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A bordo del avión papal, el Papa Francisco denunció la “teoría de género”, que definió como una “colonización ideológica”, y la comparó con las doctrinas impuestas por el nazismo y el fascismo italiano.
Bergoglio dijo que “lo mismo hicieron los dictadores del siglo pasado, que introdujeron sus doctrinas y sólo hay que recordar los Barilla (jóvenes fascistas italianos) o las juventudes hitlerianas”.
Para la Iglesia católica “teoría de género” son todas aquellas ideas que cuestionan el lugar “natural” de la mujer como base de la familia, la heteronormatividad reproductiva, entre otras premisas tan caras a la institución, o aquellas políticas que impulsan el control de la natalidad y el uso de métodos anticonceptivos.
Bergoglio dijo que muchos obispos se habían quejado en el Sínodo de la familia de octubre pasado sobre las influencias de la “teoría de género” y la criticaban como ideología “colonizadora”.
Declaró que “los pueblos no tienen que perder su libertad. Cada pueblo tiene su cultura y su historia, pero luego los imperios colonizadores vienen con sus condiciones impuestas e intentar hacer perder al pueblo su identidad”. Declaración extraña, o mejor dicho hipócrita, en boca del jefe de la institución que encabezó matanzas masivas en nombre de la fe católica alrededor del mundo, evangelizó compulsivamente a pueblos enteros y persiguió durante siglos a quienes no comulgaban con sus ideas.
Para ilustrar su “denuncia”, Francisco contó que en 1995 una ministra de educación en Argentina había solicitado fondos para construir escuelas en barrios pobres, y que la persona que donó el dinero había puesto como condición que en la escuela se utilizara un libro para niños y niñas, un libro “bien preparado didácticamente, pero donde se enseñaba la teoría del género”, dijo.
También habló sobre la preocupación de varios funcionarios de la Iglesia, que se quejaron de supuestas presiones de organizaciones internacionales, que prometían a los Estados ayudas a cambio de modificar legislaciones en materia de homosexualidad, por ejemplo.
Curiosa denuncia cuando la Iglesia católica es una de las principales “organizaciones internacionales” que presionan a los Estados para cambiar, implementar u obstaculizar leyes nacionales y provinciales. Un ejemplo claro es la traba concreta que representa la Iglesia católica en varias provincias de Argentina para que no se implemente plenamente la Ley Nacional de Salud Reproductiva, que incluye el reparto gratuito de anticonceptivos, el Protocolo de Aborto No punible o la Ley de Educación Sexual Integral.
Asimismo, la Iglesia católica es una de las “ONG” internacionales con mayor apoyo estatal, sostenida económicamente mediante fondos públicos, como sucede en Argentina donde el Estado financia la institución y subsidia las escuelas católicas. Al mismo tiempo, la Iglesia católica se inmiscuye cotidianamente en la vida pública del país.
Lo hizo alentando los prejuicios reaccionarios contra la comunidad LGTB, reacción encabezada por el propio Bergoglio cuando se votó la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo en 2010, que según él ponía en juego “la identidad y la supervivencia de la familia: papá, mamá e hijos”, y la amenaza a varios diputados y diputadas de llenarles las provincias de marchas católicas si votaban a favor de la ley. Lo mismo sucede en la imposición de la Iglesia católica de clases de educación religiosa en las escuelas públicas como en la provincia de Salta.
El ejemplo más reciente de la “colonización” política de la Iglesia católica en Argentina se vio claramente en la votación del nuevo Código Civil, en la que el oficialismo accedió a las modificaciones dictadas desde el Vaticano, y se impuso su dogma sobre la persona desde la concepción, que es un nuevo obstáculo en la lucha de las mujeres por el derecho al aborto. |