Hace un año las trabajadoras de Textil Neuquén recibían un brutal ataque por parte de la patronal. Entre gallos y medianoche los empresarios Huerta, con custodia policial incluida, vaciaban la fábrica de manera ilegal, llevándose la maquinaria, dejando un galpón vacío y 36 mujeres en la calle.
¿Cómo recuerdan hoy los primeros días del conflicto?
Natalia Hormazábal: Justamente en estos días de aniversario me puse a recordar esos primeros momentos. El 31 a la noche cuando vacían la fábrica acompañan en ese primer momento Raúl Godoy, los obreros de Zanon, compañeros estatales y docentes. A mí lo que me impactó mucho y me sigue sorprendiendo, es la naturalidad con la que los trabajadores y trabajadoras deciden cosas que en otros momentos pueden ser impensadas. Pensar en entrar a esa fábrica, tomarla y sostenerlo. Tomar inclusive decisiones tan drásticas que en otra situación sería increíble.
Ahora, en ese momento era lo que había que hacer. Me acuerdo que Godoy dijo "compañeras si ustedes quieren entrar las vamos a acompañar y vamos a estar ahí".
Yo venía de ser abogada desde el conflicto de Norma Brizuela, en 2012 que había generado divisiones entre las obreras y con algunas había quedado cierta distancia, desde aquel entonces.
Cuando las compañeras vieron la fábrica, no puedo explicar el golpe que fue. Mucha rabia, lágrimas de impotencia y muchos abrazos. Todos los que estábamos ahí rompimos en llanto, porque era realmente conmovedor ver esa fábrica vacía.
Siendo abogada de las compañeras había caminado durante años esa fábrica llena de ropa, de telas, de trabajadoras, con la línea de producción andando. Es maravilloso ver una fábrica por dentro y ver que lo convirtieron en un galpón desmantelado realmente fue muy fuerte.
Cuando estábamos ahí adentro viendo qué hacer, empezaron a entrar compañeros de las organizaciones. Se da espontáneamente una charla sobre permanecer en la fábrica, entre las compañeras y Raúl Godoy, que venía de la experiencia de Zanon. No hubo una sola compañera que dijera que no, que dudara o que tuviera miedo y pregunte por ejemplo qué pasaba si venia la policía y nos sacaba. No había nada más que perder.
Mariana Derni: La noche del 31 de enero, llegamos a las 23.30. Estaba todo oscuro, porque el consorcio del Parque Industrial había facilitado el corte de luz afuera de la fábrica. La primera en llegar fue Marina Catilao. Cuando llegué estaba sentada en el cordón, sola y mirando el piso. Levanta la vista y la vi quebrada, porque Marina sabía lo que estaba pasando. Empezamos a avisar al resto de las compañeras. Discutimos ahí mismo con los Huerta, que cuando van a ingresar una camioneta, aprovechamos y nos metimos para adentro y entramos con Marina y Raúl.
La madrugada del 31 para mí es importante porque apenas empiezan a llegar las compañeras con sus familias, dijeron "no nos vamos". A la una de la madrugada, se veían los distintos grupos de obreras. Me llaman de uno y cuando me acerco me dicen doctora nosotras le queríamos hacer una consulta ¿Es delito si nosotras ahora entramos a la fábrica?
Las compañeras toda esa madrugada masticaron esa duda y tomaron una decisión, en el portón de la fábrica, prendiendo por primera vez un fuego y montando una guardia. La patronal se escapó por atrás del predio.
A partir de ahí pudimos plantear la discusión legalidad vs legitimidad. Me acuerdo que lo primero que dijimos con Naty fue "miren compañeras es totalmente legítimo que ingresen a la fábrica".
Desde un primer momento, fue aprender que todo lo que se hacía, tenía que pensarse de manera organizada. Las obreras construyeron confianza en sus propias fuerzas y se dieron cuenta de que tenían que salir como un solo puño, y eso se llevó hasta el final. Creo que esto fue lo que permitió llegar hasta acá.
¿En textil Neuquén venían de procesos de organización previos?
