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La Izquierda Diario
19 de diciembre de 2014 Twitter Faceboock

El debate sobre la unidad de la izquierda o un sutil ataque al Frente de Izquierda
Octavio Crivaro | @OctavioCrivaro

Los compañeros de Patria Grande el día miércoles por la noche difundieron un comunicado anunciando que habían llegado a un acuerdo con Unidad Popular, el partido al que pertenecen los diputados Lozano y Victor De Gennaro, que además es candidato a Presidente y que recientemente llegó de su visita al Vaticano.

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Fotografìa : Enfoque Rojo

Al día siguiente ese comunicado había sido borrado. Fue reemplazado por uno que decía que finalmente no se había llegado a ningún acuerdo con el “degennarismo”, aunque sí con el sector que lidera el líder municipal jujeño, el Perro Santillán. A propósito de estos dimes y diretes: ¿Qué hay detrás del debate sobre “la unidad de la izquierda”?

¿Qué unidad en las calles y qué unidad política hace falta?

Hay dos sectores de la izquierda que, frente al crecimiento del Frente de Izquierda (FIT), vienen haciendo un debate tardío sobre la importancia de la unidad de la izquierda, so peligro de que se fortalezca la derecha. Critican, además, al FIT por un supuesto sectarismo, al que nos referiremos más abajo. Se trata, groso modo, de los compañeros de Patria Grande, conformado por la corriente estudiantil porteña La Mella, y por uno de los tres sectores en los que se dividió el Frente Popular Darío Santillán en los últimos años. El otro sector es el MST.

Los compañeros de Patria Grande han lanzado un llamado a “expresar en las urnas la unidad que se expresa en las calles”, llamando al FIT y al sector de De Gennaro a unirse a ellos. Efectivamente, con los compañeros damos no pocas luchas, más allá de las diferencias. En Rosario, sin ir más lejos, hemos estado a la cabeza de luchar por Justicia ante el asesinato del joven Franco Casco, o peleando juntos para que el Triple Crimen de militantes del FPDS en Villa Moreno no termine en impunidad. A nivel nacional, hemos compartido batallas parciales correctas, como el pedido de cárcel para los asesinos policiales y políticos de Maxi y de Darío, entre otras tareas. Retacear las manos para dar estas luchas sería mezquino, no sería de izquierda.
Pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa: la unidad ante luchas justas y necesarias, que sería criminal no tener frente a estos desafíos que nos pone el Estado capitalista día a día, no implica de ningún modo “unirse” de cualquier modo y sin criterios claros para dar batallas políticas frente a las opciones políticas de la burguesía, ya sean K o clarinistas.

Patria Grande, para las elecciones de 2013, luego de tener un acercamiento con Pablo Ferreyra, quien luego fue candidato y es legislador kirchnerista en Capital, terminó cerrando un acuerdo con Claudio Lozano, uno de los héroes del lock out patronal agrario en el 2008. En Rosario, Patria Grande junto a al PCR, que apoya a la Mesa de Enlace e impulsa a De Gennaro como candidato a Presidente, impulsan la candidatura del periodista Carlos Del Frade. La manera aparatística y personalista en la que se discute la candidatura de este compañero al que respetamos mucho, es simétrica a la ausencia de todo debate o discusión sobre el contenido de la lista. Así, el sector llamado Frente de la Ciudad Futura, agrupamiento semikirchnerista, anunció que Del Frade ingresaba a su organización y que sería su candidato a diputado provincial, con guiño del propio periodista. Al día siguiente Del Frade se despegó, aclarando que sería candidato de este FCF pero también de Patria Grande y del PCR y el MST. Hoy, el Frente de la Ciudad Futura milita sus candidaturas por un lado, y el otro sector hace actos por Del Frade y De Gennaro. Nunca se discutió otra cosa que el nombre del candidato. Programa, no. Crítica a los gobiernos, menos ¿La impostura de la unidad para ocultar la mera búsqueda de espacios, de cargos? No es lo nuestro.

El MST en su laberinto

Lo del MST, digamos, adquiere ribetes más risueños. Su principal referente, Alejandro Bodart, sobreactúa un insostenible llamado a realizar unas elecciones internas entre el FIT y la Unidad Popular de De Gennaro, y lanza el grito de construir una izquierda tricolor: roja por los reclamos de los trabajadores, verde por el ecologismo y violeta por los reclamos de género. Pero el MST omite, de manera descarada y por ello cómica, algunas cosas. En primer lugar, que hasta hace escasos meses, antes de que el cineasta Fernando Solanas se pasara con toda su filmografía a construir el UNEN junto a la UCR y el Partido Socialista, el MST consideraba a Pino como el referente alrededor del cual construir una nueva izquierda, con Proyecto Sur. Este espacio estalló sin que se conozcan las “pericias” que explicaran las causas de la explosión.

