El posicionamiento en las tendencias electorales de Andrés Manuel López Obrador a nivel nacional, y el tiempo que lleva trabajando su candidatura, presiona mucho sobre el PRI en la definición de su candidato. Por eso el “dedazo” se acelera. Un mayor tiempo en la indefinición no solamente de la ventaja al Morena, sino que podría provocar choques fuertes en la discusión interna grupos en ese partido.
De esta manera se impone la disciplina y se inicia el ritual de la “cargada” en torno al que todos los gestos políticos señalan como “el bueno” (en el PRI no hay casualidades), y se enumeran sus distinguidas “virtudes”.
La obligada declaración de Osorio Chong –con distintos cargos dirigentes y de puestos de elección popular– renunciando a la candidatura después de una encerrona con el presidente, deja libre el camino a un no priista como José Antonio Meade. Previamente, un periodicazo reveló propiedades de empresarios hidalguenses ligados a Osorio Chong, quien gobernó esa entidad entre 2000 y 2011.
Este “fuego amigo” en el PRI significa que, como en algunos analistas habían señalado, el secretario de Gobernación se estaba resistiendo a esta imposición. Ahora aparece sumándose a la candidatura de “unidad” en torno a su más cercano rival en la carrera por la candidatura.
Y es que la élite dirigente del PRI y Peña Nieto, necesita poner a funcionar ya la maquinaria electoral con la cual buscan avanzar desde el tercer lugar que ocupan en las preferencias electorales, pues se disputan la presidencia del país, así como gubernaturas, diputaciones, senadurías y alcaldías en el territorio nacional. Esa era la importancia de rompe los “candados” a las candidaturas externas en la 22 Asamblea Nacional del PRI.
Para un partido que perdió un millón y medio de votos en las elecciones de apenas hace cuatro meses en el Edomex, y que busca sacudirse la ventaja que lleva el Morena y AMLO, el tiempo es oro.
A partir de la casi segura designación de Meade, en el edificio de Insurgentes se diseñará la estrategia –basada en ilegalidades que seguramente serán consentidas por el IFE y el TRIFE– acordada en los Pinos por Peña Nieto y su círculo más cercano.
Una vez más se cumple el viejo ritual (la “liturgia”, como reivindicó Peña Nieto), de este octogenario partido, desarrollada a plenitud con Miguel Alemán en los años 50, y que Alfonso Arau Incháustegui retrató muy bien en la película “Calzonzin Inspector”, o con ”Todo el Poder” de Luis Estrada. Es evidente que eso del “nuevo PRI”, fue una vacilada.
¿Por qué un no priista?
Muchos se preguntan por qué siendo Osorio Chong un político de tradición priista con distintos cargos de partido en Hidalgo -delegado del PRI, secretario de Acción Electoral, presidente del Comité Directivo, secretario de Desarrollo Social y de Desarrollo Regional, diputado federal y gobernador de la entidad-, y actualmente como secretario de Gobernación en el gobierno federal, no fue designado candidato presidencial.
Más allá de que Osorio Chong no forme parte del selectivo grupo Atlacomulco, y de que vaya a la cabeza en las preferencias de la militancia priista, las causas de la preferencia por Peña Nieto por Meade, van más allá de un remoto triunfo electoral en el 2018.
Y es que, pese a las “virtudes” adjudicadas al renunciante secretario de Hacienda, en los casi 15 meses que estuvo al frente de esa secretaría, no logró detener el acelerado crecimiento la deuda o estabilizarla. El saldo histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público –la medida más amplia de la deuda– pasó de 8.6 billones a 9.7 billones de pesos en 2016, monto que representó 50.5% del PIB, en 2015 representaba 47.6%, de acuerdo con datos de Hacienda (La Jornada, 27-11-2017).
Y si vemos que el 2016 fue un año marcado por el alto gasto que se destinó al pago de intereses que se generaron por la deuda con un total de 473,019 millones de pesos, 12.7% más que en 2015, Meade sería el candidato de la deuda externa.
Sin embargo, una vez “quemado” Luis Videgaray por su casa en Malinalco –adquirida con cuestionables créditos bancarios–, y después de saberse la asociación de Osorio Chong con empresas constructoras en Hidalgo, no había alguien no desprestigiado que cuidara las espaldas de Peña Nieto una vez que éste dejara la presidencia. Y que obligara al de Atlacomulco a vivir en el exilio, como lo hicieron Salinas y Zedillo.
El anunciado “destape”, apunta también a dificultarle el camino a López Obrador para pegarle al candidato priista. Lo mejor para el tabasqueño hubiera sido que el PRI designara a Luis Videgaray, Osorio Chong o Aurelio Nuño, pues así les tundiría en la campaña electoral en lo individual y también al señalarlos como un equipo ligado a la corrupción de Peña Nieto.
Y es que, qué mejor “dedo flamígero” que el del político tabasqueño, quien aparece ante miles como el campeón de la lucha contra la corrupción, y que tiene una aureola de no corrupto.
Habría que ver hasta dónde, poner en la candidatura priista a Meade evita que este gobierno y por lo tanto su candidato presidencial, sean señalados por la antidemocracia, el uso faccioso de las instituciones (como la PGR, RIFE, INE, FEPADE, etc), por la evidente corrupción, por los miles de asesinatos y desapariciones, por los bajos salarios por el creciente feminicidio y los crímenes de odio, así como por la subordinación al gobierno imperialista de Donald Trump. |