ENTREVISTA // CINE |
Sordo: nuevo film de Marcos Martínez
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Marcos Martínez es co-director de la premiada “Estrellas” (2007), que contaba las peripecias de Julio Arrieta, quien conformó una mini-productora de no actores en la villa 21. Actualmente está presentando, en el Gaumont y en el MALBA, su nuevo film “Sordo” ,donde se muestra el proceso creativo, los deseos y dificultades que afronta un grupo de teatro de actores sordos para montar su obra. |
Link: https://www.laizquierdadiario.com/Sordo-nuevo-film-de-Marcos-Martinez
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En “Estrellas” y en “Sordo” trabajás con un sector que quiere hacer arte en situaciones complejas. ¿A qué se debe esta elección?
No fue totalmente pensado y premeditado. Ahora lo miro a la distancia y tienen muchos puntos en contacto. Tanto los actores sordos, como el grupo que armó Julio Arrieta en la villa recorren un camino en el arte volcando su identidad. A la vez, son dos grupos que realizan algo distinto a lo que se espera de ellos.
Estas experiencias no son muy reflejadas o retratadas, y a mí me parece interesante poder mostrarlas. En ambos casos también me moviliza que son grupos de actores, y siempre me interesa por qué alguien elige ser actor. No me acerqué al tema desde lo periodístico: “¿Cómo es ser sordo? ¿Qué es la sordera?”, es decir con preguntas generales en forma despersonalizada. Me interesa poder hablar de temas como la pobreza y la sordera pero desde otro ángulo, conociendo los proyectos de vida, los deseos.
Es interesante la secuencia inicial de la película, donde los actores sordos rechazan un premio por considerarlo un premio de lástima. ¿Esa escena es real o ficcional? Y más allá de eso que no es tan trascendente, ¿por qué elegiste empezar así la película?
Sí, esa escena está ficcionalizada, está armada. Hablando con actores sordos, me contaban que cuando intentaban montar una obra, siempre les decían “qué lindo, qué bueno, te felicito”, pero no por lo que hacían, sino por el solo hecho de ser sordos. Eso me quedó dando vueltas y, para mí, la manera contundente de representarlo era el rechazo de un premio. Yo me lo imaginé como un festival de teatro oficial, un lugar donde muchas veces aparece la mirada del oyente que se siente bien porque premia a un grupo sordo. Pero en realidad estás haciendo lo contrario, porque la persona sorda, que también tiene una búsqueda artística, no se va a sentir bien con eso. El inicio de la película entonces funciona casi como una declaración de principios.
Respecto al hecho de ficcionalizar, recuerdo que en “El país del silencio y la oscuridad”, Herzog comienza mostrando una imagen muy hipnótica de un esquiador en el aire con la descripción en off de una mujer ciega que cuenta que, desde que perdió la vista, esa imagen se le repite constantemente. Es una imagen muy hermosa que luego descubrí, a través de declaraciones del mismo Herzog, que se trataba de algo ficcionalizado, pero que él pensaba era la mejor manera de evocar lo que esa señora ciega le transmitía. ¿Cómo trabajaste vos el hecho de ficcionalizar? ¿Te generó alguna reflexión?
En principio, no es que de entrada yo decidí que iba a ficcionalizar. La película me fue llevando, cada obra te va llevando a los modos necesarios de contarlo. Yo puedo sostener y sostengo que “Sordo” es un documental, pero no pienso los proyectos en término de si son ficción o documental, pienso en una película, en temas que me interesa trabajar e investigar. Después busco las maneras de contarlo. No pongo el límite en si es ficción o documental cuando lo estoy haciendo, es una película. Desde ya que los actores son actores sordos en la realidad, las familias son las familias en la realidad y lo mismo las historias de vida. Pero más allá de eso, a mí me interesaba que el espectador entre en un mundo, que conozca una identidad, el recorrido de un grupo de teatro. Lo que me permitió la ficción, es construir un relato que te vaya llevando. Entiendo que a veces genera cierta decepción, “ah, no es real la obra de teatro”, pero yo me pregunto si todo lo que ves como documental es real. No, no es todo real.
A mí me interesaba la expresividad del lenguaje de señas, esa expresividad cercana al cine mudo. Empecé a pensar como sería eso aplicado en la actuación, empecé a buscar grupos de teatro o actores sordos. Y en esa búsqueda no encontré grupos con un camino desarrollado. Sino más bien grupos en el marco de asociaciones de sordos y el teatro pensado con fines más terapéuticos. En cambio en los protagonistas encontré el deseo profundo de ser actores, con ellos me parecía interesante contar ¿qué pasa si armamos un grupo y armamos una obra?
