Grabador, ilustrador y caricaturista, Posada fue un genio de la gráfica que retrató la transición del siglo XIX al siglo XX.
Hubo críticos que lo calificaron como cronista gráfico genial que capturó “el silencio, la marginalidad, la tragedia, el dolor, la risa, la sorna, la miseria, el llanto, el placer, la vida, la muerte, el blanco, lo negro, el pecado, el amor, lo mexicano”.
Diego Rivera lo consideró el prototipo del artista de pueblo y llegó a autonombrarse su hijo artístico, como dejó plasmado en el mural Sueño de una tarde de domingo en la Alameda.
Ilustrador en periódicos y creación de la catrina
Realizó numerosos grabados para La Patria Ilustrada, Revista de México, El Ahuizote, Nuevo Siglo, Gil Blas y El hijo del Ahuizote, entre otras.
Desarrolló un gran talento en la ilustración de las “calaveras”, un género literario popular publicado en periódicos que consiste en versos con alusión a la muerte en los que se hace crítica satírica muchas veces de personalidades de la política y la cultura.
La catrina, su más famosa creación, es un grabado donde se burla de los indígenas enriquecidos durante el porfiriato que despreciaban sus orígenes y costumbres, y buscaban imitar modas llegadas desde Europa.
Con el paso del tiempo, su obra inspiró una iconografía que caracteriza al arte popular mexicano, que celebra en particular al Día de Muertos.
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