El primer año de Mario Aguilar al frente del Colegio de Profesores se caracterizó principalmente por el inmovilismo y, como correctamente se planteó en variadas palabras de la Asamblea Nacional del magisterio, porque los profesores, a pesar de ser unos de los gremios más grandes del país y trabajar en uno de los pilares más cuestionados de todo el régimen, que es la educación, no fueron un actor políticamente relevante, a pesar de tener la fuerza para serlo.
Dos hechos importantes para la organización docente constituyen el precedente de fortaleza, ambos durante el actual gobierno de la Nueva Mayoría que fue elegida por sus promesas de reformas al régimen actual. Por un lado, la rebelión de las bases, que sirvió de antesala al cuestionamiento más profundo a las reformas y escapó a la conduccion del Gobierno en la figura de Gajardo, y por otro lado, el paro de 2 meses contra la Carrera Docente, uno de los proyectos de ley pilar de la reforma educativa, donde más del 90% del profesorado lo rechazó e hizo valer ese rechazo en la calle e incluso cercando el propio parlamento obligando a realizar otra sesión a puertas cerradas para aprobarlo.
Este año, incluso frente al proyecto de Nueva Educación Pública que también contó con más del 90%, el magisterio no pudo transformarse en un actor relevante ni ser una oposición consecuente. Y esta vez, no se puede culpabilizar a la Nueva Mayoría pues ellos no tuvieron la conduccion.
La asamblea de hoy estuvo plagada de denuncias respecto de la situación y la precariedad del trabajo docente, pasando por el agobio, el incertidumbre (Ley NEP y Carrera Docente) con énfasis en la inestabilidad laboral; en ese contexto había un ánimo de diseñar un plan de acción para el 2018 tomando mucho en cuenta que tendremos que enfrentar un gobierno de derecha, para lo cual se planteó la necesidad de la unidad del profesorado. Se expresaron variadas discusiones en torno a ser Oposición al gobierno de Piñera, pero nuevamente se frenaron acuerdos más concretos y desarrollados que permitieran ser una oposición en los hechos y no solamente una consigna, quedando en una ambigüedad esta temática.
Luego al llegar al momento de las resoluciones, hubo puntos de convergencia en cuanto a los temas a tratar pero no en cuanto a cuál es su forma de enfrentarlos ni con qué política.
En el acuerdo de instalar una mesa de negociación, hubo mociones de agregar puntos prioritarios específicos, sobre los cuales el presidente, Mario Aguilar, se negó a que quedaran establecidos explícitamente, como es el caso de la inestabilidad laboral que fue ampliamente presentado. Hasta el momento sólo se están limitando a anunciar que en marzo darán una pelea para que los municipios respeten la legalidad, de 80/20 de proporcion de trabajo de planta y contrata, sin tomar en cuenta la moción de terminar la figura del profesor a contrata, junto con levantar una lucha por el paso a planta de todo el profesorado en forma inmediata tras el primer contrato. No quiso que fuera la asamblea quien definiera y precisara en el momento los puntos prioritarios de un pliego de demandas. Algo similar ocurrió en cuanto a la resolución sobre el plan de lucha, no se registraron las mociones dadas, dejando todo en un mandato al directorio nacional, que será el único encargado de definirlo.
También hubo mucho ánimo de unidad con todos los trabajadores de la educación para enfrentar un nuevo gobierno de derecha, pero nuevamente Mario Aguilar no tomó en cuenta las mociones de que el Colegio de Profesores se pusiera a la cabeza de levantar una Confederación o Frente de Trabajadores de la Educación, que se planteó como una iniciativa para asestar un primer golpe al gobierno de Piñera desde el movimiento obrero; en tal caso Aguilar argumentó en contra y se negó a las reiteradas propuestas de que se llevara a votación.
Segun nos cuenta María Isabel Martínez, dirigente del comunal de Lo Espejo: "Nos queda un amargo sabor de constatar que la conducción de Aguilar no marca una gran diferencia respecto de la anterior dirección del Gajardismo; incluso, hubo reiterados episodios de autoritarismo en su actuar al momento de definir las resoluciones, ya que no hubieron votaciones sino un consenso tácito".
En la misma línea, Patricia Romo, presidenta comunal de Antofagasta nos argumenta: "Inclusive levanté la iniciativa de pasar una hoja para hacer un catastro de los despidos en cada comuna y formar una red de solidaridad, el línea del Presidente fue de oposición. acusándome de estar fuera de la institucionalidad del Colegio de Profesores, apoyándose en aplausos acalladores del Aguilarismo".
A las puertas de un nuevo gobierno de Piñera, el aguilarismo no muestra señales de estar a la altura de las circunstancias. Nuevamente se colocan las disputas entre las distintas alas de la burocracia por sobre la necesidad de enfrentar en un mejor pie a la derecha. Y los grandes postergados son los colegas de base. |