Cuando aún se esperan los resultados definitivos del referéndum independentista del Kurdistán iraquí, en los que se calcula más del 90% votó a favor, el primer ministro de Irak exigió que se anule el mismo y se abra una vía para el diálogo.
El referéndum convocado por Masoud Barzani, que lidera el Gobierno Regional del Kurdistán (GRK), al norte de Irak, fue rechazado por el primer ministro iraquí Haidar al Abadi, y también por los gobiernos de Turquía e Irán. Estados Unidos por su parte presionó a los líderes kurdos para que cancelaran la votación.
El referéndum, que no era vinculante, tenía el objetivo de ampliar el rango de maniobra y obtener mejores concesiones en una negociación con el gobierno central iraquí, más que el de satisfacer el derecho de autodeterminación del pueblo kurdo.
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De hecho el propio Barzani había adelantado que una posible victoria del "Sí" no significaba una declaración inmediata de independencia. El domingo, ya había aclarado que estaba dispuesto a negociar " Estamos dispuestos a tener un largo proceso de diálogo después del referéndum, uno o dos años. Si vemos que las discusiones son constructivas, podemos darles más tiempo ".
Sin embargo el solo hecho de que se haya celebrado un referéndum por la independencia del Kurdistán iraquí alimentó los temores en Turquía, Irán y Siria, donde existen importantes minorías kurdas que también exigen su derecho a la autodeterminación, que no solo les es negada sistematicamente sino que son perseguidos, atacados y encarcelados, como se ve a diario bajo el gobierno de Erdogan en Turquía, o con sus incursiones militares sobre las regiones de siria dominadas por fuerzas kurdas.
Es por esto que las amenazas contra los kurdos no se hicieron esperar. El primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, pidió este miércoles a las autoridades de la región autónoma del Kurdistán que "anulen" el referéndum y "todas las consecuencias" derivadas de la consulta de independencia, celebrada este lunes, y que comiencen un diálogo con la Constitución como base.
"Se debe anular el referéndum y entrar en un diálogo directo bajo el marco de la Constitución, y exigimos a la región que suprima todas las consecuencias del referéndum", dijo Al Abadi durante una comparecencia ante el Parlamento.
La celebración del plebiscito de autodeterminación en el Kurdistán iraquí ha tensado las relaciones entre la región autónoma y Bagdad, que, en represalia, ha exigido hacerse con el control de los aeropuertos y los pasos terrestres, bajo amenaza de bloquear el tráfico aéreo.
El gobierno kurdo rechazó entregar los aeropuertos al poder central iraquí y aerolineas de Egipto y el Libano anunciaron que dejaran de volar a la capital Kurda, Erbil, a pedido de Al Abadi.
Al Abadi insistió en que advirtieron a las autoridades de la región de del Kurdistán "sobre las repercusiones de la crisis que podría causar" la celebración del plebiscito.
Asimismo, exigió a Erbil la devolución de los territorios bajo su administración, en referencia a las zonas cuyo control se disputan la región autónoma y el gobierno central.
Dichas áreas, entre las que destaca la rica ciudad petrolera de Kirkuk, se encuentran en las provincias de Nínive, Diyala y Kirkuk, que están administradas por Bagdad, pero controladas, de facto, por las fuerzas de seguridad kurdas "peshmerga", que responden a las órdenes de Erbil.
La situación actual es hija del desmembramiento producto de años de guerra imperialista e invasión estadounidense que terminó en la fragmentación del país. La administración autónoma kurda que quedó con el control del norte del país se afianzó y extendió en la guerra contra el Estado Islámico (EI) en la que jugó un rol destacado, extendiendo sus fronteras más allá de los límites originales a medida que se conquistaban ciudades que estaban bajo control del EI, incluyendo la importante ciudad de Kirkuk.
Masoud Barzani, vio entonces una buena oportunidad de negociar en las mejores condiciones que había alcanzado el kurdistán iraquí. En ese camino no escatimó hacer acuerdos con el gobierno de Erdogan, para la exportación de gas y petroleo, a pesar de que el gobierno turco es uno de los principales enemigos de un kurdistan unificado e independiente, y un enemigo acerrimo de las organizaciones kurdas en turquía a las que considera como terroristas.
No es casualidad que a pesar de las amenazas de Erdogan, Turquía haya aclarado este miércoles que hasta el momento no ha aplicado ningún tipo de sanciones económicas contra la región autónoma del Kurdistán iraquí, aunque no descarta que pueda hacerlo. Ante todo los negocios, y la presión para ir a un largo proceso de diálogo, pateando la resolución efectiva para más adelante.
Es claro que por las declaraciones de los actores internacionales, y del propio gobierno kurdo de Barzani las tendencias son a una mesa para renegociar allí nuevos grados de autonomía, pero muy alejados de las aspiraciones históricas de independencia nacional de parte del pueblo kurdo. Sin embargo no está descartado que por el abrumador resultado a favor del Sí en el referéndum en el kurdistán iraquí, y el peso de la población kurda dentro de los países vecinos, sectores mayoritarios puedan querer ir más allá de los limitados márgenes de Barzani, abriendo un nuevo frente de crisis política (y militar) en un Medio Oriente que aún sigue inmerso en la catástrofe producto de sucesivas intervenciones imperialistas y de las potencias regionales. |