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La Izquierda Diario
5 de enero de 2015 Twitter Faceboock

BAHÍA BLANCA
Caso Vittadini: 14 años de lucha contra la impunidad
Daniela Ricke
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Estela Vittadini viene caminando por las calles hace exactamente 14 años, una lucha incansable. La acompañan su hija en el pedido de justicia, el recuerdo de su hermana ya fallecida con quien comenzó la lucha, y por supuesto la fuerza y el amor por su hermano, Néstor Osvaldo Vittadini, el exboxeador asesinado por el expolicía, Juan José Quartarone, la madrugada del 4 de enero del 2001.

Estela nos cuenta que siempre fue muy unida a su hermano, desde la infancia, eran los dos más chicos de un clan de 5. Que siempre fueron muy compinches a la hora de jugar y hacer alguna que otra travesura. Que en la adolescencia se cuidaban mutuamente en los bailes y fiestas. Y que ella iba a verlo, siempre, en su época de boxeador. Que no se va a cansar nunca de pedir justicia. Por eso el 5 de enero, tras cumplirse un nuevo aniversario del asesinato hará un acto junto a la Comisión de familiares de víctimas de la impunidad, a las 10hs en Cerrito y D´Angelis, sitio donde encontraron a Néstor.

Desde La Izquierda Diario la entrevistamos y esto fue lo que nos dijo:

  •  El caso de mi hermano, es el mismo caso que Luciano Arruga. Desde ya que se diferencia porque Luciano estuvo desaparecido. Mi hermano no estuvo desaparecido pero le dijeron que lo iban a desaparecer. Y bueno, directamente lo asesinaron.

    Recibió seis disparos en las espalda, y dos remates en la nuca, el 4 de enero del 2001. Vengo luchando hace 14 años, logré llevar la causa a juicio oral, por lo cual quedó se juzgo al ex -policía Quartarone pero yo sé que hay más. Porque mi hermano decía que cuando lo agarraban los milicos en la calle y le pegaban, no era un solo policía, eran varios. Un día estuvo desparecido, lo agarró este Quartarone con uno más de la patrulla. Querían que Néstor robara para ellos. Y mi hermano se cansó de que la policía lo persiguiera, lo golpeara, lo insultara lo amenazara, y vaya a saber qué más. Vivía prácticamente escondido. Y con miedo. Él tenía miedo también por la familia, a la única que le contaba todo esto era una hermana. Sabía que si me lo decía a mí, yo no me iba a quedar callada. Yo lo hubiera gritado a los cuatro vientos.

    Que se creen, porque llevan uniforme se pueden llevar a la gente por delante, mi hermano era un tipo humilde, hacía changas en bicicleta, y estos vienen y se aprovechan porque sos negrito… ¿Por qué? Por eso digo que el caso de Néstor es como el de Luciano, porque se aprovechan de los que menos tienen, y si no pueden entonces te matan. Pero ellos se olvidan, que atrás de Luciano, atrás de Néstor, hay una familia, una hermana que no se va a quedar callada. Mujeres con ovarios, que salimos a luchar por nuestros hermanos. Y así como salió Vanesa por su hermano, yo salí por el mío en Bahía Blanca.

    Cuando sucedió lo de tu hermano enseguida ¿vos formaste una Comisión?

  •  Bueno, en Bahía Blanca hay muchos crímenes impunes, de ver a otras personas en la televisión que salían a pedir justicia por sus familiares, pensaba lo que le duele a ellos, es lo que me duele a mí. Yo jamás había estado frente a las cámaras, micrófonos, hasta que tuve que salir. Y bueno, un día fui a la municipalidad, porque ahí siempre están todos los periodistas, y le pedí hablar a uno de ellos. Todo era muy reciente. Y ahí conté mi caso, y dije que ahora comprendía a todos los que salian a pedir justicia. Y después de eso se formó la comisión de familiares de crímenes impunes llamada Cofacri. Después me fui de esa Comisión en el año 2003.

    ¿Tuviste amenazas durante estos años?

    - La primera amenaza la recibí cuando todavía estaba en la Comisión. Habíamos hecho un acto en el teatro Municipal, estaba presentes muchos familiares de distintos casos, incluso estuvo presente la familia de Cabezas. Al día siguiente, llegó un sobre de papel madera a mi casa, y yo pensé que el sobre tenía unas monedas pensando que era una donación para la Comisión, cuando lo abrí, encontré 3 balas: una para mi hermana que siempre estaba conmigo, otra para mi hija y otra para mi. Todas las amenazas que recibí, que fueron innumerables, las asenté en el Ministerio. Por las amenazas, me pusieron custodia, pero un día me enteré que los que estaban en la puerta de mi casa, eran todos soplones del asesino de mi hermano. Estaba durmiendo con el enemigo.

    ¿Cuántos años pasaron para llegar a juicio?

  •  Llevo luchando 14 años. Primero la causa la cajonearon la ex -Brigada de Investigaciones, la actual DDI, ellos no querían que fuera a fiscalía, pero yo seguí yendo y pidiendo audiencias. Pedí asesoramiento legal en el Poder Judicial. Ellos cajonearon la causa, pero yo, una mujer sola con mi enfermedad y discapacidad, padezco de lupus, luché contra la corrupción policial. Ahora Quartarone está condenado desde el año pasado a once años de prisión, apeló y está esperando “en libertad” que la condena quede firme o no. También voy a ir por Maggi, que era el Director de la Brigada, Verdini que era el Sub- director, y por todos los cómplices, los policías y los que no me atendían en fiscalía. La causa avanzó cuando el caso lo tomó la fiscal Claudia Lorenzo. Como dijo mi abogada en el juicio “El asesinato de Néstor Vittadini fue la culminación de una crónica de una muerte anunciada”

    ¿Querés contarnos cómo fue la época en que Néstor fue boxeador?

  •  Cuando se metió de boxeador, enseguida llegó a ser profesional. Participo de muchas peleas. Con mi familia no nos perdíamos ninguna pelea. Hasta que un día, en la calle, se peleó con otro. Y ahí le sacaron el carnet. Y él se puso muy mal, se deprimió mucho, en ese entonces no se hablaba de “depresión” pero yo estoy segura que era algo de eso. Entonces viajó a Buenos Aires, para hacer trámites y conseguir que le devolvieran el carnet. Y vino mal, porque parecía que no se lo iban a dar. Hasta que un día llegan a mi casa “Tito” Lectoure (empresario que dirigió el Luna Park y promotor de boxeadores NdR) y Carlos Monzón. Fue algo improvisto, golpearon las manos, sale mi papá y no los reconoce y cuando yo me acerco y vi quienes eran empecé a gritar “Carlos Monzón, Carlos Monzón”. No lo podíamos creer. Era verano, una tardecita que hacía calor. Lectoure le traía el carnet. Y después de eso viajó a muchos lugares a pelear, pero tenía algunos problemas con el alcohol, entonces se retiró. Después de eso, mi hermano sufrió mucho, vino todo el hostigamiento, amedrentamiento por parte de la policía hasta que lo asesinaron.

    Por eso siempre digo no les tengo miedo. No me voy a detener, voy a seguir luchando y exigiendo justicia. No pasa solo por mi hermano. También es por Luciano Arruga, Giuliano Gallo. Y el sistema y el estado también tienen que pagar, ellos también son responsables. El estado es el culpable y el responsable de todos los casos de gatillo fácil durante estos años de democracia. Basta. Que se termine la represión. Que se termine el gatillo fácil. El dolor jamás se termina.

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