Tras el sismo que cimbró a la Ciudad de México, varios inmuebles resultaron dañados y ahora representan un peligro para sus propietarios, para edificios o casas aledañas y para los transeúntes; es por esto que se programaron tres primeras demoliciones en Génova 33, colonia Juárez; San Antonio Abad 122, colonia Tránsito; y en Concepción Béistegui 1503, colonia Narvarte.

El Comité de Demoliciones aprobó su demolición comprobando que los inmuebles ya no se encuentran habitados. Después casi un mes de incertidumbre para las familias que tuvieron que abandonar su hogar porque representaba un peligro, y de acampar afuera de sus viviendas para evitar que entraran a robar, ahora sólo les toca esperar ver cómo se esfuma lo que construyeron con muchos años de trabajo.

Edgar Tungüí, secretario de Obras y Servicios de la CDMX, comunicó que esta semana se realizaría la topografía de medición y hasta la próxima semana se iniciarán los trabajos con maquinaria; además se planteó que en los casos en los que se pueda evitar la demolición se harán trabajos de refuerzo de las estructuras, y en los que la demolición sea inminente se intentarán rescatar pertenencias de los dueños.

Algunos de los edificios que se programarán para su demolición son:
Versalles 37, colonia Juárez; Tokio 517, colonia Portales norte; Patricio Sanz 37, colonia del Valle, delegación Benito Juárez; Canal de Miramontes 3010, colonia Girasoles; Paseos del río 10, colonia Paseos de Taxqueña; Escocia 33, colonia Parque San Andrés; Hamburgo 112, colonia Juárez; Calzada de la Viga 1756, colonia Héroes de Churubusco; y Sonora 149, colonia Roma norte.

Edificio de Génova 33

Que la tragedia no se extienda 32 años más como fue después del sismo del 85

Posterior al sismo de 1985, que dejó parte de la ciudad destruida y decenas de miles de muertos, quedaron abandonados varios de los edificios que no colapsaron durante el temblor pero tuvieron daños graves en su estructura.

Varios de ellos estaban ubicados en la zona centro -que fue una de las más afectadas durante el 85-, como es el caso del edificio ubicado en la calle Bolívar y Chimalpopoca. Este edificio fue abandonado durante varios años y, a pesar del riesgo, fue ocupado nuevamente, y terminó por colapsar el pasado 19 de septiembre cobrando la vida de varias de las trabajadoras que laboraban ahí.

Para 2011 seguía en pie un edificio de 15 pisos en el transitado cruce de Eje Central y Arcos de Belén que mantenía su aspecto de esqueleto.

Ámsterdam 25, en la colonia Condesa, fue otro de los edificios que sufrió daños en el 85 y estuvo cercado durante varios años, posteriormente lo remodelaron y lo ocuparon; así, terminó colapsando durante el último sismo.

Juan Pablo Salazar remodeló el edificio ubicado en Ámsterdam y rentó nuevamente los departamentos; el arquitecto Salvador de Mejía y Campos observó el edificio y declaró que tenía daños importantes, asegura que cuando se hace una remodelación de ese tipo el gobierno tiene que enviar inspectores a evaluar la seguridad del inmueble y se pregunta cómo pudieron pasar por alto daños tan evidentes.

Es claro que al gobierno no le interesa nuestra vida porque permite construcciones con materiales de mala calidad, sin la seguridad y el soporte necesarios para sostener construcciones de gran peso y altura; y dejó en el olvido cientos de edificios que representaban un riesgo para la población.

El sismo puede ser natural, pero se pudieron evitar muchas muertes si se hubieran garantizado las condiciones necesarias de seguridad, en lugar de que el gobierno respaldara la necesidad de las grandes constructoras de obtener ganancias aún a costa de nuestra vida, y si se hubieran derrumbado los edificios que no estaban en condiciones de seguir operando.