Entre el 5 de agosto y el 18 de septiembre pasado, el trabajo de los buzos tácticos abarcó 60 kilómetros del Río Chubut y una superficie de 1.800.000 de m2. El resultado de la búsqueda de Santiago, incluso mucho antes que el juez Otranto dijera que la “hipótesis razonable es que se hubiera ahogado”, fue negativo. A pesar de la inmensa cantidad de horas hombres utilizadas, a pocos días de su desaparición.
Hoy el diario Clarín difunde un “informe exclusivo” donde la Prefectura Naval recomendaría continuar la tarea varios kilómetros más abajo, ya en la estancia de Benetton. Según el informe, en el primer rastrillaje “no se pudo continuar con la actividad debido a la negativa de la comunidad mapuche que considera a las aguas del río como sagradas”.
El texto es sugestivo. El problema de la búsqueda en el río habría sido una supuesta actitud de la comunidad en un primer rastrillaje.
Lo cierto es que, en acuerdo con la comunidad o por la fuerza, los buzos y el personal de tierra pudieron recorrer ampliamente el territorio. La conclusión, como decíamos, fue negativa. Por la forma del río, su profundidad y caudal, el enramado y la forma en que deposita cualquier objeto en la orilla, la “hipótesis” de Otranto fue “razonablemente” descartada.
No solo por los buzos en sus informes parciales, sino por especialistas del lugar. En el programa PM de La Nación, Luciano Zapata, miembro del grupo de búsqueda y rescate de personas de Esquel, aseguró que "se debía haber quedado no más de los 200 metros río abajo. Por la cantidad de personas que lo buscaron lo debían haber encontrado". Ricardo Bartolomé, integrante del equipo de buzos de bomberos voluntarios, concluyó lo mismo. "El agua no viene tan turbia y, por las ramas, el cuerpo se debía haber enganchado en algún lado".
Pero hay un dato importante para agregar. En un video del día de ese primer rastrillaje, se puede ver al equipo de buzos, referentes de derechos humanos e integrantes de la comunidad mapuche intercambiar conclusiones sobre el trabajo que hicieron durante varias horas y cientos de metros.
Allí un joven mapuche le pregunta si “¿es posible que se lo haya llevado el río con estas ramas?”. El oficial principal Juan Carlos Mussin asegura que “se choca con todo eso, las ramas. En todo ese pedazo que buscamos no encontramos nada, ropa, nada raro”. Se trataba de una longitud de más de 400 metros, que en los posteriores operativos se fue ampliando sucesivamente.
Pero además, cuando se despiden se escucha un diálogo:
Bueno, muchas gracias – dicen los integrantes de la comunidad.
No, gracias a ustedes, por la amabilidad de dejarnos trabajar – le responde el oficial a cargo.
La nueva operación, que vuelve a poner el eje sobre la teoría del desplazado Otranto y su asesor Gonzalo Cané, responsabilizando a las propias víctimas, choca con la realidad. Y no deja de generar desconfianza sobre el accionar de Estado y la Justicia en los próximos días. |