Este domingo 17 de diciembre en Chile se definió en segunda vuelta quien sería el próximo gobierno de Chile. En una campaña que acusaba un resultado muy estrecho, el resultado terminó dando una ventaja de cerca de 9 puntos porcentuales de diferencia.
Estableciéndose una victoria mas amplia de lo esperada los partidarios de Piñera, aún sin un resultado oficial salieron a celebrar el resultado. Un gobierno que promete avanzar por sobre los derechos de los trabajadores las mujeres y los jóvenes.
De este modo, el país cuprífero se pone en sintonía con la situación en latinoamérica, siguiendo a los gobiernos de Kuczynski en Perú, Macri en Argentina y Temer en Brasil, una serie de gobiernos proclives al empresariado y los grandes gerentes.
Los empresarios se preparan para actuar con mayor hostilidad contra nuestros derechos. Sin embargo, cruzados por crisis políticas y casos de corrupción, deberán sortear la resistencia que empiezan a dar los pueblos del continente.
Kuczynski, por ejemplo, viene de una derrota que le impuso la importante huelga minera de Southern Perú, a lo que se le suma el escándalo que lo liga a la empresa brasilera Obredetch.
En Brasil, el gobierno golpista de Temer, así como Macri en Argentina, quieren imponer una reforma laboral que ataca las pensiones de los trabajadores, despertando una dura resistencia, que, en Argentina, por ejemplo, impidió la sesión parlamentaria mediante una enorme movilizaciones de fuerzas laborales y organizaciones de izquierda, donde el PTS (Partido de los Trabajadores Socialistas, organización hermana del PTR) tuvo un importante protagonismo en la jornada de protesta.
Piñera llega al gobierno en un continente que gira a derecha, pero que deberá enfrentar la resistencia de los trabajadores ante la ofensiva de los gobiernos gerenciales. |