Mauricio Macri grabó un mensaje de voz apenas comenzado el 2018, mientras brindaba junto a los suyos mirando el cielo de Villa La Angostura (Neuquén). Poco después lo difundió en su cuenta oficial de Facebook. El motivo central fue brindar sus ya habituales palabras de energía positiva y buena onda, aprovechando la entrada al nuevo año.
Siempre en su tónica espiritualista y autoayudadesca, Macri reflexionó sobre el año que se fue y sobre el porvenir del que comienza. Acá la transcripción completa.
“¡Feliz año! Acá, desde el sur de la Argentina donde vine a cargar energías para que sigamos trabajando juntos, para que sigamos en esta épica de construir la Argentina que soñamos.
Pensé mucho estos días en lo que vivimos en estos últimos meses, en este último año. Siento que fue positivo, que echamos bases para seguir creciendo.
En el 2018 vamos a volver a crecer sobre bases sólidas. Porque lo más sólido que tenemos es que nos hemos ido conociendo, que nos decimos la verdad, que lo hacemos juntos, poniendo cada uno su granito de arena.
Porque esto es entre todos, ¿no? No es uno solo. Dando lo mejor de sí cada uno y sintiéndonos felices de ser protagonistas, felices de construir entre todos, de cambiar la historia, de ser los que realmente cambiamos la Argentina para siempre. Haciendo obras, transformaciones, cambios. Sin miedo, porque cambiar es crecer.
Así que vayamos juntos por un gran 2018 para seguir creciendo juntos. Un abrazo muy grande”.
Evidentemente el mensaje de Macri estaba destinado al empresariado (nacional y extranjero), a los ladrones de guante blanco, a las fuerzas represivas del Estado y a los sectores sociales consustanciados con su proyecto de país en el que el beneficio es para una minoría en detrimento de las mayorías.
Afuera de sus pensamientos (y de su brindis) quedaron los millones de trabajadoras y trabajadores empobrecidos por sus políticas de ajuste, de jubiladas y jubilados víctimas de la reforma previsional, los niños y las niñas beneficiarias de la AUH, los pueblos originarios perseguidos y masacrados de sur a norte, las miles de mujeres víctimas de la violencia machista y las redes de trata y un sinnúmero de personas para las que el 2017 no fue una fiesta.
El Presidente amenaza con su copa levantada que el 2018 seguirá promoviendo sus transformaciones y cambios. Habrá que prepararse para enfrentarlo en las calles y en cada rincón del país. |