Sorpresivo fue para los docentes (afiliados y no afiliados) cuando nos enteramos en la web que de manera antidemocrática y sin consultar a las bases, el Suteba Celeste había impulsado la creación de un Instituto de Formación Docente pago, cuyos aranceles van desde matriculas de 2.500 a 4.000 pesos (dependiendo de la afiliación) y cuotas mensuales de 2.000 a 3.000.
Es decir, que un docente para capacitarse tendría que destinar entre un 20 y 25% de su salario mensual sólo para la cuota. Las carreras que se dictarían son: Profesorado de Educación Secundaria en Lengua y Literatura, y Tecnicatura Superior en Higiene y Seguridad en el Trabajo. Esta última, una carrera hecha a medida de las empresas y no de las necesidades educativas de los trabajadores y el pueblo pobre.
¿Qué Suteba necesitamos?
Mientras los docentes y estudiantes jujeños frenaron en las calles el cierre de carreras de formación docente, Baradel y la Celeste avalan la política educativa de Macri, Vidal y sus ministros, gestionando un Instituto Terciario con una lógica totalmente privatista y mercantilista.
La posición del Suteba provincial va en contra de la histórica lucha de los docentes en la Argentina por lograr que el Estado garantice el derecho a la educación publica, gratuita, laica y de calidad en todos los niveles para el conjunto del pueblo trabajador.
Una pelea constante que miles de docentes llevamos adelante contra quienes, como la Iglesia y las grandes empresas, postulan el carácter “subsidiario” del Estado en materia educativa.
Basándose en la Ley de Educación Nacional 26.206 sancionada por el kirchnerismo (que contó con un fuerte y activo apoyo de Suteba y Ctera), Baradel y la conducción provincial legitiman la igualación de lo “público” y lo “privado”.
Contradictoriamente, al flamante Instituto del Suteba La Plata se lo concibe como público y a la vez arancelado.
Lo peligroso de este proyecto es que abandona la posición de que lo público es lo gratuito y garantizado por el Estado.
La existencia de la educación publica como de los sindicatos son fruto de las luchas de los trabajadores por defender sus derechos: a una educación de calidad y a organizarse por sus demandas laborales.
Los sindicatos docentes pueden impulsar las instancias necesarias de formación política, sindical y pedagógica que los trabajadores de la educación exijamos. Pero no deben sustituir al Estado en su rol de garante principal de la educación para las amplias masas de la población trabajadora y mucho menos convertirse en un gestor de servicios educativos pagos.
El caso de las fábricas recuperadas y la lucha por la educación pública
Sin ir demasiado lejos, Baradel y su agrupación deberían seguir el ejemplo de las gestiones obreras de fábricas recuperadas en nuestro país que conquistaron la educación pública y gratuita de manos del Estado.
En el año 2009 los obreros sin patrón de Zanón abrieron el Cpem 88 dentro de la fábrica, con el objetivo de que muchos trabajadores y vecinos del lugar terminen sus estudios.
Este año, los y las trabajadoras del frigorífico recuperado Incob pusieron en pie un centro educativo dentro de la planta, que constará de una escuela primaria dependiente de la DGCyE de la provincia de Buenos Aires, y un anexo del Bachillerato Adultos, dependiente de la Universidad Nacional del Sur. Estos son claros ejemplos de como el reclamo y la lucha llevaron al Estado a crear escuelas bajo su órbita.
La organización y la lucha son claves
La educación pública, de calidad y científica es un derecho que debemos defender a capa y espada. Para hacer frente a las reformas laboral, educativa y previsional, desde la Agrupación Marrón – Frente de Izquierda, planteamos la exigencia al Suteba provincial y la Ctera a que convoquen asambleas en todas las escuelas y por distrito para que los docentes discutamos, nos organicemos y votemos un plan de lucha a la altura del ataque de Macri y los gobernadores.
Llamamos al conjunto de los docentes y trabajadores a organizarnos junto a los sectores del sindicalismo combativo y la izquierda nucleados en el Movimiento de Agrupaciones Clasistas, que encabezados por los trabajadores de PepsiCo, vienen plantándose contra la reforma laboral y las medidas antipopulares del Gobierno. |