Foto: EFE / Quique García
Todos los medios de difusión, a partir de las 11hs del jueves, emitieron señales procedentes de la Generalitat que indicaban con insistencia una comparecencia de Puigdemont para disolver el Parlament y convocar elecciones. Al principio estaba programado para las 13:30, se postergó una hora y finalmente no hubo tal convocatoria. Se decía que Govern y Gobierno estaban negociando la convocatoria de esas elecciones a cambio de la suspensión del artículo 155.
Mientras tanto, los estudiantes que estaban convocados a una huelga y movilización, comenzaban a movilizarse hacia la Plaza Sant Jaume. Varios Comités de Defensa de la República convocaban a la sede del PDeCAT y a la Generalitat. En breves momentos miles de personas en la Plaça Sant Jaume gritaban “Traidor” al President de la Generalitat. El día anterior algunos miles gritaban “Ni un pas enrere” y exigían la declaración de independencia.
La portavoz del PSOE, Margarita Robles, planteaba claramente que si Puigdemont convocaba las elecciones el Gobierno central debería paralizar el 155. Ante ésta situación el Gobierno daba como respuesta que no bastaba con dicha convocatoria. Además, exigía que el Govern catalán reniegue de la independencia de forma clara y definitiva. Urkullu del PNV e Iceta del PSC buscaban una negociación contrarreloj para que Puigdemont la convoque. Irene Montero se apresuraba a saludar la supuesta decisión de Puigdemont.
El frente “soberanista” comenzó a deshilacharse rápidamente. Varios diputados del PDeCAT anunciaron la ruptura (aunque luego parece que retrocedieron). Esquerra Republicana, después de varias horas de “ausencia” prometió abandonar el Gobierno si se convocaban. La CUP protestó vehementemente contra Puigdemont. La Assemblea Nacional Catalana también se pronunció en contra las elecciones. El PDeCAT y Puigdemont se quedaron sin el apoyo de los “propios” y la promesa de Rajoy por el 155.
Finalmente, luego de unas seis horas de vértigo, Puigdemont realizó su comparecencia a las 17h. En la misma, el President dejó bien en claro que “En estas últimas horas… he considerado la posibilidad de convocar elecciones”.
La posible convocatoria anticipada de elecciones, fue justificada por Puigdemont “para evitar el impacto sobre nuestras instituciones de la aplicación del artículo 155 tal como fue aprobado por el Consejo de Ministros y que probablemente lo aprobará el Senado”.
Solamente la negativa del PP a no aplicar el 155 aún con este importante “recule”, hizo que el president de la Generalitat rechazara finalmente disolver el Parlament y convocar elecciones autonómicas para diciembre.
Sin embargo, en la declaración de Puigdemont faltó algo: definir qué hará. En esto se lavó las manos olímpicamente. El President sintetizó “corresponde al Parlament proceder con lo que la mayoría parlamentaria determine en relación a las consecuencias de la aplicación contra Catalunya del artículo 155”. Es decir, pateó la pelota para adelante y que pase lo que sea. Puigdemont no declarará la independencia. Veremos qué hace el Parlament.
Si Puigdemont y el PDeCAT, están preocupados por el 155, por futuras inhabilitaciones, años de cárcel, embargos económicos, es sencillamente porque no quieren respetar y defender la voluntad popular expresada el 1O.
La única forma de poder ejecutar dicha voluntad y defenderla de los ataques del Régimen del 78 (el 155 y lo que pudiera venir después) es por medio de una gran movilización y autoorganización popular, y esa “hoja de ruta” es rechazada vehementemente por el Govern. De ahí sus llamamientos a mantener la calma en la calle y que las entidades soberanistas, ANC y Omnium, se limiten a convocar acciones ciudadanas en la calle totalmente impotentes.
Temen la autoridad del Estado mucho más que los millones que votaron la independencia. Su “estrategia” de buscar diálogo con el Gobierno central consiste en buscar un salvavidas arrojado por Rajoy para salir desahogado. Sin embargo, el salvavidas que le arroja el Estado español es de plomo.
Pero sobre todo temen mucho más que se pueda desatar un proceso de movilizaciones populares que pudieran conquistar por esos medios la independencia y lograr la apertura de un verdadero proceso constituyente donde todo pudiera estar en discusión, también qué tipo de república levantar, si de los capitalistas y herederos del pujolismo, o de los trabajadores y los sectores populares.
Este último elemento es lo que convierte a la dirección del procés en un “mariscal de la derrota”. Tanto si finalmente hay “recule”, como se estuvo al límite ayer mismo y no se puede descartar que ocurra en las próximas horas, como si esta tarde se vota o realiza una DUI, porque nada harán para que algo así pase de lo simbólico.
¿Qué pasará hoy?
Hay muchas especulaciones sobre si se votará o no, sobre si se declarará la independencia o qué. Todo es muy incierto. La estrategia de Puigdemont de buscar un entendimiento con Rajoy fracasó ayer estrepitosamente y Junts pel Sí está en estado de shock. La confianza en el President a nivel de las masas ha quedado tocada.
Por su lado, el Senado español votó un 155 que se puede ir modulando de acuerdo a las intenciones que quiera Rajoy. Para su aprobación contó con la aprobación del PP, el PSOE y Ciudadanos. La aplicación del 155 sigue avanzando paso a paso. Este viernes dará el paso final para ser publicado en el BOE a primera hora del sábado. Justo a tiempo para que el Gobierno central vaya decidiendo qué medidas irá aplicando.
El Govern aún sigue con fuertes temblores. El jueves a última hora renunció el Conseller d’Empresa i Coneixement, Santi Vila. El hombre sensible hacia el empresariado y las más de 1600 empresas que ya se fueron de Catalunya. Marta Pascal, la Coordinadora del partido, le agradeció vía Twitter. Y, puede que no sea el último conseller en abandonar el barco. También hay réplicas en el grupo parlamentario de de Junts pel Sí. Se habla de unos 8 diputats que podrían votar contra una declaración de independencia.
Veremos que pasa en las siguientes horas. Pero lo que ha quedado completamente al desnudo es que no será con el Govern catalán a la cabeza como se podrá hacer efectivo el resultado del 1O. La voluntad expresada por el pueblo catalán ese día sólo será aplicada en la realidad a condición que los trabajadores y el pueblo se pongan a la cabeza del proceso desplazando a Junts por el Sí, no hay otra alternativa. El “Procecisme” ha demostrado una vez más su impotencia y la “mà extesa” de la CUP también.
La CUP debería, como ya le demandan cada vez más sectores de la izquierda independentista, romper con su subordinación a esta dirección burguesa y pequeño burguesa y ponerse a la cabeza, junto a los CDR y la izquierda sindical, de una hoja de ruta de la clase trabajadora y los sectores populares.
Para enfrentar la represión policial y judicial del Gobierno y el Régimen del 78 hay que movilizar a todos los trabajadores y el pueblo empobrecido por la crisis. Hay que organizarlo, hay que promover asambleas en lugares de trabajo y estudios. Hay que convocar huelgas con movilizaciones en las calles para imponer la voluntad de los más de 2 millones que votaron. No hay otra alternativa. |