El pasado viernes en la sala denominada “En busca de la belleza” de la galería de arte de Manchester, una pared quedó “desnuda” precisamente con el objetivo de cuestionar la desnudez femenina que exponía la pintura retirada. Se trata del cuadro “Hylas y las ninfas”, en el que John William Waterhouse ha pintado unas ninfas desnudas y púberes que “tientan a un joven apuesto a su perdición”, según informa el diario The Guardian.
La coordinadora de la galería de arte contemporáneo, Clare Gannaway, explica que la retirada del cuadro lejos está de la censura, sino que tiene como finalidad el llamado al debate en esta disciplina artística. “No se trataba de negar la existencia de obras de arte particulares. Queremos crear un espacio de conversación sobre cómo exponer e interpretar las obras de arte en Manchester” aseguró Gannaway.
El despojo de esta pared forma parte de una obra experimental de otra artista. Se ha grabado la retirada del cuadro de Waterhouse y las reacciones del público para la exposición de la artista Sonya Boyce. A su vez, las postales de dicha pintura han sido removidas de la tienda de ventas de la Galería.
La pintura fue reemplazada por un aviso explicando que se había dejado un espacio temporal para entablar el diálogo sobre el modo de exponer y percibir la colección artística pública de Manchester. Los miembros del público han pegado notas alrededor del aviso haciendo visible su posición. La respuesta hasta ahora ha sido mixta: Están quienes sostienen que este accionar sienta un precedente peligroso, mientras que otros lo han considerado “políticamente correcto".
La obra se exponía con otras pinturas del siglo XIX donde domina el desnudo femenino, en un salón que enaltece “la búsqueda de la belleza”. Frente a esto, Gannaway afirmó que “se trataba de un mal título para aquel espacio”. En suma, señaló que la mujer solo se representaba como un sujeto pasivo y decorativo o como una femme fatale.
Por su parte, la coordinadora de la Galería relató, oportunamente que la decisión tomada frente a esta obra ha sido sustentada en parte por los debates en torno a “Time’s Up” y “#MeToo”.
Las representaciones de la mujer que ponderan, las más de las veces, estereotipos de belleza y de sumisión femeninos no pueden estar desligados de los fenómenos de abuso y violencia de género acontecidos en el seno de un sistema patriarcal que naturaliza la cosificación de la mujer. La visibilidad y la apertura al debate son los medios y el arte no puede mantenerse en silencio y complicidad. |