El oficialismo cerró el 2017 con un brutal ataque a los jubilados y beneficiarios de la AUH, que cuenta con el repudio de gran parte de la sociedad. La medida no hubiera pasado sin el aval del peronismo, el blindaje mediático y la violencia policial que se vivió afuera del Congreso. Ahora, el gobierno arranca un nuevo año con regalos a las patronales sojeras, despidos en el Estado, un tarifazo y las tratativas de una reforma laboral que afectaría a millones de trabajadores.
Tanto ajuste y represión parecen haber agotado a Mauricio Macri, quien decidió tomarse vacaciones hasta el 7 de enero. De esta forma, completaría casi tres meses de licencia en sólo dos años.
El mandatario se aloja junto a su familia en el Country Club Cumelén, un barrio cerrado de Villa La Angostura, que cuenta con un campo de golf de 9 hoyos, muelle propio, cancha de tenis y más de 30 hectáreas de bosques. No casualmente es el favorito de la reina Máxima de Holanda.
“El presidente Mauricio Macri tomó el té y comió torta galesa”, tituló Clarín. El descanso –recurrente en él- fue interrumpido solamente por unas horas debido a una visita al parque eólico en Rawson. “No queremos seguir tomando deuda” aseveró allí uno de los líderes con mayor política de endeudamiento de la historia.
“Soy un servidor público y como tal necesito unos días de descanso por año” decía Macri en una entrevista a Jorge Rial durante 2013, en calidad de jefe de Gobierno porteño. A diferencia de sus promesas de campaña, el presidente honró sus palabras contra viento y marea. De hecho, ostenta un record: 277 ausencias en sus días como diputado y 261 días de vacaciones como jefe de Gobierno, a lo que se suman sus asuetos presidenciales.
Macri habla de “terminar con los ausentismos” y el “valor del trabajo”, mientras despide, recorta y “toma té” en el sur (como diría uno de sus diarios favoritos). Para él, despidos, ajuste y pachorra van de la mano. |