Posterior al sismo del 19S se suspendieron clases en el conjunto de las escuelas públicas y privadas. No es para menos, el temblor de 7.1 que sacudió la ciudad también daño decenas de escuelas que tendrán que ser demolidas en su totalidad y algunas más necesitaran más que cambiar un vidrio.

Pese al trágico episodio que se vivió en la escuela privada Enrique Rébsamen, Al titular de la SEP, Aurelio Nuño lo que le urge es volver a la normalidad, cerrar la tragedia que dejo al desnudo la corrupción para la construcción de colegios privados inseguros y los certificados apócrifos que, como en el Rébsamen, muchos colegios privados gozan de uno. Ni hablar de las escuelas públicas dónde la indicación fue que los docentes revisar sus escuelas y, según las denuncias de los docentes, chequeos superficiales para dictaminar que las escuelas no implican un riesgo para la comunidad.

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A paso veloz el secretario se jacta de haber revisado ya el 45% de las escuelas, de las cuales según sus datos, solo siete escuelas serán reconstruidas en su totalidad, 342 de forma parcial y 629 presentan daos menores, para lo cual las reparaciones tendrán un costo de mil 500 millones de pesos.

Pese a que en delegaciones como Iztapalapa, hay más de mil viviendas que tendrán que ser demolidas y más de millón y medio de habitantes se encuentran sin agua, el titular de la SEP asegura que en 10 días se volverá a la normalidad.

Como si las escuelas estuvieran por fuera de la sociedad, la SEP hacer dictámenes de seguridad exprés y no toma nota de la terrible emergencia en la que miles de personas que lo perdieron todo se encuentran.

Ya los maestros de la agrupación magisterial Nuestra Clase ha lanzado una propuesta para la reconstrucción de las escuelas: que todos los recursos que se utilizan para la punitiva evaluación a los docentes, se utilice para la reconstrucción de las escuelas afectadas.

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Esto claro, teniendo en cuenta el total del panorama dónde muchos de sus alumnos no van a poder regresar a las aulas como si nada hubiese pasado, como si no viviéramos en una ciudad con miles de casas y edificios a punto de caer, esto claro, no se percibe desde las altos cargos de la SEP.