El acuerdo con los gobernadores habla de impulsar la eliminación de las inequidades generadas por los regímenes de jubilaciones de privilegio. Clarín lo presenta como “una gran batalla contra los docentes”.
El acuerdo pro patronal también expresa que hay que "impulsar la eliminación de las inequidades generadas por los regímenes de jubilaciones de privilegio", pero sin especificar cuáles son. Tal como publica el propio diario Clarín en una nota del periodista Ismael Bermúdez, estas jubilaciones “se tratan de jubilaciones especiales cuya característica es que otorgan el 82 o 85% móvil sobre el sueldo que cobran si estuviesen en actividad, como docentes o docentes universitarios y otros trabajadores. Aportan 2 puntos más, como docentes y científicos, y el resto aportan sobre el total del sueldo, sin tope”.
En el mismo diario, expresan que “En los próximos días se buscarán modificar los regímenes de diplomáticos, judiciales y de los trabajadores de Luz y Fuerza, incluyendo mayores aportes o elevándoles la edad jubilatoria. Luego seguirán por el de los docentes.”, aduciendo que este tipo de jubilaciones especiales perjudica al Estado”; “Finalmente, la gran batalla que en el Gobierno se preparan para entablar es la que involucra a los docentes. Es el sector con jubilaciones especiales que mayor desembolso le significa al Estado”.
En la misma sintonía, el periodista Jorge Velázquez de Ámbito Financiero publicó un artículo donde expresa que “el Gobierno apunta contra algunos regímenes especiales de jubilación como tienen docentes y científicos. En estos casos, se jubilan con menos edad y menos de 30 años de aportes, pero los mismos afectados recuerdan que su aporte mensual al sistema previsional es 5 % mayor a la media del sistema”. Es decir jubilaciones con regímenes especiales, pero no de privilegio.
Al igual que ocurre con el caso de la contrarreforma laboral y la reforma tributaria, la reforma previsional tiene un marcado sesgo pro-patronal. En este caso, el ataque se dirige directamente hacia jubilados, pensionados y quienes reciben la AUH. El proyecto tiene el consenso de los gobernadores de todos los signos políticos, incluido el kirchnerismo que gobierna la provincia de Santa Cruz.
Los docentes no tienen un régimen único de jubilaciones, sino que hay cajas nacionales y cajas transferidas, y la edad jubilatoria varía según la provincia. El acuerdo del pacto fiscal firmado podría traer el congelamiento de plantas, que no se creen más cargos docentes y el congelamiento de los salarios. También, como vienen denunciando docentes y estatales, al intento (presión hacia los gobernadores) de armonización de las cajas provinciales con Anses, que de lograrse implicaría la pérdida de conquistas para la jubilación docente, sería un nuevo ataque donde las condiciones jubilatorias docentes podrían verse afectadas subiendo la edad y los años de servicios necesarios.
El régimen jubilatorio de los docentes es un régimen especial, que dadas las características de la actividad, se considera conveniente en algunos casos jubilarse a más temprana edad, considerando el agotamiento psíquico que la tarea de educar provoca, pero para ello, el trabajador debe hacer un aporte mayor. Para los docentes que aportan a Anses, se jubilan por la Ley 24241 del año 1993 (ley que se aplica a todos los jubilados cuyas jurisdicciones transfirieron las cajas a Anses). En el año 2005, el Decreto 137 crea el suplemento “Régimen Especial para Docentes”. Se descuenta un 2 % más para recuperar la ley 24.016 (Régimen de Jubilaciones y Pensiones del Personal Docente). La Ctera firma el Acta Acuerdo Previsional con el Ministerio de Educación, el de Trabajo y el Anses avalando que nos jubilamos con el 82 %, del salario bruto remunerativo, al cese (no móvil como establece la 24016) por lo que sería sobre el salario del docente activo y sobre el salario bruto, teniendo muchas cifras no remunerativas, por lo cual es una jubilación que no alcanza. Esto es conocido ya que un docente cuando se está por jubilar, trabajo casi a destajo para jubilarse con el mejor de los sueldos.
Según Ctera, algunas de las consecuencias del trabajo docente tal como se encuentra hoy, indican que el 79,5 % de los docentes concurren a trabajar enfermo. Entre las mujeres, el 15,4 % soporta trastornos ginecológicos, el 24,5 % perdió un embarazo y el 14,5 % tuvo un parto prematuro. Incuso, más del 80% de las maestras y profesoras consultadas reconoce trabajar aun estando enfermas. Esta situación es aún peor en las denominadas “escuelas de riesgo”, allí el 31 % de las docentes tiene trastornos ginecológicos y el 30,9 % perdió un embarazo. El informe también refleja que los días de licencia por maternidad no son suficientes para el 70 % de las maestras, ya que el 20 % no amamantó a sus hijos por causas de horario de trabajo.
Otro estudio indica que más de 35 por ciento de los docentes padece enfermedades de orden psicológicas, no ajenas a las diferentes problemáticas sociales que se expresan en la escuela, como el conocido síndrome de "Burn Out" o conocido como "cabeza quemada", nada extraño para la cotidiana multitarea que realizan hoy los docentes. Ansiedad, irritabilidad, insomnio y contracturas son hoy algunos de los síntomas más frecuentes en el colectivo docente. Los problemas psicológicos están relacionados con las condiciones sociolaborales en que se ejerce la docencia.
Lo que deja en claro que hay régimen especial por el tipo de actividad y no por “privilegio”. Las únicas jubilaciones de privilegio son la de los ex presidentes y funcionarios de toda calaña, que ganan y se jubilan con millones de pesos más que cualquier trabajador.