Es como un documental de una realidad posible…
Sí, o lo que a mí, a ellos y a mucha gente le gustaría que pase. Un ideal. Por otra parte, el punto de contacto con la realidad es que el proceso artístico que ellos hacen es el mismo, o parecido, al que hace cualquier grupo chico de teatro independiente o lo que nos pasa a nosotros para hacer una película. Donde tenés que lidiar con el hecho de vivir y hacer una obra. Cómo es un proceso artístico que lleva su tiempo.
Hay una escena muy divertida donde ellos ven a Patricia Sosa cantando en lenguaje de señas. Ahí valoran su compromiso, pero dejan en evidencia cierta incomprensión de la temática. Sobre todo se cuestiona la elección de los planos del video, ya que los mismos cortan las señas. En el caso de “Sordo”, si bien la película está toda subtitulada, hay momentos donde vos también, desde la elección de los planos, elegís eludir el lenguaje de señas y construís el plano para un espectador oyente. ¿Cómo lo trabajaste? ¿Hubo una tensión tuya respecto a eso?
Sí, estuvo muy presente desde la preproducción. Una de las primeras cosas que me dijeron los intérpretes cuando comenzamos a grabar es: “Mirá que estás cortando todas las señas”. La verdad es que lo que yo tenía claro de entrada, es que tenía que encontrar alguna conjunción entre ambas cosas, en este caso lo hice mediante los subtítulos. Renunciar a la expresividad de un primer plano para no cortar las señas, me parecía que iba en contra de la misma película. La idea es mezclar todas las capas de lenguaje: hay partes habladas en señas y subtituladas, partes en señas pero con la voz de la interprete, hay escenas habladas para las cuales un oyente no necesitaría subtítulos pero están para la comunidad sorda e incluso escenas de la obra donde hay señas y no hay subtítulos, y donde se puede apreciar la expresividad de las señas. Fue también un punto de tensión entre ellos, cuando yo les muestro las primeras imágenes Lisandro, uno de los protagonistas, me dice: “Ah, no se ven las señas”, y Damián, otro de ellos, le responde: “Está buenísimo así”, porque le encantaba verse como actor en otro tipo de planos, más cerrados.
Por otro lado yo tenía claro que el punto de vista de la película es siempre el de un oyente retratando desde su lugar.
¿Cómo hacías el trabajo de cámara en rodaje sin entender del todo lo que estaban hablando? ¿Aprendiste lenguaje de señas, estaba todo guionado o fue puro instinto?
Hubo una mezcla de todo. Hubo muchos encuentros donde fue apareciendo el guión, y mucho ensayo. Había escenas donde había guión o había elementos que ellos tenían que seguir y yo ya sabía que pensaba cada uno de los chicos sobre eso, por ejemplo en la escena de la música. El interprete de señas, a la vez, me indicaba “dijo esto, dijo lo otro, se olvidó de decir tal cosa”. Además teníamos una cámara hogareña que filmaba todo en plano general para que después el interprete la subtitule y yo poder editar. Fue un proceso largo.
El hacer la película ¿cómo te incidió? ¿Y cómo sentís que incidió en los actores?
En una película que te lleva tanto tiempo entrás de un modo y salís de otro. Algo te sucede. En este caso, yo era muy ignorante sobre el tema y me encontré con una identidad compleja, muy solidaria entre ella y a veces algo fundamentalista, desconfiada de lo que viene de afuera. Ellos están muy contentos, son actores y por primera vez son protagonistas de una película, donde, además, se muestran sus inquietudes.
¿Cómo fue la recepción dentro de la comunidad de sordos?
La película, por lo que estamos viendo, está siendo muy bien recibida por la comunidad sorda y por las asociaciones, que son muchas. Todos sienten que están protagonizadas por sordos y muestra cosas que para nosotros quizás sean menores pero para ellos son muy importantes. Mostrar que un sordo maneja, incluso que toman alcohol, es sorprendente pero hay gente que pregunta ¿Pueden tomar alcohol? Para ellos son victorias porque se sienten realmente reflejados.
Ver el trailer ingresando aquí.
Cine Gaumont: 15:30 y 21 hs.
MALBA Cine:
Domingos 11, 18, y 25 de enero a las 18 hs
(con presencia del director y actores)
Figueroa Alcorta 3415 |
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