La tarde del lunes 16 de octubre falleció la periodista maltesa Daphne Caruana Galizia al estallar el coche de alquiler en el que viajaba, producto del estallido de una bomba.

La periodista y blogera, principal figura en las denuncias de corrupción del gobierno de la República de Malta, había denunciado a la policía hace dos semanas que había recibido amenazas contra su vida.

Daphne Caruana, de 53 años, se había convertido en una de las figuras más conocidas en Malta a raíz de sus denuncias contra el gobierno local en medio del destape de los Panama Papers, investigación de la que participó y con la que logró reconocimiento internacional.

Las denuncias de Caruana Galizia ante un escándalo de corrupción del primer ministro maltés Joseph Muscat y de su círculo más cercano, entre quienes figuran el ministro de energía, su jefe de gabinete y su esposa, llevaron al gobierno a convocar elecciones anticipadas en junio pasado, en las que Muscat logró una rotunda victoria. Posteriormente el primer ministro demandó a la periodista por difamación.

Muscat condenó los hechos como un acto de barbarie y aseguró que su gobierno, en colaboración con el FBI, que se ofreció para ayudar en la investigación, trabajará para encontrar a los responsables. Puro cinismo.

Sin embargo, el líder opositor Adrian Delia afirmó que el de Daphne fue un “asesinato político” y exigió una investigación independiente sobre los hechos.

Se trata de un ataque virulento contra el periodismo crítico y la libertad de prensa, un derecho democrático elemental coartado ante la podredumbre de la “clase política”.

Mientras tanto, cunde la indignación a nivel internacional en redes sociales. Malta, Panama Papers y #DaphneGalizia fueron algunos de los hashtags que marcaron tendencia.