Llevaba cinco meses y medio trabajando en COBRA, como técnico de Telefónica-Movistar. Pero como en la mayoría de los casos, en realidad ya era técnico de MOVISTAR desde hace dos años y medio porque antes trabajaba en una subcontrata de COTRONIC.
En esa subcontrata estuvo año y medio, sin que le dieran de alta, trabajando de 10h a 12h diarias. Una vez más nos encontramos que un trabajador despedido va a cobrar un finiquito por tan solo algunos meses, cuando su situación real es que ha trabajado para Telefónica durante dos años y medio. Además de la terrible injusticia del despido, ni siquiera le van a pagar el finiquito correspondiente que tendría que cobrar si esta estafa de la “subcontratación” no fuera estafa legal.
Pero vamos a la situación en COBRA. Al compañero lo contrataron diciéndole que ahora Telefónica obligaba a contratar directamente y a disminuir el número de autónomos, que como ya sabéis es uno de los acuerdos de fin de la huelga de 2015, precisamente para evitar situaciones como la que había vivido en la subcontrata de COTRONIC. Las condiciones le parecieron buenas, por fin en plantilla directa de contrata y con una jornada dentro de la legalidad, jornada flexible de 7h 45m empezando a partir de las 8h.
Sin embargo los problemas empezaron muy pronto. El primer día de trabajo no le proporcionaron herramientas. No le dieron ni móvil, ni destornilladores, ni PC, nada. Tuvo que luchar un mes para que le dieran el material. Se lo reclamaba a la empresa, pero a COBRA no le gustaban sus quejas y le decían que utilizase sus herramientas. Nos explica el compañero que cuando su móvil se rompió, le proporcionaron uno de empresa, sí pero al cabo de dos semanas.
También tuvo problemas con el horario. Aunque la empresa tiene acordado con los sindicatos un horario flexible, que empieza a partir de las 8h, al compañero le exigían que estuviese a las 7h para recoger el material. Esto le causaba un grave problema de conciliación familiar, ya que tiene la custodia compartida de su hija y, evidentemente, no podía dejarla sola en casa, tenía que llevarla a la escuela antes de empezar a trabajar.
Muchas veces le exigían que fuese a casa de clientes fuera de su jornada laboral, y en ocasiones tuvo que ceder ante las presiones de la empresa.
Son graves las presiones para que los trabajadores alargasen la jornada laboral, pero lo más escandaloso es que a final de mes tenían que firmar un documento donde ponía que solo habían trabajado las 7h 40m diarias, cosa que era falsa. El compañero nos cuenta que al principio firmaba, como muchos lo hacían, por miedo, pero que finalmente se plantó y le dijo a la empresa que no firmaría algo que hacía menos horas de las que trabajaba.
Por si fueran pocos los problemas para trabajar por la falta de material y las presiones de la empresa para que hiciera horas extras, el compañero sufrió un accidente laboral. Se cayó de la escalera a unos dos metros y medio. Nos cuenta el compañero que la escalera que le proporcionaron era muy vieja y hasta tenía carcoma. Al caerse, la escalera se partió. Lo llevaron a urgencias y la escalera desapareció sospechosamente.
Estuvo solo una semana de baja y tuvo que volver a trabajar porque la mutua consideraba que estaba bien para reincorporarse, a pesar de que seguía teniendo mucho dolor en un brazo y ni siquiera podía estirarlo. Hacía la rehabilitación que le habían prescrito y luego iba a trabajar.
Poco después, el compañero contrajo la gripe, que este año ha causado estragos (cabe decir que incluso se había vacunado para evitar bajas), y tuvo que estar en cama unos días, justo antes de coger vacaciones. El despido no se hizo esperar y la empresa lo escenificó de una manera totalmente rastrera.
Lo engañó diciendo que fuese a firmar las vacaciones, el mismo día que las empezaba. Lo tuvieron casi dos horas esperando y finalmente una persona que no había visto nunca le dijo que había llegado una carta para él, la carta de despido. En motivo de despido según la carta era que no había trabajo suficiente. Una desfachatez, ya que se estaban realizando entrevistas para contratar.
Hemos querido dar voz al compañero despedido porque su caso demuestra que las empresas siguen intentando imponer un clima de miedo al despido que les permite obligar a sus trabajadores a hacer horas extras, a trabajar en malas condiciones, sin herramientas o con herramientas que no cumplen la PRL.
Hemos conseguido unos acuerdos de fin de huelga, pero esos acuerdos no se van a respetar si en las empresas los trabajadores y trabajadoras no estamos organizados y exigimos su cumplimiento colectivamente. Si no lo hacemos, seguiremos teniendo que hacer frente de forma individual a las presiones de la empresa, a las amenazas, el miedo al despido.
El despido del compañero, ya está denunciado, pero lo que tenemos que hacer es impedir que se produzcan más despidos. Y eso solo podemos hacerlo luchando juntos.
*Nota publicada en www.teleafonica.blogspot.com |