Me agobia la tristeza al enterarme que se apagó la vida de un compañero del profesorado Olga Cossettini. Un amigo con quien solíamos charlar sobre distintos temas, desde nuestro rol como futuros docentes, cosas de la vida como la explotación y sufrimiento al que este sistema nos condena.
Tal vez no pensábamos igual. Debatíamos nuestras diferencias pero a los dos nos enojaba cuando nos enteramos de que nos iban a subir la edad de jubilación o la reforma laboral de este gobierno que quiere ajustarnos.
Se me viene a la cabeza cuando Pablo le pidió a la empresa de electrodomésticos en que trabajaba tiempo para estudiar. La patronal le respondió cambiándolo de lugar y exigiéndole más tiempo. Claro, ellos no quieren que nos formemos, que pensemos y mucho menos que nos rebelemos.
Pablo murió mientras se estaba divirtiendo en una fiesta electrónica. Y tenemos que soportar que los medios digan que murió por consumir éxtasis como si él fuese el responsable de su muerte. Ya lo vimos en la Tima Warp en Buenos Aires y en Arroyo Seco donde varios jóvenes murieron producto de consumir drogas adulteradas combinado con el hacinamiento al que nos condenan los empresarios que organizan estas fiestas.
Mucha bronca e impotencia siento ahora que no estás y no vamos a poder tener esas charlas ni seguir pensando cómo hacer para que todos los pibes que no pueden estudiar lo puedan hacer para ver cómo hacer para enfrentar el ajuste por el cual tanto puteabas. Me duele y estuve todo el día digiriendo tu ausencia física pero no me olvido de tus ganas de pelear, de tu vitalidad y de eso que me dijiste el jueves pasado: “esta la peleamos juntos”.
Pablo Rielo en cada lucha recordaremos tus ganas y tu sonrisa. |