Durante el 2017, se perdieron 500 puestos de trabajo en la industria química y petroquímica. Ahora, amenazan con modificar el convenio colectivo de trabajo. Este miércoles llegarían 100 telegramas a los trabajadores de Bunge, mientras que en la plástica Bopp, 60 perderían su puesto de trabajo a fin de mes. |
El anuncio de los despidos en Bunge, tiene como trasfondo el intento de la cámara empresarial (que nuclea a empresas que obtuvieron ganancias millonarias en el último periodo) de modificar el convenio colectivo de trabajo en la industria química y petroquímica.
A pocos días de aprobada la reforma jubilatoria, rechazada por el 70% de la población, los trabajadores químicos votaron en contra de este nuevo convenio: pretenden que los trabajadores sean polifuncionales, teniéndose que adaptar a todo tipo de tareas, incluyendo actividades obligatorias como “brigada de emergencia”, de manera gratuita. Incluye Capacitaciones obligatorias, fuera del horario laboral, sin goce de sueldo y sin cobertura de ART. Y quita de adicionales, generando la pérdida del 50 % del salario.
Por su parte, los trabajadores de Bopp expresaron “no nos interesan ni los arreglos, ni la indemnización, por más que nos asusten con que nos van a pagar la mitad, y en hasta ocho cuotas. Nosotros queremos mantener nuestra fuente de trabajo. Queremos trabajar. Si la compañía va a seguir produciendo, nosotros queremos seguir trabajando”.
Desde el Movimiento de Agrupaciones Clasistas, plantean que hay disposición a enfrentar los despidos y la necesidad de que el sindicato químico y la CGT Regional convoquen al paro y un plan de lucha, para no permitir ni un despido más. |