Fotografía:Reuter
A pocos días del fin de 2017, Donald Trump estaría muy cerca de lograr la aprobación de la mayor reforma tributaria de los último 30 años. Este martes la Cámara de Representantes de Estados Unidos, recinto con dominancia republicana, aprobó este proyecto y lo envió al Senado.
El proyecto fue aprobado en la Cámara baja con 227 votos a favor y 203 negativos; superando la oposición de los demócratas y de 12 republicanos. Se espera que la medida sea avalada en el Senado, donde los republicanos también tienen mayoría. Se trata de un proyecto con algunas modificaciones respecto del original, que aún así no a logrado dar por tierra el Plan de Salud conocido como Obamacare.
Si se confirma la aprobación de ambas cámaras, en el día de hoy Trump y su equipo económico, entre ellos los ex Golman Sachs, Steve Mnuchin (Secretario del Tesoro) y Gary Cohn (director del Consejo Económico de la Casa Blanca), quienes diseñaron el paquete fiscal, podrían sumar una importante victoria económica y parlamentaria, que pretenden canalizar positivamente en votos de cara a las legislativas de 2018.
La polémica reforma fiscal diseñada para favorecer al gran capital fue presentada a la sociedad meses atrás siendo muy criticada por el desfinanciamiento que provocaría la reducción de impuestos a las empresas y a los más ricos, sumado al impacto negativo sobre la amplia capa de la clase media norteamericana.
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En aquel momento el Centro de Política Tributaria no partidista estimó en más de 2 billones de dólares en 10 años, la pérdida generada por la aplicación de estas medidas impositivas. Esta ampliación del déficit fiscal fue una de las principales trabas para su aprobación. Para los demócratas el proyecto profundizará la brecha de ingresos entre los ricos y los pobres en el país.
El economista Michael Roberts sostuvo en un que: “La "reforma" tributaria de Trump es un nuevo intento de poner en marcha una economía mediante ayuda financiera a las corporaciones y los ricos (como Trump) a expensas del resto de nosotros, con la vana esperanza de que el sector capitalista invierta más. Pero es una esperanza en vano. La inversión empresarial está cayendo en Estados Unidos.”
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De confirmarse la aprobación de la reforma fiscal de la administración Trump, se consolidará una nueva avanzada en la transferencia de recursos desde los trabajadores hacia el gran capital concentrado.
El mismo Donald Trump sería beneficiado con las medidas, según una estimación realizada por el New York Times, se calcula que el ahorro del presidente podría ser de más de 50 millones de dólares sobre su declaración de los bienes económicos (de acuerdo con los datos de su última declaración jurada de 2005). A eso se le debería sumar los 1.200 millones de dólares que podría evitar pagar el presidente y la Organización Trump por los impuestos sobre sus propiedades, valoradas en 3.000 millones, estimó el NYT.
El primer año del mandato de Trump ha marcado claramente que sus intenciones nada tienen que ver con los intereses de los trabajadores del rust belt, ni de los más vulnerables, sino todo lo contrario. |