Foto: Diario UNO
El cacique radical de 64 años parece tener planes de aumentar su dieta de intendente al igual que realizo su par Marcelino iglesias intendente de Guaymallen. El empresario bodeguero y enólogo del departamento declaro “Para mí no es fundamental tener un buen sueldo sino que quiero que la gente que esté conmigo gane bien”. Actualmente el cacique departamental cobra una “dieta de hambre” de 35 mil pesos mensuales, a pesar de no importarle tener un buen sueldo ha pensado aumentar su dienta en un 100%.
Es evidente, hasta para el mas distraído de los lectores, la contradicción planteada por Ronco, donde no pretende ganar un buen sueldo pero decidió elevar su dieta a 70 mil pesos mensuales. Sin contar claramente los ingresos extra que percibe como bodeguero del departamento.
Continuando con la declaración del integrante de la “familia de cornejo”, como así se define, afirma “quiero que la gente que esté conmigo gane bien”. No hay duda de que los empleados del municipio deben tener un sueldo digno como cualquier trabajador del departamento. Ahora en la realidad esto es muy diferente. Los contratos precarios, el modelo de tercerización que da paso al trabajo en negro dentro del municipio están muy alejados de esta realidad. La gran mayoría de los trabajadores del departamento cuentan con salarios muy por debajo de la canasta básica familiar, la falta de infraestructura en los distritos, el poco dinamismo productivo y el anclaje de una economía sólo ligada a los bodegueros como Ronco, quienes han dejado al departamento casi detenido en el tiempo.
Es interesante pensar como el Intendente del departamento ignora el repudio que genera en los rivadaviense todos esos privilegios. En 2015 el consejo deliberante compro celulares de $12.000, para los “empobrecidos” concejales del departamento, que claramente no podían trabajar sin un celular de alta gama.
Que interesante sería que el cacique “Ronco” y sus amigos tuvieran un sueldo como el de sus empleados en la bodega. Talvez de esa forma vería lo difícil que es vivir con el salario de los que todos los días ponen a mover el departamento, los viñeteros que trabajan hasta que su salud no da más. Sino como el de las docentes que todos los días luchan para que los chicos de los barrios más humildes del departamento puedan aprender y olvidar por unas horas las condiciones de marginalidad en la que viven. O simplemente el salario de los trabajadores que preparan los cafés que consumen esos “que no le es fundamental tener un buen sueldo” pero quieren ganar 70 mil pesos mensuales. | 