Natalia: No es una pelea a la que se llega de cero ni se dio de un momento para otro. Hay mucha historia en esa fábrica. En el año 2012 dimos una dura pelea por la reincorporación de Norma Brizuela, que fue un despido absolutamente persecutorio.
Hubo compañeras que en esa huelga permanecieron ajenas al conflicto. Me acuerdo de compañeras que después de la toma, se arrepentían de no haber salido a luchar cuando despidieron a Norma. Todas las obreras vivieron esa experiencia, sea de manera activa o pasiva y eso quedó en sus registros.
Así llegamos al año pasado, con las obreras que llevaban muchos años de soportar el maltrato por parte de los patrones y ya no tenían nada que perder. Ahí arrancó esta historia sin pensar todo lo que iba a venir, aunque lo preveas, nunca sabes cómo va a transcurrir ni cómo va a terminar. La decisión que tomaron las compañeras ni siquiera se pensaba hasta donde llegaría, no sabíamos que iba a ser un año, que iba a ser una cooperativa, que cuando decíamos "La Máquina a la obrera" se abría una consigna que más que una consigna era un grito de pelea y eso se logró. Tiene una profundidad muy importante el hecho de poder recuperar tu elemento del trabajo, que hoy es difícil pensarlo como algo cotidiano, en el marco de tantos ataques a los trabajadores. Nada más ni nada menos que pelearle un medio de producción a la patronal y al gobierno, para poder seguir trabajando.
Mariana: Como decía Natalia, esta lucha no empezó de cero y las experiencias se siguen forjando, porque hoy las trabajadores son parte consciente de la historia de lucha que tiene el Parque Industrial de Neuquén.
Cuando empezó el conflicto de MAM, con las compañeras textiles salíamos de una de las últimas audiencias en las que se estaba cerrando el acuerdo. Los madereros estaban en los portones de BM haciendo una acción así que fuimos directo para allá.
Franco uno de los delegados, nos dijo: "Desde ese momento que vi que las obreras textiles venían a nuestra lucha, sentí mucha tranquilidad porque lo que yo intentaba explicarle a mis compañeros mucho tiempo antes, se me facilitó. Solo había que decir como hicieron las trabajadoras textiles, así hay que hacer".
Y también el ejemplo de Zanon en estas dos gestas, estuvo desde un principio. Los trabajadores de MAM tomaron como referencia la lucha textil, que a su vez las obreras se apoyaron en la experiencia de Zanon.
Natalia: Desde un punto de vista sindical, llegamos a la conformación de una cooperativa para defender hasta el final los puestos de trabajo. No era la primera salida, no era lo que queríamos. La primer consigna que levantamos era la de reapertura de la fábrica, con la patronal que estaba, con una nueva o que se haga cargo el Estado. El hecho de haber producido tanto tiempo para distintas dependencias estatales lo que marcaba, y sigue marcando es que hay una necesidad del trabajo que hacían las compañeras. Entonces tranquilamente podría ser una empresa que funcionara en las órbitas del Estado.
Ahora conformarnos en cooperativa fue una salida, la última que se encontró para seguir defendiendo los puestos de trabajo hasta el final. Eso iba de la mano de recuperar las maquinas que se habían robado los Huerta, y que las tuvieron escondidas durante muchos meses. Mostrando además la impunidad con la que levantan y cierran fábricas.
¿Cómo fue preparar la pelea política y legal contra una patronal que tenía lazos profundos con el gobierno provincial?
Mariana: Fue una pelea política, mucho más que desde lo legal. La empresa partió de la ilegalidad desde el primer momento. Tienen muchísimas leyes a su favor que las podrían haber usado y ni siquiera las tuvieron en cuenta porque sabían que gozaban con la impunidad que les otorgaba el gobierno. Aún hoy estos empresarios siguen presentándose a licitaciones con entes públicos, con las mismas razones sociales que utilizaron para vaciar Textil Neuquén. El vaciamiento fue de hecho, no de derecho.
