“La vida se convierte en creación solo cuando se libera definitivamente de las formas sociales que la deforman y mutilan. Los problemas de la educación se resolverán cuando se resuelvan los problemas de la vida.” (Lev Vygotski, Psicología Pedagógica)
El gobierno de los CEOs, con su reforma educativa bajo el brazo, nos intenta vender la idea de las ventajas de una “secundaria del futuro” que en realidad es la verdadera escuela del pasado con un barniz de apariencia moderna. De corte positivista, se alienta la idea del orden y progreso regido por las leyes de la ganancia empresaria. Dos ejes centrales de esta reforma son la degradación del trabajo juvenil, la virtual “anulación” del rol docente y su inevitable ataque a sus condiciones de trabajo. A continuación intentaremos reflejar el valor que tienen estos dos ejes para el marxismo y para aspirar verdaderamente a la educación del futuro.
Marx, Engels y la educación
En los pocos pasajes referidos específicamente a la educación, Marx y Engels analizan dos puntos centrales: el principio de la combinación de educación y trabajo productivo y la defensa de la multilateralidad del hombre como objetivo central de la educación. No realizaron nunca un análisis detenido de la escuela y la educación, sus ideas al respecto se encuentran diseminadas a lo largo de varios de sus escritos.
Tanto su crítica al capitalismo y el sistema de relaciones por él impuesto, como su defensa del comunismo, tenían que abordar de alguna forma el papel de la educación en uno y otro sistema. Este es un planteamiento revolucionario que tiende a la formación de una sociedad nueva, socialista, para dar lugar a un despliegue de las potencialidades sociales y culturales humanas.
Una de las preocupaciones que motivaron el interés en lo que a la educación se refiere es la crítica y degradante situación conformada por la sociedad capitalista en torno a la explotación sufrida por niños y adolescentes en manos de los intereses del capital. Como Engels lo expresa en su obra La situación de la clase obrera en Inglaterra:
“A cada instante se puede ver a niños que, tan pronto llegan a casa, se echan al suelo de piedra delante del fuego y se duermen inmediatamente, incapaces de tomar el menor trozo de alimento, los padres tienen que levantarlos y llevarlos a la cama totalmente dormidos, es frecuente incluso que se acuesten, de fatiga en el camino y, cuando ya avanzada la noche, los padres vienen a buscarlos, los encuentran durmiendo.”
La transformación de niños en poco menos que autómatas a edad tan temprana les deja pocas posibilidades de desarrollo intelectual y apenas si permite otra cosa que su desarrollo como fuerza de trabajo.
Al respecto, dice Vygotski:
“Marx aborda con frecuencia el tema de la corrupción de la personalidad humana, que tiene su origen en el crecimiento de la sociedad industrial capitalista. En un extremo de la sociedad encontramos la división del trabajo manual e intelectual, la separación de la ciudad y el campo, la brutal explotación de mujeres y niños, la miseria y la imposibilidad de un desarrollo libre y completo del pleno potencial humano y, en el otro extremo los holgazanes y la lujuria. No solamente todo esto da como resultado la diferenciación y fragmentación del tipo humano único en varios tipos de clase social separados, sino también la corrupción y la distorsión de la personalidad humana y su sujeción a un desarrollo unilateral dentro de todas estas diferentes variantes del tipo humano.” ("La transformación socialista del hombre")
Te puede interesar: Vygotski, la vida del hombre se convertirá en una ininterrumpida creación
Es decir que el planteo del gobierno de los CEO en torno al trabajo juvenil en los últimos años de secundaria en el marco de relaciones de trabajo capitalistas precarizadas, lo único que conseguiría sería abaratar el costo de la fuerza de trabajo, abonando la separación entre trabajadores de primera y de segunda, en vez de colocar el valor de la tecnología para aliviar la jornada de trabajo y lograr que se trabaje cada vez menos, para poder disponer de mayor tiempo libre y dedicarlo a la ciencia, el arte o el deporte. Lo que provoca en los jóvenes el trabajo asalariado es un desarrollo distorsionado y atrofiado de sus facultades físicas y espirituales (en otras palabras, alienado). Sin embargo, el trabajo y la gran industria no necesariamente tienen que provocar efectos nocivos sobre la vida del trabajador, lo nocivo son las relaciones de producción capitalistas. Más bien, al contrario, el trabajo como actividad específicamente humana, como actividad vital, organizada y empleada de forma cooperativa y según objetivos establecidos por los propios productores, bajo otras leyes opuestas a la de la propiedad privada, proporciona la posibilidad de realización física y espiritual sin que se mortifique el cuerpo y se arruine el espíritu del trabajador.
En este sentido, agrega el psicólogo soviético:
“todas estas influencias adversas no son inherentes a la industrialización en gran escala como tal, sino al carácter capitalista de su organización, basada en la explotación de grandes masas de la población, lo que dio como resultado una situación en la que, en vez de nuevos pasos hacia la conquista de la naturaleza por el hombre, cada nivel alcanzado en el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad, no solo ha fracasado en elevar a toda la humanidad y a cada personalidad humana en lo individual sino que ha conducido a una degradación más profunda de la personalidad humana y de su crecimiento potencial… En muchas ocasiones, Marx ha demostrado cómo el trabajo por sí mismo o la industria en gran escala por sí misma, no tienen que mutilar necesariamente a la naturaleza humana, como sostendría un seguidor de Rousseau y Tolstoi, sino que por el contrario contiene dentro de sí posibilidades ilimitadas para el desarrollo de la personalidad humana”.
