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La Izquierda Diario
12 de octubre de 2017 Twitter Faceboock

LA POLICIA MARCHA DESPUÉS DE 30 AÑOS
12-O: el Estado español exhibe su fuerza como una amenaza contra Catalunya
Santiago Lupe | @SantiagoLupeBCN

El desfile militar del 12-O, todo un respaldo a la Corona en su implicación bonapartista en la crisis catalana. La urgencia de una hoja de ruta de los trabajadores alternativa a las vacilaciones de Puigdemont para hacerle frente.

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Foto: EFE/Víctor Lerena

Edició català

El desfile militar de este 12 de octubre, día de la “Hispanidad”, se ha convertido en todo un gran acto de respaldo a la ofensiva españolista contra Catalunya, que con el inicio de aplicación del 155 se adentra en un terreno cada vez más bonapartista y autoritario.

Esta celebración siempre ha sido reaccionaria, una exaltación de la conquista de América y el imperialismo español, pero este año pasa de la conmemoración simbólica y se convierte en un elemento más de la guerra declarada contra el pueblo catalán por el Régimen del 78.

3.900 soldados, guardias civiles y policías, 78 aviones y 84 vehículos han desfilado por el Paseo de la Castellana de Madrid bajo la presidencia de Felipe VI, el Gobierno del PP y sus fieles escuderos del PSOE y Cs que ayer respaldaron la aplicación del 155. El Estado español muestra su “músculo”, la fuerza bruta que no dudará en movilizar para tratar de aplastar el gran movimiento por la independencia en Catalunya.

La participación de la Policía Nacional en el desfile por primera vez desde los años 80 está relacionada con el papel clave de este cuerpo en la represión del referéndum del 1-O y su despliegue en Catalunya. Que estos policías nacionales, junto a la Guardia Civil, son verdaderas fuerzas de ocupación queda reconocido así por el Régimen del 78. Ellos han desfilado junto a contingentes militares que forman parte de las misiones imperialistas españolas en el extranjero.

Por si hubiera alguna duda, ayer mismo el Ministerio de Defensa anunció que se está preparando una posible activación de la operación “Cota de Malla” que supondría el envío de tropas a Catalunya para dar apoyo a la labor de los cuerpos policiales.

Ni los dirigentes de los partidos soberanistas catalanes, vascos y gallegos, ni representantes de Izquierda Unida, ni de Podemos, han querido participar en el acto. Sorprende que la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que el año pasado no estuvo presente, este año haya posado junto al Rey y el presidente del gobierno que están azuzando un verdadero golpe autoritario contra las instituciones y el pueblo catalán.

La estampa del palco de autoridades y una Avenida Castellana militarizada ilustra lo que el Estado español es capaz de poner en marcha para evitar que la voluntad mayoritaria del pueblo catalán expresada el 1-O pueda efectivizarse en forma de una república independiente. Por otro lado, las vacilaciones de Puigdemont, que se evidenciaron en su “república de 10 segundos”, ilustran que la hoja de ruta del PDeCAT y ERC es impotente para enfrentarla.

En los próximos días no se puede descartar que desde el Govern se realice una nueva claudicación en su propio plan para evitar que entre el lunes y el jueves el Consejo de Ministros y el Senado apliquen el 155. Tampoco que no respondan al requerimiento del gobierno central y que éste sea ejecutado. Aún en este escenario de mayor “firmeza”, ¿cómo se prepara Junts pel Sí para poder enfrentar a un Estado bunkerizado que quiere imponer una derrota sin condiciones sobre la que después hacer pasar una reforma constitucional cosmética?

Si esta semana el Estado empieza la operación apisonadora, el Govern y las entidades soberanistas no tienen plan. Han puesto todos sus huevos en la cesta de la mediación de la comunidad internacional. Pero ésta, empezando por la UE y la Comisión Europea, ya han dejado claro que estarán del lado de Rajoy, Pedro Sánchez y Felipe VI.

Las ilusiones en una vía eslovena (proclamación de la independencia, suspensión y reconocimiento internacional) olvida cómo fue la independencia de Eslovenia. La República eslovena, parte de la Federación Yugoslava, contaba con su propia fuerza militar, Belgrado tenía que concentrar esfuerzos en evitar la independencia de Croacia y las potencias imperialistas veían con simpatía el desmembramiento territorial de Yugoslavia. Aun así la independencia no se logró sin antes pasar por 10 días de combates y 70 muertos.