Creo que una de las conclusiones más importantes es que la conciencia y la subjetividad de los trabajadores avanza, pega saltos. Ven en ejemplos concretos de lo que son capaces, incluso en la cotidianidad del trabajo y aún ante la situación extrema que le hacen vivir las patronales amparadas por el gobierno. El qué hay qué hacer, como organizarse y para donde ir es lo primero que salta ante tanta incertidumbre. Hubo una confianza que empezó a forjarse y que forma parte de historia de la clase obrera, y las trabajadoras la tomaron y la llevaron adelante.
Natalia: Creo que hay un registro colectivo de una historia del Parque Industrial que no empezó ese 31 de enero. El hito más grande tiene que ver con Zanon y con los ceramistas. Han habido hechos en el parque industrial después de Zanon que son parte del haber colectivo de los trabajadores, las peleas que se dieron por la reincorporación de María Inés Cabrera, las peleas durante diez años en la papelera Molarsa donde los compañeros marcaron un modo de organizarse, siguiendo la experiencia de Zanon, de organizarse en asamblea, con una comisión interna combativa, parando muchos ataques. Distintas peleas, que al momento en que los trabajadores y trabajadoras salen a luchar, surgen naturalmente lazos de solidaridad concreta.
Cuando firmamos el acuerdo de las textiles estábamos cerrando una primera etapa del conflicto. Hacía dos semanas los compañeros de MAM estaban solos en los portones de su fábrica, con un sindicato burocrático a la cabeza del conflicto. Definimos ir a acompañar a los madereros. Cuando bajan los ceramistas del colectivo a la altura de MAM, y vamos con las textiles a acompañarlos, creo que ese día cambio el conflicto de MAM.
Eso determinó que se rompiera el cerco que había impuesto la burocracia sindical para aislar a los compañeros.
Creo que parte de las conclusiones vamos a empezar a verlas ahora. Las compañeras con su lucha obtuvieron mucha cosas que hoy a los trabajadores se les está negando, tanto por la vía de los hechos como por la vía legal. El poder acceder a algo tan básico como es el pago de las indemnizaciones cuando te quedas en la calle, una vez que ya no obtuviste la reapertura y que seguís peleando por las fuentes de trabajo, que hoy parece impensable para la patronal de MAM y es algo básico. Las compañeras lograron peleando durante todos estos meses, inclusive compromisos impensados por un privado por parte del gobierno provincial como es el obtener un lugar donde instalarse, las maquinarias para que esa cooperativa pueda empezar a andar. Obviamente la pelea continúa, porque ahora hay que concretarlo. El mismo gobernador tuvo que referirse a este conflicto de la textil durante largo tiempo y firmó un decreto en el cual homologó todo el acuerdo, es una norma provincial que salió en diciembre donde el propio gobernador le da legalidad a todo lo acordado.
Mariana: El conflicto se dio en una situación política particular, demostró que las trabajadoras organizadas en unidad, golpeando con un solo puño contra sus enemigos comunes, pueden ser una fuerza arrolladora.
Hoy en lo concreto es un logro, pero creo que permite a muchos y muchas que las ven como un ejemplo, la confianza en la clase a la que pertenecen, que es la que mueve al mundo, y es ver en chiquito ese potencial. Que se puede cambiar todo de raíz, con esa misma fuerza.
El gobierno provincial está claramente alineado al gobierno nacional y eso se nota ahora en su política hacia Zanon, con MAM, con todos los conflictos que van surgiendo, pero también se nota que los trabajadores se van a plantar y que hay una resistencia.
Natalia: Gran parte de la fortaleza es que se ganaron a la comunidad, una lucha que tuvo un enorme apoyo popular y eso es difícil de conseguir, sobre todo en momentos en los cuales vemos que la clave de la salida es personal, o por lo menos lo que se quiere mostrar es que la salida es individual, y es parte de lo que atravesamos bajo el capitalismo
Cuando hay toda una vuelta a un intento de reeditar parte de los 90’s entonces me parece que eso es fundamental. Que la comunidad haya apoyado esta lucha. El apoyo fue algo que el gobierno no pudo esconder, y tuvo que atender este conflicto.
