Hace ya 48 años de la primer marcha del orgullo, una movilización callejera que salió a enfrentar la represión y persecución por parte de las fuerzas policiales en EEUU, y también por parte de todo un sistema que criminalizaba las relaciones homosexuales, en la histórica experiencia de organización y lucha luego de los sucesos de Stonewall.
Cerrando el 2017, esta marcha del orgullo en Tucumán -convocada a las 18 en plaza Urquiza- se da en el marco de un duro ataque por parte de los gobiernos al conjunto de los y las trabajadoras y sectores populares, concentrado en el paquete de reformas laboral, previsional y tributaria. Junto con esto, el salto represivo que ya se cobró la vida de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel muestran que el protocolo represivo para detener personas LGTBI`s de Bullrich se incribe en un plan conjunto para atacar brutalmente a todas nuestras libertades.
Fin de ciclo del lobby parlamentario
El movimiento LGTBI fue bombardeado durante al menos una década por la estrategia de confianza en las instituciones que “poco a poco” irían otorgando derechos, por lo tanto el rol que debía cumplir el movimiento era a lo sumo el cabildeo y “acompañar visibilizando” en las calles. Pero ya la emergencia del movimiento de mujeres “Ni Una Menos” cuestionó en los hechos la idea de que la igualdad jurídica mediante acumulación progresiva de derechos nos llevaría a la emancipación.
Con las nuevas “contrareformas” impulsadas por el gobierno de Cambiemos y avaladas por un sector amplio del PJ (que es importante mencionar en tanto tiene mayoría en la cámara y pudo haber frenado pero no lo hizo) se pone de manifiesto que toda conquista puede ser atacada y amenaza de ser arrebatada. Si pasa la contrareforma nuestros viejos que tenían pensado jubilarse en unos años tendrán que dejar aún mas su vida en el trabajo. ¿Cuándo será entonces la vida para nosotros y no para nuestros patrones?
Cuando denunciamos que estas medidas son un ataque a las condiciones de vida de las mayorías trabajadoras lo hacemos alertando que no existe la tan mentada “equidad de género” ¿Estamos mejor o peor para conseguir la ley de cupo laboral trans si pasa semejante ataque?
Las centrales sindicales tienen en sus manos la posibilidad de llamar a un gran paro general con un plan de lucha para poder mantener las condiciones de vida, pero también para poder cambiarlas radicalmente. Si se pusiese en movimiento la fuerza necesaria para poder parar la reforma, ahí está la fuerza para exigirle a todos los empresarios (además de al estado) la incorporación al trabajo de las trans, terminar con la desigualdad salarial en detrimento de la población femenina. De ahí que desde la izquierda planteemos la alianza del movimiento LGTB y el movimiento obrero. Si repartiésemos las horas de trabajo con un salario igual a la canasta familiar como planteó Alejandra Arreguez durante la campaña electoral del Frente de Izquierda pegaría un salto en la calidad de vida también del colectivo LGTBI. El movimiento LGTBI ocupado o desocupado tiene que exigirle a las centrales sindicales que paren para parar la reforma y que tomen la demanda de trabajo del colectivo.
Progreso con contradicciones
Es agudo el contraste entre los derechos adquiridos –incluyendo la legitimidad que alcanzó, en las últimas décadas, el concepto de “equidad de género”– y el desolador panorama de la comunidad LGTB.
La expectativa de vida de las personas trans no supera los 40 años. Son emblemáticos son los casos de Celeste y Ayelén que denunciaron haber sido violadas en comisarías; años más tarde (2017) Ayelén Cervantes fue asesinada brutalmente en un caso que mostró abiertamente el funcionamiento de las mafias proxenetas-policiales que cuentan con el amparo político del gobierno provincial.
La década de alianza del autopercibido “gobierno progre” con uno de los sectores mas reaccionarios de la sociedad, a saber, la Iglesia católica ha tenido sus costos.
El proyecto del cupo laboral trans continúa hoy sin tratamiento por la moción del Legislador Albarracín (UCR), abiertamente ligado a la Iglesia Católica y creador de la Juventud Católica Radical. Este cajoneo sin embargo tiene como principal responsable al peronismo, que constituye hoy el bloque mayoritario. Es por ello que entre las consignas de la marcha exigimos: justicia por Ayelén, cupo laboral trans ya.
Sostuvieron el financiamiento de la iglesia desde el estado (que se nutre de los impuestos que pagamos todos) y su injerencia en los sistemas de salud y educación. Esto decanta en que aún hoy siga sin debatirse el aborto legal, seguro y gratuito, un derecho fundamental para todas las mujeres, sobre el cual Cristina Kirchner declaró que la sociedad aún no está lista para debatir, negando la realidad que atraviesan las mujeres pobres en el país, que mueren (1 mujer pobre cada 24 horas) por abortos clandestinos.
Este vínculo Iglesia-Estado lleva además a que hoy Tucumán no haya adherido a la Ley de Salud Sexual y Procreación Responsable, y que en la enorme mayoría de las escuelas no se aplique la Ley de Educación Sexual Integral. Desde el PTS en el Frente de Izquierda volvimos a insistir con un proyecto en la Legislatura para que la provincia adhiera a las leyes mencionadas. ¿Cuál fue la respuesta de las y los legisladores? El tratamiento del tema se borró del orden del día. Es por ello que sigue vigente la exigencia de la separación de la Iglesia del Estado.
En materia de salud nos urge además el tratamiento de la nueva ley de VIH, Hepatitis Virales e ITS, que fue frenada debido a que se dio prioridad al tratamiento del conjunto de reformas impulsadas por el macrismo.
