El Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó este martes sus perspectivas económicas mundiales para este año y en el caso de Venezuela sostuvo que el Producto Interno Bruto (PIB) se contraerá 12 %, un índice que no varió con respecto a lo esperado en julio, mientras que para el 2018 lo ubica en -6,0 %. Pero estas proyecciones profundamente negativas no son solo del FMI, muchos organismos internacionales como el Banco Mundial indican datos en el mismo sentido y hasta consultoras económicas locales, siendo que el BCV no publica ningún tipo de indicador desde hace más de tres años.
En el informe "Perspectivas Económicas Globales" del FMI se sostiene que "El recrudecimiento de la crisis política en Venezuela constituye un pesado lastre para la actividad económica, que según las previsiones se contraerá más de 10 % en 2017, a medida que disminuya la producción de petróleo y se agudice la incertidumbre". Además señala que Venezuela se encuentra en una "recesión cada vez más profunda", y recordó que durante el año pasado la economía venezolana se contrajo 16,5 %.
Venezuela, a diferencia de todos los países de Latinoamérica, presenta la más alta recesión, según dicho informe, en el cual la mayoría de los Estados tienen un crecimiento. El Fondo además ubicó la inflación de este año en 652,7 % y proyectó que en 2018 ese índice será de 2.349,3 %. Pero además de las proyecciones del FMI existen otros pronósticos de economistas locales. En un reciente artículo de la agencia AFP difundido el jueves pasado se recogen pronósticos que indican que la crisis económica del país se intensificará sustancialmente este año, con una caída de su Producto Interno Bruto (PIB) de 14% y una inflación que podría escalar a 1.400%, según, por ejemplo, cálculos de la firma Ecoanalítica.
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Para el ministro de Industrias Básicas, Juan Arias, las cifras que ofreció el Fondo Monetario Internacional (FMI) estarían "abultadas". Con una pose cómoda de burócrata de gobierno, durante una entrevista en Unión Radio, se limitó a afirmaciones del tipo “me imagino”, “yo creo”, como si se tratara de un comentarista de bar, afirmando que “Yo me imagino que esas cifras están, digamos, abultadas ¿no? No creo que el nivel de caída del PIB industrial sea tan grande. (Aunque) ciertamente hay muchísimas empresas que han sufrido la falta de insumos (materia), sobre todo los insumos importados".
Llegando a indicar que desde el segundo semestre de este año Venezuela habría iniciado un "proceso de recuperación" y que para este año calculan un crecimiento industrial "cerca al 30 %", sin dar sustento a tales afirmaciones, y peor aún, cuando justamente desde que comenzó el segundo semestre la crisis en todos los niveles se ha profundizado. Pero no dice que el Banco Central no ofrece datos sobre la economía desde el 2015, buscando ocultar con ello el descalabro de la situación económica, como si tal situación fue posible encubrir habida cuenta de los padecimientos de las amplias mayorías trabajadoras y populares.
Mientras esta situación es cada vez más desesperante, el próximo 15 de octubre se realizan elecciones de gobernadores, bajo una Asamblea Constituyente fraudulenta y autoritaria, con el gobierno y la derecha negociando sus intereses, con candidatos alejados de las necesidades obreras y populares, en las que el chavismo y la oposición aglutinada en la MUD salen a embaucar al pueblo, y en la que no hay expresión independiente de izquierda ni de los trabajadores. En todas las promesas frente a la crisis imperante todas apuntan a que sea el pueblo el que la siga pagando.
En la actualidad el país presenta una profunda crisis económica de niveles catastróficos y que se agudizó con la baja de los precios del petróleo en 2014, siendo ya cuatro años de una crisis que arrastra y se profundiza. En el marco de esa crisis económica, Venezuela pasa por una severa escasez de alimentos básicos, medicinas y otros productos de extrema necesidad que agobian la vida del pueblo trabajador y de los sectores populares a niveles insoportables.
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