“Eres como eres” de Melania G. Mazzuco es un libro a la vez tierno y vigoroso, lleno de poesía y dolor, ironía y brío, donde la autora nos habla con delicadeza pero sin remilgos ni tapujos de la difícil infancia y adolescencia de una niña valiente y arrojada en un mundo cobarde, que no oculta que ha crecido de la mano de dos hombres y se enfrenta a las presiones sociales, familiares, escolares, la homofobia y ese sutil racismo que ya aparece en algunos libros de nuestro recientemente fallecido Chirbes, donde los extranjeros empiezan a ser vistos como un peligro, o un objeto de burla, una “raza”, una otredad.
Algo que se reproduce en las grandes capitales europeas, blandiendo su decadencia y su indecencia, convirtiendo a jóvenes en paro y mendigos en un mal a erradicar, estigmatizando doblemente a las minorías para exculpar la codicia en el poder y los que lo detentan.
Italia en cuestión de derechos LGTB arrastra, hablando siempre en general, una honda y virulenta herencia machista. “Eres como eres” no solo demuestra la gran destreza de la autora para penetrar en una relación amorosa y erótica entre dos hombres sino que lanza una mirada poco complaciente a los núcleos familiares o clanes ostentosamente heteronormativos al tiempo que trata de pasada temas como la soledad en el ámbito escolar, la maternidad subrogada o el paro juvenil en la maltrecha pero todavía arrogante Europa de nuestros días donde se esconden las formas más refinadas de sexismo, racismo, homofobia y capacitismo.
“Eres como eres” con Giose y su hija Eva buscando un lugar en el mundo lejos de arraigados prejuicios a la vez que intentando reconciliarse con el pasado, superar el duelo por el amor perdido y encarar el futuro sin temores y lejos de las anteojeras de su “familia política”, es una de las novelas más sensibles, enriquecedoras, lúcidas y emocionantes publicadas recientemente en el continente europeo. Un continente que, como los protagonistas del libro, parece perdido a la búsqueda incierta de algo mejor, más seguro y, sobre todo, más honesto y menos falaz que su presente cercado por su propia incapacidad de afrontar un futuro lleno de incertidumbre. |