Frente a todos estos obstáculos, retrocesos o avances sin aseguramiento (como lo es la Ley de Identidad de Género que nunca tuvieron aplicabilidad plena, sobre todo en el ámbito de la salud pública) impulsados por los diferentes gobiernos capitalistas, el macrismo apuesta a crear una pantalla para el llamado “turismo rosa” en Argentina, mientras que sus medidas no hacen más que profundizar la situación de los sectores más oprimidos que son la clase trabajadora, entre ellos el colectivo LGTBI.
Frenemos la avanzada represiva
Muchas veces pasa cuando se piensan las demandas “por sector” que las demandas del otro sector se ven como “ajenas”. Esto el movimiento LGTB lo ha sufrido en carne propia toda vez que nuestras demandas han sido negadas, invisibilizadas, etc. Pero queremos advertir del peligro de la reapropiación de esta lógica.
El gobierno de Cambiemos está creando un nuevo enemigo público en los mapuches apelando a la idea de “enfrentamiento” de supuestos grupos armados (cuya portación de armas se ha constatado como nula y ficcional). So pretexto de este nuevo enemigo busca reforzar la impunidad del aparato represivo del estado. Esto no solo atenta contra todo sector que decida arrojarse a la lucha por sus derechos que “si al gobierno le va bien” puede ser reprimido con aceptación social (o al menos indiferencia), sino en la cotidianeidad de la vida de las trans que se enfrentan a la violencia institucional de las fuerzas represivas. Ya han llegado a detener a las lesbianas por besarse en la vía pública y utilizado la fuerza del aparato punitivo del estado metiéndola presa a Higui, quien fue primero atacada por un grupo de hombres por ser lesbiana y ella se defendió de sus atacantes. En el caso de Higui logramos su libertad y seguimos exigiendo la absolución definitiva.
Pero el gobierno no esconde tampoco sus intenciones de arremeter con la represión al colectivo LGBT. Patricia Bullrich presentó un protocolo que agrava aún más la situación que viven sobre todo las compañeras trans, que en nuestra provincia ya son cotidianemente hostigadas por el código de contravenciones heredado de la última dictadura cívico-eclesiástico-militar y que ningún bloque de la legislatura (ni radicales, ni peronistas ni mucho menos los bussistas) tuvieron la voluntad de derogar.
¿Qué movimiento necesitamos?
Los medios de comunicación hablan de “la marea amarilla” del PRO buscando crear una sensación de que son invencibles. Cristina ofrece una salida “en las urnas” llamando a confiar en el 2019 o en la “resistencia parlamentaria” que ya demostró ser un colador en el senado con la contrareforma.
Cambiemos y el peronismo representan el poder de los capitalistas y por eso dividen a los oprimidos, la única forma de unir lo que ellos dividen es enfrentando y derrotando a ese poder, esa es nuestra bandera, nuestro horizonte.
El patriarcado, el machismo, la homolesbotransfobia acompaña como la sombra al cuerpo al capitalismo, pero no podemos dejar ninguna demanda básica de las mujeres, lesbianas, gays y trans en manos de los y las políticas burguesas que hacen demagogia con nuestros reclamos, luchamos por cada demanda por elemental que sea aun cuando solo implica la igualdad ante la ley porque cada pelea es un punto de apoyo para conquistar la igualdad real que solo vendrá cuando derrotemos al capitalismo.
Los políticos burgueses que se sacan la foto con el cartel de Ley de cupo trans son los mismos condenan a las mujeres y trans a los peores trabajos, a la miseria y la desocupación.
No vamos a terminar con la opresión a mujeres gays lesbianas trans si no terminamos con el capitalismo y la clase trabajadora no va a terminar con el capitalismo si no toma en sus manos las demandas de todos los oprimidos, empezando por las mujeres que somos la mayor parte de la humanidad y gran parte de la clase trabajadora.
Organizar una fuerza potente, en cada barrio escuela universidad y lugar de trabajo para arrancar nuestros derechos
Stonewall se convirtió en la chispa que daría lugar a un movimiento LGTBI que lucharía contra la moral patriarcal y homofóbica, las fuerzas represivas y la legislación reaccionaria del Estado, pero también por la total liberación sexual. Una lucha que incluía una fuerte crítica al capitalismo y al patriarcado, raíz de todas las opresiones que padecemos. Un movimiento que veía en la alianza contra el resto de sectores oprimidos y explotados, como la lucha de la comunidad negra contra el racismo, el emergente movimiento de mujeres o incluso los mineros ingleses, el único camino posible para avanzar hacia la emancipación total de la sexualidad.
Frente a la mercantilización del orgullo y el capitalismo rosa, hoy más que nunca es necesario recuperar el espíritu de Stonewall y poner en pie un amplio movimiento LGTBI independiente de las empresas privadas, de las instituciones del Estado, los gobiernos de turno, los partidos patronales y la Iglesia, que en alianza con los sectores más oprimidos y explotados y buscando la confluencia con la lucha de la clase trabajadora, vuelva a encender la chispa necesaria para conquistar nuestros derechos y reabrir la pelea por la total liberación sexual en la lucha contra la alianza criminal entre el capitalismo y el patriarcado.
Esta es la perspectiva del PTS y Pan y Rosas en el FIT, habiendo conquistado más de 1,2 millones de votos y 40 bancas a nivel nacional en las elecciones, llevando en sus listas a destacados luchadores LGBTIs para golpear con un solo puño junto a los trabajadores, las mujeres y la juventud. Para que en cada escuela, universidad, fábrica y lugar de trabajo se multiplique la organización y el combate por nuestros derechos más elementales, por una sociedad sin opresión ni persecución y una verdadera libertad sexual. |