Se trata de una reunión con el Presidente de Cuba y sucesor constitucional del fallecido Fidel Castro, Raúl Castro; reunión llevada con el propósito de aumentar las ganancias de ambos países a través de acuerdos económicos y comerciales bilaterales.
En el contexto de dicha reunión, se llevó a cabo el "Seminario perspectivas del comercio e inversiones: Chile-Cuba". Además de mantenerse el acuerdo Cooperación Chile-Cuba 2015-2018, el cual contempla elementos de seguridad alimentaria; intercambio institucional en materias económicas y comerciales; la realización de talleres sobre sismología y becas para formación de capital humano.
Dicha visita no estuvo exenta de críticas por parte de la derecha. En palabras del UDI, Javier Hernández: “La pregunta de fondo es, ¿qué gana nuestro país con esta visita a Cuba? La respuesta es evidente, absolutamente nada. A mi parecer Bachelet se está dando un gustito personal de rendir en cierto sentido un homenaje a sus líderes intelectuales como serían los Castro y el Che Guevara”.
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Sin embargo, el ministro de Economía, Jorge Rodríguez Grossi, afirmó: "Creo que los viajes que hacen autoridades, en este caso la Presidenta, y buscando que empresarios chilenos hagan negocios con otros empresarios del mundo, siempre es importante y valioso". Evidenciando la verdadera razón de dicha reunión.
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Hoy en día Cuba presenta una orientación gradual aberturista y pro-mercado, línea desarrollada a partir del año 2008 de la mano de Raúl Castro, quien forma parte de la burocracia que gobierna la isla posterior a la burocratización del proceso revolucionario que se llevó adelante, después de los tres primeros años de la revolución.
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