Este martes se conoció un nuevo plan para el empleo público a nivel nacional: el Gobierno prepara una ley de Modernización del Estado. El proyecto insiste en la gran cantidad de cargos existentes en el sector público y, cuidándose de no hablar de despidos, contempla “retiros voluntarios” y la “jerarquización” del empleo.
En ese sentido, trascendió hace unos días un nuevo informe del Ministerio de Modernización en el que se retoma la ya famosa expresión de “dotación óptima” del Estado y según el cual “sobrarían” 20 mil trabajadores estatales
Te puede interesar: Otra vez el Gobierno contra los estatales: “sobran” 20.000 trabajadores
A todo esto se suma el anuncio de que no habrá bono de fin de año para los estatales que vieron su salario deteriorarse en estos últimos años, en sintonía con el pedido de Macri de “contener” los salarios de los empleados públicos por considerarlos demasiado altos y constituir un freno a la creación de empleo en el sector privado.
Pero repasemos: el salario más bajo que cobra un empleado estatal es de $10.582 en manos en el convenio Sinep (el más extendido en la Administración Pública Nacional) mientras la línea de pobreza en octubre fue estimada por Indec en $ 15.676. En paralelo, los funcionarios con cargos absolutamente ridículos, como la famosa Directora Nacional de Movilidad en Bicicleta, ganan sueldos superiores a los 70 mil pesos. Entonces ¿en qué quedamos?
A menos de un mes de haber ganado las elecciones de Octubre y frente a la pasividad de las centrales obreras, el gobierno avanzó con todo aquello que venía negando durante la campaña.
En su discurso de octubre en el Centro Cultural Kirchner, Mauricio Macri anunció los ejes y consensos básicos necesarios para avanzar en sus planes de ajuste.
Allí anunció el envío del proyecto de reforma laboral, jubilatoria y fiscal que ya ingresó al Senado con el acuerdo traidor de la CGT y volvió a insistir en la idea de hacer más “eficiente y transparente” el Estado.
#PoneLaFecha: plan de lucha en todos los sindicatos y centrales que se oponen a el ajuste de Macri
Si el gobierno debió modificar y retroceder en algunos puntos de su proyecto original de reforma laboral, sin medidas de lucha por parte de las direcciones sindicales, fue por el enorme repudio que causaron estos anuncios en miles de trabajadores. Esto demuestra que aún hay una relación de fuerzas que no han podido romper.
Imaginemos qué pasaría si los que dicen oponerse a este reforma decidieran enfrentar el plan de ajuste. Imaginemos si estas mismas direcciones llamaran a paralizar los bancos, los servicios estratégicos como son el subte y los telefónicos, si decidieran llamar al cese de actividades y a la más amplia movilización de la comunidad educativa y de los miles de estatales de la administración pública.
Mientras las direcciones nos dicen que debemos esperar, que “los trabajadores no estamos preparados para dar estas batallas”, el gobierno avanza. Sin embargo, cada vez que las centrales llamaron a salir a enfrentar estos ataques, el movimiento obrero respondió de forma contundente.
No alcanza con discursos encendidos, y movilizaciones aisladas y testimoniales, sin organización en asambleas y desde las bases, como las que viene anunciando la incipiente organización de la llamada CGT de Luján. Hay que pasar a la acción: plan de lucha, paro y movilización.
Es necesario que los trabajadores nos organicemos para dar esta pelea, no solo por quienes hoy se encuentran trabajando, sino también por nuestros jubilados y por los jóvenes que ingresarán al mercado laboral de manera aún más precaria si esta reforma pasa.
Como planteó Ana Laura Lastra, delegada del Indec y dirigente de la Agrupación Marrón Clasista (que es parte del Movimiento de Agrupaciones Clasistas) en el último plenario de delegados de ATE Capital: “Tenemos que salir contra la reforma en el Estado y también tenemos que levantar muy alto la bandera contra la reforma laboral. Todos tenemos hijos, maridos, hermanos que son trabajadores y les va afectar esta reforma”.
Y luego agregó “hay que organizarse en cada sector de trabajo para construir un plan de lucha, discutido en asambleas de afiliados y no afiliados, uniendo lo que empresarios y el gobierno quieren dividir, para mostrar la fuerza de la clase trabajadora y parar la reforma antiobrera que nos quieren hacer pasar.” |