Además, aun están en internet las vergonzosas, oprobiosas fotografías de los dirigentes del MST marchando del brazo con los líderes de la golpista, genocida y empresaria Sociedad Rural. El MST llamó Rebelión Agraria al aluvión de 4X4 que reclamaba una mayor tasa de ganancia capitalista frente a la resolución 125. No existe balance crítico de ésta, una de las vergüenzas más notables de un sector de la izquierda, luego del apoyo del PC a la Unión Democrática yanqui y antiperonista en los 40.

Por último, hablar de unidad de la izquierda con De Gennero, es un oxímoron. Una contradicción terminológica. De Gennaro es un adversario, un opositor a la izquierda. Hasta hace poco tiempo militaba para la candidatura presidencial de Hermes Binner, el Gobernador que los estatales y docentes santafesinos enfrentamos desde el 2007 al 2011. Y ahora va a bendecir sus rosarios con el Papa Francisco, enemigo de los derechos de las mujeres y de los gays y las lesbianas. Una izquierda así será tricolor, pero por otros motivos: verde por la soja, violeta por las sotanas de los obispos y rojo por la vergüenza de mezclar nuestras banderas con nuestros enemigos de clase. Eso no es luchar por la unidad, sino confundir a la izquierda con los que debemos enfrentar.

¿Un “oportuno” debate sobre la “unidad” o evitar que siga el desarrollo del FIT?

Hasta aquí hemos discutido algunas cuestiones sobre el contenido de la discusión que hacen algunos sectores sobre la necesidad de unirse, para decir claramente: toda unidad coherente es y debe ser alrededor de un programa, de peleas políticas comunes y de una clara delimitación de clase, separándose taxativamente tanto del gobierno K como de la oposición patronal. Esto es lo que ha permitido no solamente el surgimiento del FIT, sino sobre todo que se mantenga y que, más allá de disidencias con nuestros compañeros del PO y de IS, hayamos dado respuestas políticas a las principales discusiones nacionales, hayamos tenido un rol, particularmente el PTS, en las luchas de clases (con Lear como emblema), y hayamos sido una voz preponderante de la izquierda en estos 8 años, avanzando a sacar más de un millón de votos y conquistando una fuerza militante que, entre el PO y el PTS, haya podido llenar dos estadios en menos de un mes. Por eso es que más allá del debate sobre las candidaturas, frente a nuestra propuesta de Del Caño presidente, la unidad del FIT no peligra.

¿Antes no pero ahora sí?

Por ello, ¿porqué el repentino debate por la unidad? ¿Porqué ahora? Aquí preferimos una respuesta fraternal pero sin diplomacia. Así planteada, esta discusión no es hacia el FIT, sino contra el FIT. Cuando las fuerzas que conformamos el FIT, hicimos un arduo esfuerzo de discusiones, debates y búsquedas de acuerdos y peleas comunes, los compañeros de la ahora Patria Grande y los del MST no consideraban que había que buscar fortalecer (unir) a la izquierda clasista: los primeros, porque opinaban que no había que meterse en política sino “defender lo bueno” del gobierno K presionando para que controle sus aristas más reaccionarias. Los segundos, porque enrollaron las banderas de izquierda para sumarse a una centroizquierda que, finalmente, fracasó.

Un ejemplo palpable de esto: los compañeros de Patria Grande anuncian hoy que se unen al sector político que encabeza el Perro Santillán, que presentó una lista testimonial en Jujuy en 2013, dividiendo votos frente a la excelente elección del recolector de residuos, trabajador municipal y militante del PTS, Alejandro Vilca, que encabezó las listas del FIT y que pegó en el palo de entrar en la Legislatura, solo evitado por una archireaccionaria cláusula de 5% que se exige para ganar cargos. En tal sentido, el llamado a unidad sobre estas bases suena falso, poco claro, tardío y un poco arrogante.

El Frente de Izquierda ha canalizado, en votos, pero también en la militancia política de nuevas franjas de jóvenes y trabajadores, el descontento con los K y la apatía de una oposición oligárquica y campestre. Esta opción fue la contraria a construir una centroizquierda que se infle como un globo y se desinfle ante la primera contradicción política. No pretendemos, de ningún modo, tirar este método y estos resultados para construir futuros desastres.

 
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