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31 de enero de 2025 Twitter Faceboock

Tribuna Abierta
Cambio de director en Contaduría y Administración de la UNAM
Erik González

Ante la elección del Director en la Facultad de Contaduría y Administración (FCA) para el período 2017 al 2021, que se realizó en la madrugada de hoy a espaldas de la comunidad, es necesario hacer algunas reflexiones.

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La Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM es caracterizada, por muchos, una de las Facultades más reaccionarias de CU, carente de crítica y participación social, enfocada a ser la “Facultad de los Negocios” en el contexto de un capitalismo decadente y en crisis dentro de la competencia global y monopólica; repleta de economía informal y dependiente del imperialismo norteamericano donde la innovación es algo ajeno para los mexicanos. Enfocada a las grandes ganancias de las empresas haciendo a un lado la producción básica y social.

En un país como el nuestro en el que la corrupción es una de las características de la administración pública y un mercado de trabajo de profesionistas que se encuentra en medio de una feroz competencia con empleos escasos y mal pagados. Con programas y planes de estudio orientados a los negocios y las finanzas para la formación de “cuadros capitalistas” y una carrera de informática minoritaria, recortada con un enfoque burocrático. Los métodos de selección y elección de directores y autoridades familiares y locales son muy antidemocráticos basados en grupos de poder de Ciudad Universitaria.

La FCA, es una muestra de cómo se da la privatización de la universidad y cómo ésta ha avanzado de muchas formas: donde se realizan cobros ilegales por inscripciones, cursos, servicios, actividades culturales y deportivas, idioma, diplomado, titulación de maestrías y doctorados. Hecho que atenta contra la gratuidad en la educación, establecida en el artículo tercero constitucional generando que miles de estudiantes de bajos recursos interrumpan sus estudios universitarios además que rompe con los acuerdos en que terminaron el movimiento estudiantil de huelga de 1999 y el año 2000.

En esta Facultad, La Secretaría Académica y las APAUNAM, han ejercido un control y vigilancia extrema sobre el personal académico de la Facultad. La mayoría de los académicos, están sujetos a una constante inestabilidad en el empleo e incertidumbre laboral para poder ser nuevamente contratados y en espera de que haya disponibilidad de grupos. La falta de atención e información, congelamiento de plazas tanto de personal académico como administrativo, inseguridad y el maltrato a los docentes.

La elección del director que se sustenta en la Ley orgánica de 1945 y que hoy resulta obsoleta frente a una universidad masificada, se deriva de toda una estructura “medieval” totalmente autoritaria y antidemocrática para los universitarios, como se detalla a continuación:

A partir de la convocatoria publicada el 13 de octubre en la Gaceta Universitaria para formar la terna de candidatos al puesto de director, se registraron 21 candidatos que emprendieron campañas de firmas sin propuestas y desvinculadas de la comunidad universitaria de la Facultad, esperando que la comunidad les hiciera sus campañas.

De acuerdo al artículo 39 del Estatuto General de la UNAM, el Rector de la Universidad, formó la terna compuesta por: Tomas Humberto Rubio Pérez, Tomas Rosales Mendieta y Silvia Berenice Villamil Rodriguez, anunciada oficialmente en la Gaceta del 26 de octubre, quienes no presentaron directamente sus propuestas para análisis y discusión de su gestión ante la comunidad universitaria. De esta manera, la Junta de Gobierno designó al maestro Tomas Humberto Rubio Pérez quien fue presentado como nuevo director de la FCA en los primeros días del mes de noviembre.

En este proceso “medieval” queda como siempre, excluida la comunidad universitaria y sujeta a una nueva imposición de la burocracia universitaria.

Durante décadas se ha reproducido en la universidad, este esquema respaldado por una legislación amañada y una estructura de antidemocracia y autoritarismo, en que las autoridades ejecutivas (Rector y directores de Escuelas y Facultades) son electos por la Junta de Gobierno (15 “notables”) y no existe intervención de la comunidad universitaria; maestros, estudiantes y trabajadores, en este proceso.

Una de las demandas inmediatas de la comunidad universitaria debe ser la desaparición de la Junta de Gobierno, los poderes plenipotenciarios del rector y la democratización y representatividad del consejo universitario.

Ante esta estructura monolítica no es posible desarrollar una universidad democrática, científica y acorde con las necesidades del pueblo en México. Es tiempo de que la comunidad universitaria recupere en sus manos a la UNAM y diseñe una nueva estrategia de lucha por una nueva Legislación Universitaria de educación superior para formar profesionistas, investigadores, profesores universitarios y técnicos al servicio de los pobres y la sociedad mexicana.

Hay que crear una organización universitaria independiente que mantenga una constante lucha por los derechos y las demandas de los estudiantes, académicos y administrativos. Una organización con un plan de lucha y transformación democrática de la universidad que contrarreste el control y el poder de la burocracia universitaria, que se establezca como una dualidad de poder haciendo contrapeso a las decisiones autoritarias de la actual administración universitaria.

 
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