Que el caballo de batalla de la nueva mayoría han sido las reformas a la educación, es más que evidente. Con la aparente apertura a las demandas sociales, la Ministra de Educación enarbola que las políticas sobre educación gratuita o inclusión son el triunfo del gobierno de Bachelet. Es que claro, es la mejor forma de hacer creer que si hoy existe un porcentaje de becas en la mal llamada ley de gratuidad es gracias al gobierno. Pero en el fondo lo que quiere hacer olvidar la ministra es que esas demandas la pusieron en el tapete los movimientos sociales y en especial el movimiento estudiantil.
Ante los nuevos comicios se muestra como una defensora de las reformas en educación, las que, recordemos, tuvieron el rechazo de los distintos movimientos sociales por considerarlas insuficientes y en muchos casos un ataque directo contra los trabajadores y la educación pública, como lo fue la ley de Carrera Docente, con un paro de 57 días y el rechazo del 97% del Profesorado.
La consolidación de las reformas, que esperan poder llevar a cabo con Guillier, lograría instalar el proyecto de Nueva Educación Pública, también llamada "falsa Desmunicipalización" que dejará andando dos nuevos Servicios Locales de Educación, para más adelante lograr un total de 70 en todo Chile. Pretenciones que por supuesto podrían desaparecer de salir elegido Piñera.
“Espero que el domingo se vote no por el mal menor, sino por quien te da la garantía de continuar haciendo cambio”.
De esta manera, la Ministra expone muy bien la situación política de la Nueva Mayoría: la necesidad de Guillier como continuador y oxigenador de las políticas reformistas de la nueva mayoría y un salvataje ante el descrédito de su política, en su carácter ya tan característico “a medida de lo posible”. Apelando, como es de costumbre, a la política desgaste de los movimientos y las demandas sociales, ante la negativa de garantizar demandas como el fin al CAE, No+AFP, Aborto libre o la Gratuidad universal, entre otras. |