Recientemente Alejandra Gils Carbó, fue procesada por administración fraudulenta en la compra de un edificio por el cual se pagaron $44.000.000.
“No renuncio ni me pido licencia”, afirmó la jefa de los fiscales luego de que Germán Garavano (ministro de Justicia) la llamara a “tomarse licencia” hasta tanto se resolviera su situación judicial. Los voceros mediáticos oficiales como Clarín también presionan en este sentido. En la edición de ayer, uno de los principales editorialistas del diario, Ricardo Roa, publicó una nota sobre Gils Carbó donde figura el presunto teléfono de su hija como parte de las pruebas en su contra.
“No sólo lo visitó: Ercolini y Taiano probaron que en octubre se intercambiaron mensajes de texto desde el teléfono 11xxxxxxxx a nombre de Gils Carbó con el 11xxxxxxxx a nombre de Arfinsa. Gils Carbó dijo que su teléfono había sido usado por su hija y que desconocía a quién pertenecía el otro número”, dice el artículo (n.d.e.: borramos los números para no alentar su difusión).
Luego de la aparición del artículo, la procuradora denunció comenzaron a llegar miles de insultos y agravios a la casilla de mensajes de su hija. La joven se habría visto obligada a dar de baja la línea.
Cambiemos y sus medios afines atacan a la fiscal kirchnerista y persiguen un discurso “anti corrupción”, que no resiste la mínima prueba. Además buscan mantener una justicia adicta y un Ministerio Público Fiscal domesticado.
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