Pasaron casi cuatro meses hasta que empezamos a discutir una salida y el gobierno empezó a atender este conflicto. Hasta ese momento eran audiencias en la subsecretaria de trabajo, donde la empresa se presentaba a decir no tengo nada, no voy a hacer nada.
Después se abrió una instancia penal, con causas que se les habían iniciado a las compañeras por usurpación. En dos ocasiones obtuvimos que se archiven las actuaciones. La realidad no le permitió avanzar contra una lucha de 36 mujeres que tenían apoyo masivo de la comunidad, de las organizaciones de trabajadores, le impedían al gobierno avanzar en continuar las causas penales.
Hacía mucho tiempo no se veía en Neuquén, una lucha que se ganara tanta simpatía por parte de la gente.
Es difícil ganarse a la comunidad cuando vos tenes que plantear medidas duras como subirse a la ruta, cortar cuando había empezado a ponerse en práctica el protocolo antipiquetes del macrismo y sin embargo la gente las apoyó desde un primer momento.
¿Cuáles fueron para ustedes las claves de este conflicto?
Natalia: El hecho de ser mujeres trabajadoras precarizadas fue clave para que su lucha empatizara con tantos sectores que vieron en ellas que se puede pelear. Las mujeres con la convicción que tenían, y esa bronca hecha organización.
Me parece importante remarcar la experiencia de Zanon, la gesta que está viva, está presente. Los primeros en llegar fueron los compañeros ceramistas, no solo Raúl Godoy sino que es casi una gimnasia para ellos, cuando fue el desalojo de MAM los primeros en llegar también fueron los ceramistas.
Mariana: Se pudo confluir con la lucha docente y los trabajadores estatales. Estaban saliendo a la calle peleando sus paritarias pero a su vez viendo que por parte del gobierno nacional y provincial venían políticas de ajuste hacia la educación y la salud pública, así fue como en el marco de un paro provincial se hizo una marcha enorme que salió desde la puerta de la textil con docentes, estatales, juventud, y todas las organizaciones que acompañaban.
Esto es un aspecto estratégico porque sería muy distinta la situación hoy en MAM, o cualquier lucha, si efectivamente los sindicatos como ATEN, la CTA, la CGT, salieran a la calle unificando todas las luchas en curso.
En esta situación de ataques y ajuste, se vuelve vital la exigencia de unir las filas obreras, de coordinar las luchas y confluir en acciones comunes.
En este sentido el rol de las centrales sindicales viene siendo criminal, sacaron para el 22 una movilización sin paro. Le están dando una tregua al gobierno, que en este marco de recortes, ajustes y despidos, significa dividir a los trabajadores. Eso cambia la situación y el cómo dar la pelea.
Natalia: El hecho de que las obreras hayan pasado su aniversario en la ruta acompañando a los obreros de MAM, es parte de las conclusiones que sacamos. Es acá donde continúa nuestra pelea. Ganamos en organización pero sabiendo que todo lo que conseguimos fue con lucha, y que nuestro lugar es estar junto a los que luchan.
El sector textil es un sector superexplotado, históricamente. Son mujeres, generalmente inmigrantes, con condiciones de precariedad, sueldos bajísimos. Los patrones son siempre varones. Vos las mirabas a las compañeras y te dabas cuenta que incluso su cuerpo había sido moldeado en base a las necesidades de la producción, en esas condiciones y eso fue lo que más impactó para mí, mujeres mayores a dos o tres años de jubilarse, con una garra y vos las veías en la calle en primera línea, plantadisimas, te generaba un contraste que conmovía profundamente. La fuerza y la disposición a luchar de las compañeras, no había nada que perder, porque ya le habían regalado durante años y años su vida a los patrones. Pasaban los meses y era difícil continuarla pero ellas estaban convencidas de que no le iban a regalar tampoco todo lo que llevaban de lucha.
Mariana: A mi lo que me impactó fue la fortaleza de mujeres que sostienen sus hogares, que además de luchar seguían con las tareas domésticas que esta sociedad les impone. Imaginate que eso cambio a las familias. Porque se les dejó de exigir que cumplan ese rol, algo tan profundo, ellas se tuvieron que pelear también en ese terreno, porque para muchas al principio fue costoso. Sentían que estaban incumpliendo con algo que les atravesaba la vida, de ser mujer y ser quien carga con las tareas y el cuidado de los hijos.