Y Marx agrega:
“la naturaleza de la industrialización en gran escala determina un cambio en el trabajo, un cambio continuo de las funciones y una movilidad completa para el trabajador…el individuo que ha sido convertido en una fracción, el simple portador de una función social fraccionada, será remplazado por un individuo completamente desarrollado para quien las diferentes funciones sociales representan formas alternativas de sus actividades”. (El Capital)
La alienación capitalista y la multilateralidad del ser humano como horizonte
Para Marx y Engels, la división del trabajo manual e intelectual no solo es la base de la división de la sociedad en clases, sino que además es la causa de la alienación del hombre por el trabajo, de la extrañeza del hombre respecto a su propia actividad, de la esclavización del hombre al trabajo.
El fruto de la división del trabajo es el hombre unilateral, el hombre que solo sirve mientras se le mantiene cerrado en la parcela en que le ha enclaustrado la división del trabajo mismo.
Frente a esta realidad enajenante de la unilateralizacion del hombre a consecuencia de la división del trabajo, Marx y Engels plantean la exigencia de la multilateralidad del ser humano, que no es otra cosa que la exigencia de un desarrollo total y completo del hombre, en el ámbito de todas sus facultades.
Marx y Engels aspiran a conjugar la educación con el trabajo fabril. Proponen el régimen de educación combinado con la producción material. Marx escribe:
“del sistema fabril que podemos seguir en detalle leyendo a Robert Owen, brota el germen de la educación del futuro, en la que se combinaran para todos los chicos a partir de cierta edad el trabajo productivo con la enseñanza y la gimnasia, no solo como método para intensificar la producción social sino también como el único método que permite producir hombres plenamente desarrollados.” (El Capital)
Por lo que a Fourier se refiere, Marx tomará de él sus métodos de educación por el trabajo, complementándolos con los contenidos de la producción industrial e interpretándolos como el material necesario para la marcha de la historia hacia la sociedad sin clases.
Según Engels, el trabajo es la condición básica y fundamental de toda la vida humana. Y lo es en tal grado que hasta cierto punto debemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre. Se entiende así que si la formación del hombre se realiza a través del trabajo, trabajo y formación no pueden ser separados.
Marx propone una educación politécnica basada en el trabajo, en el sentido arriba expuesto, pero insistiendo siempre en que ese trabajo debe ser reglamentado cuidadosamente, de manera que en nada se parezca a la explotación infantil capitalista. Esto apunta a hacer posible el desarrollo pleno de la persona, preparar y acompañar el advenimiento de la sociedad socialista y proteger a los niños de la explotación capitalista.
La educación socialista preconizada por Marx y Engels exige, por lo tanto, la participación de niños y jóvenes en el proceso de la producción, teniendo en cuenta que la producción supone la unidad de la actividad material e intelectual, o sea un tipo de producción opuesta a la escisión que impone el capitalismo, en las que unos piensan y los otros ejecutan. Cuando ellos hablan de educación por el trabajo y en el trabajo, debe entenderse trabajo como actividad productiva. Por tanto lo que se busca es un trabajo productivo y útil considerado bajo el prisma de su valor social.
A partir de esto, es preciso que el trabajo fabril constituya la base y el centro de la educación. De igual modo, este trabajo constituye la base de la escuela socialista. El trabajo práctico productivo debe ser el medio por el que se lleven a cabo la educación y la instrucción del hombre socialista del futuro.
Hombres plenamente desarrollados contiene el objetivo de la educación del futuro tal como lo concibe Marx. Por tanto el hombre nuevo solo puede formarse tomando parte activa en el trabajo productivo.
En la situación que Marx y Engels nos trazan, por tanto, el hombre parcial, unilateral, es un producto de la sociedad capitalista, como el hombre plenamente desarrollado, multilateral, lo será de la sociedad comunista.
Dice Engels: “En la sociedad socialista el trabajo y la educación van unidos para asegurar una formación técnica multilateral y un fundamento practico de la instrucción científica”. (Anti-Duhring).
La educación “politécnica” como programa pedagógico
Marx sostendrá que la educación debe abarcar tres aspectos: en primer lugar, la educación mental, en segundo lugar, la educación física y, por último, la educación tecnológica, politécnica, que instruya sobre los principios generales de todos los procesos de la producción y que inicie en el manejo de los instrumentos elementales de todas las industrias. Al decir de Marx: “la educación politécnica provee una familiarización con los principios científicos generales de todos los procesos de la producción y, al mismo tiempo, enseña a los niños y adolescentes habilidades prácticas que les posibilitan operar las herramientas básicas usadas en todas las industrias." Al respecto dice Krupskaia: “Una escuela politécnica se distingue por el hecho de que concentra su atención en la interpretación de los procesos del trabajo, en el desarrollo de la habilidad para unificar la teoría y la práctica, y en la capacidad para comprender la interdependencia de ciertos fenómenos”. (Citado por Vygotski en "La modificación socialista del hombre")
Te puede interesar: Educación y Revolución rusa: ellos se atrevieron
A la vez hay que comprender que en contra del sentido exacto de la palabra, esta politécnica no significa la pluralidad de oficios, la combinación de muchas especialidades en una persona, sino más bien el conocimiento general del trabajo humano.
La educación socialista se basa en una pedagogía del trabajo. Este principio exige una transformación radical de la escuela, que debe transformarse de escuela libresca y magisterial en una escuela del trabajo y de la producción
No antes ni después, sino a la par que la revolución social, la transformación educativa es una condición indispensable del desarrollo total del hombre y del cambio de las relaciones sociales, la educación debe acompañar y acelerar ese desarrollo y ese cambio, pero no es la encargada exclusiva de desencadenarlo ni hacerlo triunfar. |