En la primera negociación iniciada el martes 13 de enero entre la patronal y el sindicato, la empresa Volkswagen mantuvo en forma intransigente los 800 despidos. Volkswagen mantiene el chantaje utilizando los stocks que acumularon.
La empresa sostiene que necesita despedir a 800 trabajadores y aún más. Quiere garantizar que el gobierno de Dilma Rousseff siga con la política de exención de impuestos para las empresas montadoras, además de preservar el lay off, (suspensiones/reducción de jornada), ya que bajo esta modalidad los trabajadores ganan menos y el gobierno es el que paga la mitad del salario. Esto representa claramente un enorme beneficio para la empresa.
Además, cuando el trabajador es despedido no tiene derecho al seguro de desempleo, ya que el presupuesto destinado a ese seguro fue utilizado para pagar la mitad del salario del trabajador bajo la modalidad de lay off.
Lo interesante es ver que los reclamos presentados por el sindicato al Gobierno federal contemplan los mismos intereses que la patronal de Volkswagen. El sindicato también plantea la continuidad de la exención de impuestos a cambio de la preservación de empleos. Sostienen como demanda prioritaria el Programa de Protección al Empleo, que podría ser viable si no fuese parte del proyecto de mantener las ganancias millonarias de esas multinacionales, además de alimentar la ilusión en que el gobierno puede solucionar la crisis sin afectar los intereses de las grandes patronales. Si las montadoras amenazan despedir, deben abrir sus libros de contabilidad inmediatamente y mostrar los beneficios exorbitantes acumulados durante los últimos años.
Los intereses de los trabajadores no son los mismos que los de las patronales. Los trabajadores deben organizarse en forma independiente de la burocracia y de la patronal para garantizar el triunfo de la huelga, sabiendo que la burocracia puede cerrar cualquier negociación para volver al trabajo, incluso sostener el mismo acuerdo del año pasado, que fue rechazado por los trabajadores, que preveía el despido de 2100 obreros a través del Plan de Retiros Voluntarios (PDV).
La huelga de Volkswagen marca el inicio de 2015. Sus resultados servirán para el conjunto de los trabajadores brasileros que tendrán que organizarse para combatir los ataques del gobierno de Dilma. Retomar los métodos de lucha de la mejor tradición del movimiento obrero es fundamental para enfrentar los despidos y para que los trabajadores vean que es necesario luchar y es posible vencer. |