Y el hecho de dar una batalla contra eso, con la propia familia, tiene un valor inmenso, ellas eran conscientes de que parte de su pelea era ahí, y la dieron. Compañeras que tenían que ganarse a su familia, que las apoyen y era conmovedor ver que iban con sus hijos a hacer guardias...
¿Cómo fue el proceso en el que las obreras, al calor de su lucha se identifican como parte de la clase trabajadora?
Natalia: Creo que la solidaridad de clase es algo que se aprende en los hechos, no existe un modo teórico de aprenderlo, es concreto. Y ellas aprendieron de la solidaridad de clase, mostrándola. Los distintos maquinazos con fines solidarios, eso fue clave en el conflicto. Desde coser sabanas para el hospital, o como cuando se quemó un merendero en uno de los barrios de Neuquén, las obreras cosieron y juntaron alimentos, espontáneamente. Y hablamos de mujeres que subsistían con los alimentos que les aportaban la comunidad para que su lucha no sea quebrada por hambre. Eso es una muestra concreta de cómo se aprende a pasos agigantados en una lucha y en el medio de su conflicto salían a dar una mano a la comunidad. De eso no hay retorno, cuando cruzas esa barrera que distancia a los trabajadores, a los más oprimidos de este sistema, me parece que sos parte de algo más profundo que está en la realidad de los trabajadores, que somos una misma clase y esta experiencia queda en el imaginario. Hoy hay un nuevo actor que son las obreras textiles.
¿Cómo fue ir recuperando métodos históricos de lucha de la clase obrera, como la asamblea, la unidad obrero-estudiantil y la necesidad de levantar el mayor frente único en apoyo a lucha?
Natalia: Creo que cuando hay lucha, se producen saltos en la conciencia.
Nosotras somos parte de un partido que cuando intervenimos en los conflictos lo hacemos para ganar y nuestro principal objetivo es aportar a la organización de la clase trabajadora, que sepan que solo pueden confiar en sus propias fuerzas, que pueden tomar el poder.
Cuando intervenimos, lo hacemos en ese marco. Hay un partido que se juega en ese conflicto, que pone su militancia al servicio de su triunfo. Los métodos no surgen de la nada y por eso los replicamos con absoluta confianza, porque están probados históricamente.
Mariana: Cuando las obreras cuentan la historia de la textil, en esa historia había un partido organizado. Eso es muy importante. Después en plena lucha se dan cuenta que peleamos por transformar este sistema de raíz, desde lo más profundo y que el sujeto de esa transformación es la clase trabajadora, y lo empiezan a ver en el horizonte.
Fue una pelea que demostró que las obreras estaban dispuestas a luchar, pero tiene que haber un plan, para ver cómo se puede llevar adelante, sin fuerza de las trabajadoras no hay nada, sin un plan tampoco. Combinar fuerza, combatividad y hacer una experiencia con las instituciones y el Estado.
Se le torció el brazo al gobierno y el gobierno hizo que la empresa tuviera que subordinar algunas cuestiones, que las arrancamos con lucha.
Es una pelea de esta lucha que las trabajadoras salieron del predio de textil Neuquén conociendo los juegos del gobierno, y que se referencian con su clase. Se ganó una conciencia, ellas dicen la pelea continua.
Los procesos son colectivos, hacer una experiencia. Hay peleas que se ganan y otras se pierden, de todas se sacan lecciones. Hay conciencia de que la pelea continua desde otro lugar, sabiendo que es difícil para las cooperativas obreras competir en los marcos de este sistema, donde las empresas son las que obtienen todos los beneficios.
Natalia: Yo creo que en el plano individual ninguna compañera es la misma, creo que vivir una experiencia tan fuerte donde tomaron el destino de sus vidas en sus manos. Saber que existe en cada una fuerza de mujeres trabajadoras, y que pueden desarrollarla como protagonistas del parque industrial en momentos donde hace falta ejemplos de resistencia.
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