En la semana en que Macri e Insaurralde usaran la postergada inauguración de las obras del viaducto de puente La Noria en plena campaña electoral, un grupo de trabajadores telefónicos, docentes y gráficos que militan, simpatizan y colaboran con el PTS en el Frente de Izquierda se acercaron a la nueva terminal de ómnibus de Puente La Noria para difundir las propuestas de Nicolás del Caño, candidato a diputado nacional por provincia de Buenos Aires.
Fueron echados de la nueva terminal por la gente de seguridad privada que les impidieron poder repartir entre los miles de trabajaros que utilizan el transporte público rumbo a sus trabajos en la Ciudad de Buenos Aires, zona norte y oeste del conurbano bonaerense.
Esto no es casual. Por dos motivos. Uno, se da en el marco de los distintos intentos de silenciar a la izquierda en estas elecciones. Segundo, dicha terminal fue entregada en concesión entre gallos y medianoche a un oscuro personaje: Néstor Emilio Otero e hijos y a José Faija, dueño de DOTA. Recordemos que esta empresa persigue a los trabajadores de la línea 60 y las organizaciones combativas que se solidarizaron con la lucha de los choferes.
La excusa es que se trata de un lugar concesionado donde no se puede hacer política. Excusa contraria al espíritu democrático.
Los dueños de la empresa concesionaria
El empresario Néstor Emilio Otero es socio del concesionario de varias terminales de transporte y hombre de vínculos fluidos con el kirchnerismo. Fue enjuiciado por coimas a Ricardo Jaime, el exministro de Transporte que hoy pasa sus días en la cárcel de Ezeiza . Otero aportó 150 mil pesos a los actos de Cristina Fernández, mientras el Gobierno de Néstor Kirchner le firmaba beneficios.
El empresario también tiene la concesión de las terminales de ómnibus de Villa Soldati, Mar del Plata, La Plata y Bahía Blanca. Otero reconoció que pagó a Jaime el alquiler de un departamento en Buenos Aires cuando este último era secretario de Transporte de la Nación.
La Nueva Noria es un espacio que usan los trabajadores y las trabajadoras del conurbano que debería ser público, sin ninguna injerencia patronal. 500 mil personas utilizan alguna de las 20 líneas de colectivos que pasan por la allí. De estas, ocho son interurbanas, es decir que pasan de Conurbano a Capital (21, 28, 31, 101, 117, 188, 114 y 141), seis provinciales (283, 298, 306, 318, 405 y 421) y otras seis comunales (532, 540, 542, 550, 551 y 553).
Luego de casi seis años, finalizó la construcción del nuevo viaducto en Puente La Noria, que conecta la zona sur del Gran Buenos Aires desde Lomas de Zamora con la Ciudad de Buenos Aires, un área densamente poblada. Se concretó, pero con un retraso muy importante que ocasionó penosas condiciones de traslado a miles de trabajadores, en su mayoría precarizados, y estudiantes que deben sí o sí cruzar el Riachuelo por el puente metálico para tomar el transporte público que los llevara a sus trabajos.
Una muestra descarnada del grado de desidia de los gobiernos nacionales (desde el de Cristina Fernández que comenzó la obra y el de Macri que la siguió, más la gestión local de Insaurralde), y el abandono al que están sometidos los trabajadores y sectores populares que se ven obligados a pasar por la zona para poder viajar en pésimas condiciones, es que hoy el predio de la Terminal está “custodiado” por la patota de Nestor Otero, dueño de la terminal de Retiro.
"Repudiamos el accionar del personal de Néstor Otero de querer callar la denuncia del Frente de Izquierda sobre las condiciones en que viven miles de personas que viajan por La Noria", dijeron los militantes y simpatizantes que fueron echados. "Continuaremos llevando las propuestas a todos los trabajadores de la zona en las plazas, ferias, centros de salud y escuelas". |