En esta primera parte de la entrevista, Julia Soul, investigadora en antropología del trabajo del CEIL-Conicet, aborda los impactos profundos de la reforma laboral sobre la clase trabajadora, el abaratamiento de la fuerza de trabajo, la flexibilización de las condiciones laborales y la extensión actual de las prácticas flexibilizadoras en distintos sectores productivos.
- Las medidas del "borrador" de reforma laboral del macrismo se orientan a aumentar los niveles de precarización (abaratar las indemnizaciones, exención de responsabilidad sobre tercerizadas, extensión de pasantías, etc) y de flexibilización laboral (banco de horas, modificación de modalidades laborales).
¿Sobre qué sectores de trabajadores creés que pueden afectar más estas medidas?
Las medidas que propone el gobierno de Macri como constitutivas de esta reforma laboral apuntan, como bien dicen ustedes, a abaratar el uso de la fuerza de trabajo, destrabar la libertad de contratación. Saldrá barato contratar a un trabajador porque las cargas sociales bajan, porque bajan los aportes, porque si lo contraté “en negro” y lo tuve un tiempo contratado en negro ahora lo puedo blanquear, pagando menos aportes, sin pagar multa y sin que el trabajador tenga derecho a reclamar por ese tiempo que estuvo “en negro”, y se abaratan los despidos con la nueva fórmula que se propone para calcular las indemnizaciones.
La nueva fórmula propone tomar solamente el salario básico como base para el cálculo indemnizatorio. Si tenemos en cuenta que ya la composición salarial de la clase trabajadora en Argentina está muy flexibilizada desde los 90, y donde vemos salarios básicos que a veces no representan ni la mitad del total del salario que se percibe, más allá que haya sumas remunerativas que no sea todo el resto salario “en negro”, pero sí componentes que no son el básico, vemos que el abaratamiento de las indemnizaciones es sustancial.
Entonces, por un lado este tipo de medidas afectan a los trabajadores que están en blanco que hoy por hoy perciben un salario vinculado con distintos pluses y bonificaciones que eso abarata su despido, pero además perjudica también a los trabajadores que están “en negro” que quieren organizarse y reclamar para poder estar en blanco. Porque justamente como no va a tener penas, como no va a tener toda la estructura de multas y penalidades ya que el proyecto propone eliminarlas, entonces, se legaliza el status del empleado que ahora está en negro, entre la baja de aportes y la condonación de todas las deudas y eliminación de las multas.
En relación a las medidas de flexibilización en el uso de la fuerza de trabajo, en el consumo productivo de la fuerza de trabajo, estas medidas van a impactar fundamentalmente sobre los sectores de la clase trabajadora que lograron mantener o avanzar desde la flexibilización de los 90 en ciertos condicionamientos en el consumo productivo de la fuerza de trabajo.
- Por otra parte, vos comentaste recientemente que algunos aspectos del "borrador" de reforma laboral del gobierno ya se llevan adelante en la práctica (de hecho), en particular en sectores de asalariados formales. ¿En qué casos o sectores eso ocurre en la actualidad?
De alguna manera en muchísimos lugares, en muchísimos sectores la jornada laboral está efectivamente flexibilizada quizás no bajo la forma de banco de horas, pero sí bajo la forma de turnos rotativos de 10 o 12 horas con descanso, o los famosos francos compensatorios que no se abonan y se van rotando.
Hay una gran porción significativa de la clase trabajadora argentina que tiene flexibilizada su jornada laboral. Tal vez no en términos de pago de horas extras, en el sentido que muchos sectores o algunos sectores lograron, sobre el avance de la flexibilización, avanzar en reclamos de mejoras como en el pago del trabajo los domingos, por ejemplo en el sector de comercio, o sobre el banco de horas distribuir de alguna manera las horas superiores, o la jornada superior a 8 horas peleando que algunas de esas horas se paguen como horas extras.
Hay sectores significativos de la clase trabajadora que van a ver empeoradas sus condiciones salarialmente y otros sí van a perder, en términos que va a avanzar más la flexibilización de lo que ya avanzó en virtud de estas figuras como el banco de horas. Si ese tipo de propuestas adquieren estatus legal, los empresarios van a tener una herramienta para implementarla en los sectores que aún no se han implementado.
De todas maneras hay que mirar sector por sector, porque incluso el convenio colectivo de Vaca Muerta, que aparece como el paradigma de la estrategia flexibilizadora que se propone el Gobierno en esta etapa, tiene elementos que durante los 90 fueron implementados y después fueron discutidos y lograron mejorarse, en términos de condiciones de trabajo. Pero sí me parece que tengamos en cuenta que todo lo que plantea la reforma laboral en cuanto al contenido relacionado al uso o consumo productivo de la fuerza de trabajo se asienta en elementos que de alguna manera ya están desarrollados en las relaciones laborales concretas.
Esto no quiere decir que no va a cambiar nada o que no sea una ofensiva y creo que hay que tratar de resistir. Sin embargo, para ser realistas hay que ubicar que hay tendencias que ya se están desarrollando desde los 90 en cuanto al uso y al consumo productivo de la fuerza de trabajo. |