El fenómeno del Frente Amplio (FA) se ha propagado súbitamente por las arterias de la superestructura política. De una u otra manera, el conjunto de los partidos del régimen y diversas organizaciones políticas, han tenido que pronunciarse al impacto del 20% de los votos conseguidos por Beatriz Sánchez- quedando a sólo dos puntos del candidato oficialista Alejandro Guillier- y los 20 escaños parlamentarios en diputados, al cual se le suma la senatoria por Valparaíso.
Si antes de las votaciones del 19 de Noviembre, vimos una notoria preocupación de los dirigentes del FA, producto de encuestas que los sepultaban en las cifras presagiando un fracaso rotundo, el posterior éxito electoral significó un fuerte impacto moral para coalición, donde más allá de que la discusión estratégica les siga colocando aún contra la pared, se encuentran en un escenario mucho más favorable, frente a cualquier clase de determinación hacia la segunda vuelta.
Diálogos y guiños entre Nueva Mayoría e Izquierda Autónoma
Es en este contexto de desplazamiento a la izquierda –a lo menos del universo electoral- que al comando del candidato de la Fuerza de la Mayoría, Alejandro Guillier, se ha sumado el excandidato presidencial por el Partido Socialista (PS) Fernando Atria, buscando ocupar un rol de puente entre el gobierno neoliberal de la Nueva Mayoría (NM) y el ala “progresista” del FA.
Y al parecer han dado en el clavo, ya que este sábado se dio a conocer por medio de La Tercera, un documento elaborado por el abogado constitucionalista, en conjunto con uno de ideólogos de Izquierda Autónoma (IA) y el FA, el sociólogo Carlos Ruiz.
El documento se titula “En segunda vuelta: por un diálogo democrático que inicie una nueva etapa histórica” que tiene el objetivo -como sus mismos autores señalan- de “fijar las bases para un diálogo entre la Nueva Mayoría y el Frente Amplio en segunda vuelta”.
El texto se basa en los resultados que dejaron las votaciones del 19 de Noviembre, sosteniendo que es “la oportunidad de conquistar una democracia social y política plena. Esta posibilidad ha sido abierta por el resultado de la primera vuelta presidencial, en que, contra todos los pronósticos, se manifestó una clara mayoría que respalda la necesidad de transformaciones profundas que signifiquen la salida del modelo neoliberal”, según expresa La Tercera.
Sin embargo la desarticulación y fragmentación de “la gran mayoría” sería un problema concreto que atraviesa al espectro político, al igual que “el diálogo” y “la deliberación democrática”, por lo que como señalan en el documento “es momento de abandonar los sectarismos y los hegemonismos, y dar paso a un diálogo fecundo y entre iguales. Un diálogo entre las fuerzas nuevas, forjadas al calor del Chile neoliberal, y las históricas, herederas de las luchas del siglo XX”, es decir la posibilidad de una confluencia programática entre el Frente Amplio y las fuerzas “históricas” de la Nueva Mayoría.
Asamblea Constituyente, sistema de previsión y educación como puntos de confluencia
El desarrollo de una asamblea Constituyente, es una de las propuestas centrales del documento de Atria y Ruiz, como una forma de traspasar el poder puesto en el neoliberalismo, a la ciudadanía.
“La razón por la que una nueva constitución es necesaria es porque necesitamos una constitución que constitucionalice la salida del neoliberalismo. Esto significa, primero, una que en vez de neutralizar la política institucional la fortalezca, de modo de devolver a los ciudadanos la posibilidad de decidir políticamente sobre el destino de Chile. Así será la democracia, y no el mercado, el eje ordenador de nuestra vida social y política” señala el documento, según La Tercera.
Así también se ha recalcado, el avanzar hacia un sistema de reparto, la creación de un nuevo sistema de salud pública, el fin al CAE, y la condonación de deudas suscritas por miles de estudiantes. Puntos que fueron expresados por diversos sectores del Frente Amplio, esperando que sean tomados en cuenta por Alejandro Guillier, quien a lo menos en el discurso ha mencionado la intención de incorporar una serie de puntos programáticos del FA.
Dichas insinuaciones pavimentan las ilusiones frenteamplistas, a lo menos hacia una izquierdización del programa de Guillier, pero donde las distintas fuerzas de la coalición, deberán dirimir definitivamente su posición política frente al balotaje, lo que de uno u otro modo, traerá costos políticos ante su base militante, o hacia su base electoral, entregando su apoyo como una tercera alternativa al llamado “duopolio”.
Del guiño de Izquierda Autónoma, a un proyecto de confluencia con la Nueva Mayoría
El documento elaborado por Atria junto con Ruiz, expresa una serie de elementos que analizar. Primero, la indefinición estratégica del Frente Amplio, que al no declararse ni de izquierda ni de derecha, tensiona a la colación hacia ambos lados, en el actual periodo de balotaje, donde la diversidad de posiciones, obliga a cada una de las organizaciones del FA, a negociar en distintos niveles con el gobierno de la Nueva Mayoría; Segundo, el sector de IA como el ala de integración a un proyecto de readecuación de la Nueva Mayoría, enfocado al diálogo de los derechos sociales; y tercero, un adelanto de lo que significará el rol del Frente Amplio ante un próximo gobierno, siendo este un primer ensayo de diálogo hacia la Nueva Mayoría, potenciado por la fragmentación y oportunismo de los nuevos fenómenos políticos neorreformistas, de base electoralista.
Pero tal ubicación no cae del cielo, ni mucho menos. Si bien hemos visto sistemáticamente los guiños de la NM hacia el FA y viceversa –sobre todo desde RD e IA- las piezas del tablero comienzan rápidamente a moverse, y quizás demasiado rápido.
Desde IA no era muy difícil dilucidarlo, siendo esta la primera organización en plantear un plan de acuerdo programático, consistente en su propuesta de 8 puntos clave, para apoyar una segunda vuelta entre Piñera y Guillier, acción que fue secundada casi inmediatamente por el sector de Mayol, caracterizado como el más a izquierda, a través de su “bancada amplia”.
Sin embargo el nuevo escenario de triunfalismo en el que se enmarca el Frente Amplio, tiende al mismo tiempo, a importantes fricciones en defensa de cada posición, donde la prematura aventura de sus organizaciones sin un norte estratégico claro, probablemente tienda a romper fracciones importantes de su base militante, tomando en cuenta que el sector hegemónico lo ocupa RD, es decir el sector más conservador y principal interlocutor con el gobierno de Bachelet.
El Frente Amplio pasó su primera prueba de fuego electoral, sin embargo le queda la tarea más compleja, constituirse como tercera fuerza política en una situación de deslegitimación generalizada hacia los empresarios, sus partidos, y la descomposición estructural del Estado y sus instituciones, donde cualquier paso en falso, se puede pagar muy caro.
Experiencias como las de Syriza en Grecia y PODEMOS en el Estado Español, demuestran que toda alternativa que naufraga entre la reoxigenación del régimen, y un proyecto ciudadano de bienestar social sin una clara estrategia de ruptura con el capitalismo, encalla la bancarrota de la historia. |