aunque no estuviera en el plató, estaba en el discurso, en las preguntas de los periodistas y en las respuestas de los candidatos.
¿Qué papel desempeña Die Linke, el partido de la izquierda reformista?
Según las últimas encuestas, Die Linke obtiene alrededor de un 10% de los votos y con eso se quedaría más o menos igual que hace cuatro años. Es una muestra electoral de la pasividad de este partido, no hubo grandes movilizaciones impulsadas por Die Linke contra Alternativa por Alemania, ni tampoco hubo grandes iniciativas políticas. Al mismo tiempo, en los gobiernos regionales donde participa Die Linke con el SPD, está apoyando políticas de precarización, políticas antiinmigrantes y de deportaciones. Te voy a dar un ejemplo: en la provincia de Turingia gobierna una coalición Die Linke-SPD-Verdes, con Die Linke encabezando. Allí, en 2014, este partido suspendió las deportaciones durante los meses de invierno, como una tregua parcial. Sin embargo, en los últimos años esta medida -ya de por sí limitada- no se implementó más. Es decir, que el gobierno de Die Linke mantiene las deportaciones incluso en invierno. Esta es otra muestra de una derechización general. Incluso en el discurso de su principal candidata ha sido notorio el intento de tratar de ganar votos a la ultraderecha diciendo cosas contra los inmigrantes. Die Linke está actualmente en tres gobiernos provinciales: en Brandemburgo y en Berlín como minoría y en Turingia a la cabeza, en coalición con el SPD y los verdes.
¿Entonces Die Linke no aparece como una alternativa?
En las provincias donde Die Linke tiene responsabilidad de gobierno sigue habiendo precarización, siguen intactas las leyes de flexibilidad laboral y de precariedad que implementó la socialdemocracia, la llamada “Agenda 2010” que impuso el excanciller Gerhard Schröder entre 2003 y 2005.
En Berlín Die Linke está en el gobierno en coalición con la socialdemocracia. En este momento hay huelgas en los hospitales municipales, y Die Linke es responsable también de que no haya una suba de salarios. Hace diez años, cuando Die Linke estaba en el gobierno en Berlín, tuvo a su cargo el hecho de privatizar decenas de miles de viviendas. Y por todo esto, sobre todo en Alemania Oriental, Die Linke es visto por muchos como “otro partido más”, como una parte del establishment, aunque tenga un discurso mucho más de izquierda que el resto. Para mucha gente Die Linke no aparece como una alternativa real, porque en el gobierno hace todas las cosas que condena cuando está en la oposición.
Frente a estas elecciones, ¿qué opciones ves para la izquierda anticapitalista?
Nosotros en los últimos años venimos diciendo que no se puede esperar nada de Die Linke. Obviamente muchos trabajadores, jóvenes y estudiantes tenían expectativas en este partido, pero se sigue demostrando que no tiene nada para ofrecer para solucionar los problemas de la gran mayoría de la población. Y no creemos que un voto a este partido pueda cambiar las condiciones de vida de los trabajadores, los inmigrantes y la juventud.
En el último tiempo se sumó una presión muy fuerte, al tiempo que iba creciendo la derecha populista, la idea de un “voto útil” en contra de la ultraderecha. Obviamente no es lo mismo si la extrema derecha saca un 10% o un 20% de los votos, pero no pensamos que un voto a los partidos del establishment pueda poner un freno al crecimiento de la extrema derecha. Al contrario, pensamos que estos partidos son los responsables de la emergencia de este partido. Por eso pensamos que hay que romper con esta lógica de “mal menor”, votar nulo y comenzar ya a organizarnos de manera independiente de todos estos partidos, con una perspectiva anticapitalista, socialista y antiimperialista.
Entrevistó: Josefina L. Martínez |