Ninguna de estas condiciones está planteada hoy en Catalunya. La vía burguesa, desde un Parlament y un Govern “desobedientes”, se topa con el muro del Régimen del 78, la guerra económica de los grandes capitalistas y la Policía y Fuerzas Armadas que hoy mostraban su fuerza y ánimo exaltado en las calles de la capital.

La vía para poder conquistar una república independiente pasa por desarrollar un gran proceso de autoorganización de la clase trabajadora y los sectores populares, y desde estos organismos tomar medidas elementales de defensa contra la represión y del resultado del 1O.

Esta es una tarea histórica que debería tomar como eje la izquierda independentista, rompiendo de una vez con el seguidismo a la hoja de ruta que se dicta desde el Palau de la Generalitat, promoviendo la masificación de los comités de defensa en los barrios, asambleas en los centros de estudio y trabajo, conformando allí comités de defensa, coordinándolos a nivel de toda Catalunya por medio de la elección de delegados revocables y con mandato...

El tradicional lema de “luchar, crear, poder popular” de la izquierda independentista tiene ahora más actualidad que nunca. La Generalitat y el Parlament se muestran impotentes ante la ofensiva estatal. Los trabajadores y sectores populares debemos levantar nuestro propio poder para derrotarla. Desde ahí impulsar la lucha y movilización por la salida de las tropas de ocupación, el rechazo al 155, toda medida que se tome para aplicarlo y contra la guerra económica.

Como medida de lucha inmediata y urgente es necesario preparar una nueva huelga general, que la izquierda sindical vuelva a ponerse a la cabeza de esta convocatoria y le exijamos a las direcciones de CCOO y UGT el fin de su política traidora de no querer convocar ninguna medida de lucha. Pero es necesario preparar medidas más contundentes, como las huelgas y paros en sectores estratégicos -como la banca, aeropuertos, puerto, centros de distribución...- y medidas de control obrero que eviten la salida de capitales, el cierre de empresas o la ocupación policial o militar de estas instalaciones.

Esta gran movilización del pueblo catalán debe ser apoyada por la izquierda y la clase trabajadora del resto del Estado. La tercera vía de las marchas de blanco, que Iglesias, Garzón y las direcciones de CCOO y UGT saludaron, se convierte en esta situación en una cobertura por izquierda a la ofensiva en curso. El rechazo de Podemos, IU y los comunes al 155 es algo elemental pero totalmente insuficiente. Deben reconocer la legitimidad del resultado del 1O y por lo tanto el derecho de los catalanes a conformar su propia república independiente. Y contra la ofensiva del Régimen del 78, abandonar toda ilusión en la reforma del mismo de la mano del PSOE. Deberían abandonar esa política seguidista y pasar a convocar movilizaciones contra el andamiaje institucional heredero de la Dictadura, la Corona y por la apertura de procesos constituyentes en Catalunya y el resto del Estado.

Que esta ofensiva del búnker del 78 sea derrotada por medio de la movilización y autoorganización de los trabajadores y el pueblo catalán, en alianza con los del resto del Estado, es la única vía posible para poder imponer un verdadero proceso constituyente libre y soberano en Catalunya, donde se pueda proclamar la independencia y discutir sin límite de agenda sobre todos los problemas sociales y democráticos pendientes. Y a la vez servir de catalizador para reemprender una lucha común en todo el Estado contra el Régimen del 78.

Un proceso así, con la clase trabajadora disputando y conquistando la hegemonía de la lucha democrática, podrá además poner en cuestión qué tipo de república catalana independiente hay que construir. La actual hegemonía burguesa da por hecho que ésta deberá ser capitalista, un calco en múltiples leyes a la monarquía constitucional del 78. La clase trabajadora al frente de este proceso puede abrir el camino a la lucha por una república catalana socialista, en la perspectiva de poder conquistar una libre federación de repúblicas ibéricas con la lucha conjunta con los trabajadores del resto del Estado.

 
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