Todo comenzó la semana pasada cuando el reconocido líder de la barra brava roja, “Bebote” Álvarez, se subió por la fuerza al auto de Ariel Holan –actual Director Técnico de Independiente-, que circulaba con otras dos personas. La intención del jefe barra aquel jueves 19 de octubre, habría sido recaudar 50 mil dólares del bolsillo del técnico, para poder viajar a Rusia para el Mundial 2018. No sólo se encontró con una negativa de Holan sino también con una denuncia por extorsión.
Aunque “Bebote” niega que se haya tratado de un apriete (“Me hizo subir al auto porque no quería hablar ahí en el predio”, explicó el barra), la declaración de uno de los acompañantes de Holan –Daniel Ramos, un amigo del DT- convenció al juez Luis Carzoglio de imputarlo por el delito de extorsión y ayer se conoció que emitió un pedido de captura internacional contra “Bebote” Álvarez.
El barra se encuentra prófugo. Ya figura en la página de buscados por Interpol y en el día de ayer se produjeron 11 allanamientos, incluyendo la casa de Álvarez.
Los aprietes de los barras a futbolistas, técnicos y dirigentes en épocas pre Mundial son moneda corriente. Sin embargo, la trascendencia que tomó el caso “Bebote” llama la atención. El primer denunciante fue Cristian Ritondo, ministro de Seguridad del gobierno bonaerense de María Eugenia Vidal y dirigente del club. A pocos días de las elecciones nacionales y en el medio de la conmoción por el caso de Santiago Maldonado, el apuro de Ritondo por mostrarse activo “contra las mafias” da que pensar. Las actividades “non sanctas” de “Bebote” y la barra son de larga data y Pablo Álvarez siempre transitó con impunidad por el mundo Independiente en la última década ¿Porqué le soltaron la mano? Será lo que habrá que determinar en los próximos días. | 
