Según documentos obtenidos por Mexicanos contra la corrupción y la impunidad (MCCI) la constructora Odebrecht transfirió 3 millones 140 mil dólares en siete depósitos a empresas ligadas a Lozoya en el marco de la contienda electoral del 2012.
En los nuevos documentos, ahora se sabe que tres de esas siete transacciones fueron hechas desde la empresa Braskem, filial petroquímica de Odebrecht, que en 2012 construía una planta de Etileno XXI en el estado de Veracruz junto con la empresa Idesa.
El presidente Enrique Peña Nieto comenzó las charlas con los empresarios de Odebrecht desde 2010, cuando el entonces gobernador del Estado de México viajó a Brasil para para reunirse con Marcelo Odebrecht. El segundo encuentro se dio en Toluca en 2011 cuando Peña nieto se perfilaba como candidato a la presidencia.
Un tercer encuentro sucedió en noviembre del 2012 a días de que Peña Nieto asumiera la presidencia, también tuvo un primer contacto con Carlos Fadigas, exdirector de Braskem y hoy procesado por corrupción en Brasil.
Las fechas en las que la empresa Braskem efectuó los tres pagos por 1.5 millones de dólares a una empresa ligada a Emilio Lozoya, director general de Pemex de 2012 a 2016, coinciden con la contienda electoral por la presidencia.
Lozoya ha negado en reiteradas ocasiones cualquier vínculo con las empresas a las que Braskem depositó y por su parte Braskem se ha deslindado de actos ilícitos de Odebrecht en México.
En una reunión privada con inversionistas realizada en 2013, Fadigas informó que Braskem “acompañó de tiempo completo la campaña del PRI y del actual presidente Enrique Peña Nieto”.
Según las investigaciones a partir del escándalo de corrupción internacional conocido como Lava Jato, se descubrió que la firma petroquímica Braskem financió a candidatos y partidos políticos en Brasil y en Argentina, con un aporte financiero a la campaña electoral del actual presidente Mauricio Macri.
Este es otro caso de financiamientos millonarios de empresas que apoyan a quien se apueste a ser un buen administrador para sus negocios. Como no podía ser de otra manera, el gobierno de Enrique Peña Nieto les devolvió el favor con la imposición de las reformas estructurales y con jugosos contratos que ofreció a Odebrecht. Una muestra más de un gobierno financiado por empresas que a su vez está completamente al servicio de las empresas.
Por eso es fundamental cuestionar qué hay detrás de la corrupción y de los “compadrazgos” entre políticos y empresarios, cuestión que desenmascara el rol de un Estado al servicio de las empresas, protector de sus ganancias a costa de cualquier cosa. La corrupción va intrínseca al desarrollo capitalista y para terminar con eso, es necesario combatir desde la raíz a los empresarios y sus partidos. |