Los datos, publicados en junio de este año por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en su estudio Desiguales, orígenes, cambios y desafíos de la brecha social en Chile, son reveladores respecto al enorme peso que tiene “la cuna” en el destino profesional. A días de que se entreguen los resultados de la PSU 2017, no está demás traer a la memoria esto, porque no todo es esfuerzo. |
Quienes alcanzan el éxito son una pequeña elite.
El PNUD hizo una elaboración “a partir de datos del Servicio Electoral”, para confeccionar una “lista de los 50 apellidos con mayor porcentaje de profesionales de prestigio”. Encontramos algunos como estos: Matte, Délano, Zegers, Soffia, Risopatrón, Tassara, Edwards, Parga, Errázuriz, Canessa, Vial, Larraín, Lyon, Walker.
Apellidos asociados a la derecha y a los grandes grupos económicos.
En la “lista de los 50 apellidos donde no hay un solo profesional de prestigio”, aparecen, entre otros, los siguientes: Aillapan, Tranamil, Huenchual, Carilao, Huenchu, Carilao, Huenchu, Huala, Cheuque, Huenulef, Curihunica, Pailahueque, Cheuquepil, Andana.
Apellidos mapuche, en su mayoría.
(Fuente: Desiguales, 2017, p. 34)
Los destinos individuales no se despliegan en un espacio vacío de libertad sino en un terreno pedregoso en el que -como se refería Marx al capitalismo- “el derecho del más fuerte es también un derecho, y que este derecho del más fuerte se perpetúa bajo otra forma en su “estado de derecho””. Y en educación superior -donde estudiar gratis es azaroso-, la cuna parece importar. |