Ilustración Pat Wasi
Durante los casi 12 años que duró la guerra, estas fueron las cifras de combatientes muertos: Estados Unidos, más de 50 mil. Vietnam del Sur, más de 200 mil. Vietnam del Norte, 2 millones. Civiles del norte y el sur: alrededor de 1 millón.
Por si solos estos números del primer episodio refutan tres ideas preconcebidas: que los muertos norteamericanos no fueron tantos como los que dicta la ficción establecida; que los vietnamitas del sur, cuya lealtad a los estadounidenses la historia siempre ha puesto en entredicho, murieron en una proporción de 4 a 1; y por último, que los norvietnamitas pagaron su victoria muy, muy cara.
Esta es la lectura producto de apenas unos minutos del documental The Vietnam War, de Ken Burns y Lynn Novick.
Desde el famoso Jazz –donde nos llevan de paseo por el nacimiento de una nueva música, entretejiendo vidas ejemplares y temas espinosos como la historia las migraciones internas y el racismo—, este par de directores lleva produciendo un cantidad ingente de documentales que brindan una mirada inesperada de la realidad americana.
The West (sobre la conquista del oeste) y The War (sobre la experiencia de los veteranos y sus familias en Segunda Guerra Mundial) no son lo que uno imagina y ese es precisamente su atractivo. Se ha llegado a decir que “los norteamericanos aprenden más historia de los documentales de Ken Burns que de ninguna otra fuente”. Uno tiende a sospechar de todo lo que llega del norte, pero en esta oportunidad vale la pena demorar el juicio.
En el filme que nos ocupa, Burns y Novick nos guiarán por la historia de Indochina, la ocupación francesa, la invasión japonesa, la vuelta de los franceses tras la Segunda Guerra y finalmente la irrupción de los norteamericanos. Pero para ello no sólo han citado a los gringos de siempre. También han entrevistado a los vietnamitas del norte y del sur: militares, guerrilleros, diplomáticos, exiliados. Y como broche de oro, presentan el testimonio del ex soldado norvietnamita y novelista Bao Ninh, autor del libro más famoso salido de ese país: La tristeza de la guerra, una de las pocas miradas vietnamitas sobre el conflicto.
Y por supuesto aparecen muchos estadounidenses, pero son estadounidenses infrecuentes, extraños, rotos; hombres y mujeres llenos de dudas, desertores, activistas, poetas, espías. Burns y Novick conocen su oficio y su oficio es zambullir al lector en la certeza de que la linealidad con que solemos construirnos la historia no existe. Los acontecimientos son una conjunción de errores, incomprensiones, egos e ideología.
La verdad –esos canapés de certeza que estamos tan acostumbrados a consumir— no son la comida que Burns y Novick nos ofrecen. Tampoco es esa verdad que sacia el hambre de justicia universal que siente todo ser humano, pero ciertamente nos acerca a ella.
La verdad del titular, la entrevista o el artículo suelen tener una duración limitada, ya que esa es la única forma de poder abarcar la realidad y sus múltiples realidades. The Vietnam War no es lo que el espectador medio espera, y eso se agradece. Es una verdad suculenta, que llevó 10 años de trabajo y se extiende durante 18 horas.
Hay veces que las cifras valen más que mil palabras. |