Con esta charla de Josefina Martínez iniciamos el tercer ciclo de la Cátedra Libre Karl Marx en la Universidad Autónoma de Madrid. Una charla similar se ha realizado también en la Universidad Complutense de Madrid, organizadas ambas por las agrupaciones Armas de la Crítica y Pan y Rosas.
"Si una mujer es capaz de subirse a un andamio y luchar en las barricadas", escribió la bolchevique Samoilova, "entonces es capaz de ser una igual en la familia obrera y en las organizaciones obreras".
El inmenso protagonismo de las mujeres en la historia de las revoluciones ha sido invisibilizado por gran parte de la historiografía, pero su papel es innegable.
La Revolución rusa de 1917 marcó un hito la lucha por la emancipación de las mujeres, consiguiendo derechos que hasta entonces no se habían logrado en ningún país capitalista. El Código soviético de 1918 constituía la legislación familiar más progresiva que había visto el mundo. En agosto de 1919, las militantes femeninas del partido bolchevique crearon el Zhenotdel, compuesto por trabajadoras, campesinas y amas de casa, para realizar un trabajo especial entre las mujeres. En noviembre de 1920, se legalizó el aborto en la Unión Soviética y se despenalizó la homosexualidad.
Eran años de intensos debates y experimentación sobre la extinción de la familia, la liberación sexual, la unión libre y la trasformación de las relaciones personales, como parte de la lucha por la construcción del socialismo. Pero para llegar a ese punto, había que conquistar para las mujeres la igualdad plena, no solo ante la ley, sino, sobre todo, ante la vida.
Las contradicciones sociales y económicas al terminar la guerra civil y el posterior proceso de burocratización del Estado en la URSS con la consolidación del estalinismo marcaron un fuerte retroceso sobre las conquistas materiales obtenidas y también el espíritu emancipador que se vivió durante los primeros años de la revolución.
A 100 años de la Revolución rusa, rescatamos la lucha de esas mujeres revolucionarias que transformaron el mundo y revolucionaron también sus propias vidas. |